Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

miércoles, 30 de septiembre de 2020

Cadalso me mola. Buenos Días CADALSO

 

Buenos Días CADALSO



Cadalso en herreriano me mola y no es una bola. Buenos días.

Cadalso siempre me reanima.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


martes, 29 de septiembre de 2020

Y yo me iré. Por Miguel Moreno

 "Una etapa larga se acaba. Empieza otra mucho más corta y espero que no muy dolorosa…



Mi agradecimiento y admiración a los buenos amigos y compañeros (de ambos sexos)  que he conocido a lo largo de los 40 años que he permanecido en este Ministerio de Exteriores.  Así mismo, a los proveedores y empresas con los que he tratado y que han hecho muchos y grandes favores y servicios para que el Ministerio luciera siempre bello e impoluto, dando la imagen idónea de edificio representativo de España ante los visitantes, tanto nacionales como internacionales.

Gracias a: Restauración de Alfombras Históricas: Pepa Garrido. Lámparas Históricas: Cleaner Lamp (Aurora, Pilar…). Relojes Antiguos: Relojería Manuel Olaya. Servicio de Transporte de Personal del Ministerio: Rubiocar (Octavio). Servicio de Furgonetas y Reparto de Documentación y Enseres: Alfredo Cabañas (Ana). Máquinas de Refrigerio: Nazábal. Tapicería y Factótum del Ministerio: Juan Rubio Jarillo. Toldos de los Edificios: Toldos Mar (Rafael Morell). Servicio de Vehículos Oficiales del PME (todos los conductores). Mantenimiento, Equipo de Servicios Generales, Seguridad Privada y Guardia Civil del Ministerio … Todos ellos han sido muy atentos conmigo y me han ayudado incondicionalmente haciendo gala de su gran profesionalidad.



Mención especial para los compañeros que me encontré cuando llegué (hoy todos jubilados), igualmente para los actuales y últimos y, por supuesto, a mis tres compañeros del Servicio de Reparto, pocos saben que si ellos faltan el Ministerio se paraliza y… ¡nunca faltaron!

Lo que tenemos y parte de lo que somos mi mujer, mis hijos y yo, se lo debemos a nuestro trabajo y a este Ministerio de Asuntos Exteriores que confió en nosotros y nos pagó puntualmente (no siempre bien…) Dos chavales éramos cuando llegamos a la Embajada de España en Argel (22 años  ella y 24 servidor), en plena crisis por el Ex Sahara Español, el gas y el terrorismo-independentista del MPAIAC, dirigido por Antonio Cubillo. Al cabo, estoy orgulloso de ser español nacido en Cadalso de los Vidrios (Madrid), y… cada vez me caen peor los políticos actuales (unos y otros, no puedo remediarlo) y el puto “Virus sin Corona”.

No he sido buena gente y he fallado más de lo normal. Pido disculpas y os reitero mi agradecimiento a todos por ser buenos conmigo a pesar de no siempre merecerlo. Sed fuertes y comprensivos, trabajar, culturizaros  y luchar por vuestros principios, por ser respetados y por vuestra dignidad. Un abrazo muy fuerte y sincero. Cuidaros y sed felices.

“Fue el parecer del médico que melancolías y desabrimientos le acababan. Rogó Don Quijote que le dejasen solo, porque quería dormir un poco. Tanto durmió que pensaron el Ama y la Sobrina que se había de quedar en el sueño…”

                                                                                                   Miguel Moreno González


Y YO ME IRÉ

 


