BALTA, LOS CICLISTAS, LOS TOREROS Y LA RADIO
Los ciclistas somos como los toreros: sabemos cuándo y cómo salimos de casa pero no cuándo y cómo volveremos. Ello te hace amar apasionadamente
la vida y procuras estar satisfecho contigo mismo, necesitas saberte vivo y
activo… Cuando convives tan cerca del riesgo te das cuenta cabal de lo
importante que es sentirte bien, tanto física como síquicamente, te percatas de
lo efímeros que somos. Procuras que las miserias y las glorias humanas cotidianas
pasen a un segundo plano, aunque no siempre lo consigues porque también has de
defenderte de lo ingrato; al cabo, acabas valorando a duras penas lo que es realmente trascendental para encontrarte feliz y en paz.
El sábado 16 de noviembre no fui a Cadalso. A las
10:00h salí de Madrid en bici con dirección a Valdemorillo, amaneció una mañana
soleada y muy fría mientras el tráfico aumentaba veloz según avanzaba la
jornada. Arribo a casa a las 14:30h y consulto los mensajes del móvil. Me
encuentro con uno de mi primo Salva: “Balta se cayó de la bici por Valdemoro y se
ha roto la cadera.” Contacto con él mediante guasap y me confirma lo comunicado por Salva. Estaba ingresado en
el hospital de Valdemoro. El domingo 17 le trasladaron a Madrid -Hospital HM- y
el lunes le operaron para emplazarle un tornillo que fije la fractura que,
creo, se produjo entre la unión del fémur y la cadera. Todo, afortunadamente, salió
perfecto y ahora esperará la completa recuperación con las consiguientes molestias
que mediatizarán momentáneamente su vida habitual. El miércoles 20 da,
despacito, sus primeros pasos después del golpe. No tardará en percibir de
nuevo la cautivadora soledad de la carretera, apreciará esa felicidad que provoca
la fusión de su esfuerzo con el suave rodar de su bicicleta y el duro desnivel
del puerto: Son tres corazones gozosos unidos al unísono en uno solo.
Balta pedaleando por Cebreros.
Hemos pedaleado mucho juntos y hablamos bastante más.
Somos muy semejantes en la nostalgia, en los recuerdos, en el paso del tiempo, en
el amor a Cadalso y a lo nuestro, en el cine de Garci, en la música clásica, en
la Tauromaquia, en las huellas que han dejado y van dejando los seres queridos,
en la finitud de la existencia... Nos agrada sentir silenciosas las sensaciones
que nos transmiten las estaciones del año, las diferencias entre ellas que nos
descubren, al pasar por un lugar concreto, cómo brota la Naturaleza en
primavera y luego se adormece en otoño. Así vamos pasando poco a poco por la
vida, como enredando entre los pedales y el sudor, como subiendo una cuesta tocando
el violín. Deambulamos sin grandes pretensiones ni alharacas; sólo procuramos arrullar
esas pequeñeces que dan un imprescindible sentido romántico a nuestra supervivencia.
Ascenso al Puerto del Boquerón, Ávila
Amamos la amistad porque queremos el ciclismo que nos
une solidario, nos hace mejores personas y nos llena de comprensión. He tenido
dos accidentes graves con la bici y Balta siempre estuvo cerca. El primero
(doble fractura de pelvis, dolores terribles), fue él quien me recomendó unos
calmantes (“Droal”, no se me olvida) que
me aliviaron sobremanera, eran mucho más eficaces que los que me recetaron en
el hospital, así como inyectarme anticoagulantes en el vientre. Desde entonces
imagino lo terrible que tiene que ser vivir entre dolores y sin poder moverte.
Cuando retorné a la ruta lo hice el primer día en su compañía como prueba de mi
admiración y agradecimiento por sus desvelos. Somos, repito, parecidos a los
toreros, algo desconocido nos llama y nos coge de la mano para continuar. Hace
dieciocho meses volví a caerme y me rompí varias costillas que me provocaron
daños en el hígado. De nuevo, sus consejos y compañía aliviaron mi
convalecencia, regresé de nuevo al asfalto y a la meditación, puesto que la
mayoría de mis escrititos los medito sobre mi bici. Con miedo volví, cierto,
pero convencido de que había que seguir.
Miguel, hospitalizado tras una caída de bicicleta en mayo de 2018
Balta es un enamorado de la música clásica y dirige
un programa magnífico en Radio Cadalso (107.6 FM) que se emite todos los
sábados a las 19:00h, “Clásicos al
Atardecer”. Desde 2007 nos invita a soñar, nos culturiza, nos colma de
entusiasmo... La radio es un misterio
que te atrapa con la magia de la imaginación. Sólo él mantiene viva la llama de
la radio en Cadalso e impide, únicamente él, que la misma se apague triste y melancólica.
Predica calladamente la superación con el ejemplo de su dedicación a las frecuencias
a la vez que nos informa de nuestro pueblo. No espera nada. Ha llegado a esa
edad lúcida en la que las cosas se hacen por convencimiento, por un amor libre
y seductor, por esa satisfacción personal hacia lo que uno siente. Cada anochecer
de sábado, hablamos un rato de estas cosas con Carmen y Paloma acompañados de
unas cervezas en Casa Carabias;
Carmen lo hace con un vino y los cuatro lo hacemos con indisimulada satisfacción.
Balta durante uno de sus programas de "Clásicos al atardecer" en Radio Cadalso
He de agradecerle que a mitad de sus transmisiones lea
un escritito mío de esa forma conmovedora que me sobrecoge cada vez más. Jamás
podía imaginarme, hasta que le oí, que tamañas vulgaridades no lo parecieran
tanto surgiendo de su voz. Nunca le agradeceré suficiente ese descubrimiento. Hay
uno que desde 2007 lo repite cada Navidad, “Aquellas
Navidades”, durante los minutos que dura su lectura, gracias a su verbo, me
traslada a mi tiempo más feliz: la inolvidable infancia cadalseña y navideña. Este
es uno de esos gozos estéticos memorables que en nuestra ya larga vida nos han
sido dados. Sus ondas siembran tanto cariño, que te invitan a fantasear con un
mundo mejor.
En pleno ascenso de la cuesta de Tórtolas.
Al terminar el programa, Balta camina lento hacia el
pueblo que se adormece en otoño junto al fulgor de las chimeneas y a esa
armonía aledaña de las horas indecisas y lánguidas que acarician el atardecer.
Antes de llegar a su casa en la Plaza, ya lleva dibujada en su imaginación la
etapa ciclista del domingo. La ideó según escuchaba en su emisión radiofónica a
Luigi Boccherini; el cual, 250 años atrás, paseaba por el Palacio de Cadalso. Quizá
allí comenzase la composición de la preciosa partitura de La Música Nocturna de Madrid que abre todos los "Clásicos Sabatinos..." En el Parque
de Palacio: Luis María de Borbón, Ventura Rodriguez, Goya, Beethoven y todos los
cadalseños aguardan atentos el comienzo de “Los
Clásicos al Atardecer”. Un poco alejado, recostado bajo el pequeño paseo
de madera que en verano cubre la sombra
de una parra, se distingue la mirada añorante
y emocionada de Eddy Merckx dirigida a Balta. Nada de lo bello le es ajeno…
Miguel
MORENO GONZÁLEZ
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
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