     “…Y yo me iré. Y todas las mañanas seguirá sonando el campanario y los pájaros seguirán cantando…” Algo así decía desalentado Juan Ramón Jiménez ante lo irremediable de su partida. Bien, pues algunas mañanas, cuando cruzábamos en autobús el río Manzanares por el puente de La Arganzuela (mucho antes de existir los subterráneos de Madrid Río, cerca instalaban también la Verbena de San Isidro) coincidíamos con la salida del sol. Lo tengo grabado: Es en ese preciso instante cuando se oyen más pájaros cantar; aunque, bien escuchado, cuando más fuerte lo hacen es al acabar las tormentas vespertinas en Cadalso. Si pasáis silenciosos alguna tarde perfumada y tormentosa por mi pueblo lo comprobaréis. En realidad me estoy yendo de onda, quería deciros que durante esas mañanas los rayos del sol desgarraban la brisa matinal y se filtraban entre las nubes anaranjadas. Resaltaban el verde del ribazo y relucían sobre el agua perezosa de este aprendiz de río, mientras que las aves permanecían alineadas y meditabundas encima de las barandillas de los pasos elevados. Y aún antes de doblar la curva con dirección al Paseo de Yeserías, a la izquierda, esas ráfagas radiantes se colaban dentro del autobús por las ventanas invadiendo todo con una luminosidad cegadora. Comenzaba el día armónicamente, renacía la sensibilidad en el pequeño nido de mi pensamiento. Había que seguir cantando, como los pájaros, a la existencia…

 


No era mala cosa pasear en verano ensimismado bajo los soportales de la Plaza Mayor y recrearse con los edificios viejos de este entrañable Madrid que mostraba su cara más romántica. Me agradaba observar los lienzos de los pintores que exhibían en los soportales del Arco de Cuchilleros. A veces, incluso, tropezaba con mis paisanos que exhibían semblantes conmovedores, como si volvieran enamorados de sitios ignotos y maravillosos. En los mediodías me gustaba situarme en el centro de la plaza, bajo la estatua de Felipe III, para así recibir las alabanzas del sol madrileño y rememorar lo de antes, contemplar lo de ahora y pensar en lo de casi siempre: Que sigo siendo un niño retraído, soñador y afortunado. En Navidad disfrutaba confundiéndome con los pequeños colegiales cuando la alegría, la niebla y los puestos navideños nos conmovían. Un par de cafés en la cocina de Conservaduría y ya la mañana tomaba otro cariz más cómplice, un tono más amable, un matiz más comprensivo; al tiempo que la música clásica de Sinfo Radio se encargaba de suavizar asperezas y perfilar anhelos para la tarde. Tampoco estaba nada mal aspirar en primavera el aroma húmedo del jardín de Viana, pese a que en esa circunstancia -y sin saber la razón-, a uno se le fuese la mente al otoño, ya sabéis: las hojas, la nostalgia. Esas cosas…

 


      En los westerns de sentimientos de Garci: Saber mirar es saber amar con el alma llena de alegría. La mayoría de sus personajes lo conseguían porque se conocían de memoria el cielo y él sabía captarlo con la cámara que llevaba junto a su corazón. Yo miro a algunos de mis compañeros durante estos cuarenta años y con cada uno podría componer un guión bonito, inquietante y misterioso. Un guión lleno de vivencias amenas, sinfonías sentimentales y silencios sonoros. Dicho texto se encargaría de desgranar emotivamente la película humana que viví en común con cada uno de ellos. ¡Cuántas veces evoco esa cinta en mi memoria con final feliz y melancólico! Me sé hasta el título: “Una escapada a la emoción”, rodada en blanco y negro, con exteriores en una playa otoñal e interiores en una cabaña de montaña con lumbre. Así son mis cosas, ¿qué voy a hacer ya a estas edades cinematográficas, sino resignarme al desencanto, a la inseguridad y a un final ¿feliz? de película?

 


Puedo hablar muchas cosas buenas de todos los que habéis  convivido conmigo, pero no lo voy a hacer. Y es que pienso que si uno ha sido capaz de generar un afecto en alguien (algo que a veces se me antoja difícil de conseguir), ese cariño sabrá abrirse camino en los momentos más idóneos para repartir con su recuerdo alegría y melancolía, ¿para qué más…? Dejemos que las cosas del corazón discurran por sus vericuetos habituales de belleza, desolación y amor. Si de amor hablamos… algo he derrochado por estos rincones ministeriales, si bien también prodigué algún que otro rencor por estos lares, ¿por qué voy a engañarme si tanto lo primero como lo segundo lo llevamos consigo? Esto no me exime de pediros disculpas por mis inconveniencias. Quizá, como a Don Quijote, acontecimientos y sucesos tristes me hicieron ser descortés. La impresión que en momentos me quedó es que no supe querer bien y ello generó algunos desamores. No obstante, me cabe el consuelo que esos desamores me costaron carísimos. Si yo los provoqué yo los pagué íntimamente a un precio muy elevado; así pues, al menos en esos trances, se hizo algo de justicia.

 


Inicio ahora una inédita etapa fuera de este Ministerio. Las sensaciones serán distintas pero, al cabo, seguirán siendo emociones y también esta novedad tendrá su atractivo, ¿no os parece? Se tratará de armonizar este nuevo tiempo, que es lo único que tengo, hasta que se me acabe definitivamente. Disfrutaré recordando vuestras enseñanzas que jalonaron mi mundo y compusieron este sobrecogedor poema que, en ocasiones, me animó a extraer belleza de lo frágil. Fueron la esencia de los instantes pasados con vosotros y que devinieron eternos. Y es que, tarde o temprano, siempre acabo añorando al tiempo y a aquellos lugares en los que me supe querido y fui feliz.

                                        


Miguel Moreno González

lunes, 28 de septiembre de 2020

Mombeltrán y Navalperal de Tormes, camino de Cinco Lagunas. Gredos


Mombeltrán y Navalperal de Tormes



Mombeltrán es desde hace muchas décadas el pueblo de los desayunos camino de Gredos, siempre el bar Gredos nos recibe para tomar las primeras fuerzas ya sea para visitar el Circo de Gredos, El Torozo o la Garganta del Pinar y las Cinco Lagunas. Esta vez nuestro destino es las Cinco Lagunas, un lugar encantado del Macizo Central de Gredos al que se accede desde Navalperal de Tormes. Tanto Mombeltrán como Navalperal pertenecen a la provincia de Ávila pero nada tienen que ver ni por su fisonomía ni por su clima, ahora si, ambos están cargados de belleza y de recuerdos para mi desde hace muchos años. Mombeltrán se encuentra al sur de la cadena montañosa gredense y Navalmoral al Norte, por lo que es evidente que esta situación hace que cada una tenga vegetación muy diferente debido a las temperaturas tan distantes entre el norte y el sur. 


Reloj de la torre de la iglesia. Mombeltrán.


Fuente de Mombeltrán. 


Mombeltrán con unos 1000 habitantes de población forma parte de la comarca de Arenas de San Pedro y es la villa principal del conocido Barranco de las Cinco Villas, todas ellas en el Valle del Tiétar,  de ahí que se le denomine simplemente como la Villa de Mombeltrán, e incluso sólo como la Villa.  Navalperal por el contrario pertenece a la comarca de Barco de Ávila Piedrahita y se encuentra como su apellido ya nos dice en el Valle del Tormes., siendo su población de unos 90 habitantes. A la salida del pueblo y junto al mencionado río Tormes existe un parking donde dejar el coche y es el lugar de partida para acceder tanto a la Laguna Grande, perteneciente a su término, como a la laguna de Majalascoba y las Cinco Lagunas pertenecientes  a Zapardiel de la Ribera. A tan solo media hora del parking y junto a un chozo encontramos el cartel con la bifurcación, a  la laguna Grande a la izquierda y a Cinco Lagunas a la derecha. Estas rutas están siempre muy poco masificadas si las comparamos con las que parten de Hoyos del Espino, pero también hay que decir que son mucho más duras y largas. 


Río Tormes

Caballos pastando en los prados de Navalperal

Trucha común, las rayas  la identifican como joven, de mayor las pierden. 

Camino de Cinco Lagunas

Flor conocida como "Quitameriendas" 

Garganta del Pinar


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


domingo, 27 de septiembre de 2020

La Corredera siempre gusta. Buenos días Cadalso

 Buenos días Cadalso



La mires por donde la mires la Corredera siempre gusta.

Cadalso me reanima. Buenos días.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


sábado, 26 de septiembre de 2020

Momento paranormal en la Corredera. Buenos días Cadalso

Momento paranormal.... 

Cuando un lugar de la Corredera se convierte en misterioso.....pero sólo fue un estado paranormal. Buenos días Cadalso.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


jueves, 24 de septiembre de 2020

UN MUÑANERO NUEVO (NI FIESTAS, NI FERIA TAURINA CADALSO-20) Por Miguel Moreno

 

UN MUÑANERO NUEVO (NI FIESTAS, NI FERIA TAURINA CADALSO-20)



Avanzaba lento septiembre de 1965 sin lluvia. Aquel año fue el primero que montaron una plaza de toros portátil en Cadalso. El empresario fue el matador de toros retirado Emiliano de la Casa, “Morenito de Talavera”, de Talavera de la Reina (Toledo). Se hizo gestor taurino para darles la oportunidad de ser toreros a sus hijos: Pepe Luis y Gabriel de la Casa (Gabriel fue un buen torero. Le recuerdo lidiando en Madrid una impresionante corrida de Luciano Cobaleda con buena técnica).  Toda novedad genera expectación, y así sucedió en Cadalso con los festejos taurinos de aquel año. Los tres días hubo muy buenas entradas. El presidente de los tres festejos fue el Alcalde, a la sazón Isidoro Álvarez (muy dadivoso con los trofeos). Lo cierto es que fue una Feria de categoría y también debutaron en ella las novilladas con picadores. Han pasado 55 años y yo tengo fresca en la memoria, sobre todo, la ilusión que me provocaba ir a los toros con mis padres (casi siempre iban agarrados de la mano) y la posterior merienda de toda la familia en casa de mis abuelos paternos y por la noche… ¡Ale, todos a la verbena!



Fiestas de 2020: Ni verbena, ni gigantes y cabezudos en las vísperas, ni pólvora, ni bailes, ni procesión, ni feriantes, ni toros… Nada de nada en este año del “Virus sin Corona”. Por eso quiero recordar 1965, que sí que los hubo. Además, años después fui incondicional seguidor del maestro “Antoñete”, que toreó en aquellas Fiestas. Menos admirador fui de su compañero de aquella tarde, Victoriano Valencia, aunque fue un fino torero de dinastía. Es padre de Paloma Cuevas, ex mujer del torerazo Enrique Ponce. Mis padres, al acabar el festejo, se fueron agarrados de la mano hacia la casa de los abuelos a merendar, y más tarde marcharon cogidos al baile de La Alegría de la Huerta a bailar pasodobles, mientras yo correteaba con otros niños entre los aligustres de aquella pista circular. Me llamaron para irnos a casa a descansar y ellos siguieron aferrados mano con mano. Lo sé porque yo iba de la mano de mi madre. Mi hermano Nati se quedó en casa de mi abuela materna, en San Antón, por entonces era muy chico para trasnochar. Todo era muy distinto a como lo es hoy, eran otros tiempos. No había botellón, ni móviles, ni virus… Cariño, sí… De eso nunca faltaba en Cadalso.



Ya conté otro año que mi madre, cuando llega el 13 de septiembre, pone en su puerta un pequeño Altar con el Cristo de Cadalso. Este año en su nueva casa tiene menos espacio pero ella se apañó. Nunca la he visto entronizarlo. Imagino que sacará el cuadro con la imagen del Humillado (que inmortalizó el cadalseño  J. C. Frontelo) y lo colgará en la pared, luego situará debajo, clavado, el recipiente de cobre que protege las lamparillas que ella amorosamente enciende. Después meterá el ramo de flores grandes en un jarrón de cerámica y, por fin, introducirá un montón de pétalos en unas garrafas de cristal, de las que se fabricaban en nuestras antiguas fábricas de vidrio y así delimitará el pequeño espacio del conjunto. No olvida colocar unas piedras de granito de nuestras canteras, ésta pertenece a la variedad “Blanco Cristal”. Así lo hace para proteger el conjunto del airazo. Dará por finalizada su labor persignándose y rezando un padrenuestro por aquellos que ya no están con nosotros. “¿Hoy ofrece La Muñana a nuestro niño al Cristo?”, me preguntó. “Sí, a las 21:00h. Irá muy guapo con su camisita muñanera”, le respondí. “¡Cuánto hubiera disfrutado tu padre!”, añadió ella mirando al Cristo. Según abría la puerta musitó: “¡Qué airazo hace!” Este año, mama, el aire no hará vibrar las cadenetas ni las banderas de plástico. Tiemblan en Cadalso de forma sobrecogedora. Te sientas -por ejemplo- en La Corredera, frente al sol y, no me creeréis, pero a mí ese ruido me suena a música celestial. Cuando más se estremecían era a la salida de los toros. Este año no las han puesto y tampoco habrá toros… Aire, en cambio, siempre hace. ¡Qué raro es este pueblo! ¡Hasta las cadenetas vibran con arte!


Debido a las restricciones por el virus, La Peña Muñana sólo pudo ofrendar al Cristo de Cadalso a dos recién nacidos muñaneros la tarde del 13 de septiembre. La Directiva optó por un bisnieto de Juli “Chaparrona” y mi nieto, Moisés Sánchez Moreno. Para mí es un honor que se hayan acordado de él. Somos una familia íntegramente muñanera: Servidor fue miembro fundador de la misma y en ella conocí a Paloma en 1976; su madre e hija nuestra, Berta, fue Mis Muñana 2005; así como muñaneros son su padre Moisés, su tío Miguel, sus tíos-abuelos, su tía Sara también fue Mis Muñana… Por las venas de este niño, además de sangre roja, corre la sangre blanquiazul de La Muñana. Muchas gracias, repito, a la Directiva por haberse acordado de Moisés en este año en el que otros muchos muñaneros pequeños deberían haber estado. Tristemente no pudo ser por las especiales circunstancias que estamos viviendo. Richard Pickers nos obsequió con unas fotos impagables que ya siempre nos recordarán este feliz acontecimiento. Como nos lo recordarán las camisas de las Peñas de Cadalso sobre el Balcón Consistorial y los pañuelos y las banderas en el balcón de Pedro. Otros muchos balcones aparecían engalanados con imágenes y banderas españolas y cadalseñas.

Noche de Pólvora… Tomamos unas cervezas tranquilos en las terrazas de Cañardo (María Antonia sonreía feliz con semblante preocupado), en Mariano y en El Aldeano. Sentados Paloma y servidor en ésta última, vemos a las doce en punto iluminarse fugazmente el cielo y estallar unos cohetes hacia el norte. Fue un acto simbólico, una alegoría de los Fuegos que cada 13 de septiembre llenan de luz, sonido y exclamaciones nuestro pueblo. Nadie lo esperábamos, fue una sorpresa de las más bonitas y entrañables. Los niños salieron corriendo por La Corredera gritando alborozados: “¡¡¡Hay Pólvora. Hay Pólvora!!!” Su ingenuidad les hizo ver gigantes desprendiendo fuegos de colores donde sólo había una ficción. Al verlos tan felices se me hizo un nudo en la garganta. Yo igualmente me había ilusionado. Inmediatamente el lugar quedó sumido en un aura silenciosa, una penumbra majestuosa. Fue como un recuerdo emocionante que cobró vida por un instante… Al poco, sobre la una de la madrugada, el pueblo semejaba una de esas películas del Oeste. Quedó abandonado a su suerte entre sombras, silencio, ladridos y la desolación de lo que se anhela y nunca se tendrá. ¡Maldito e ingrato virus que cubre de tristeza lo que antes fue alegría desbordada! En compañía de Nuria y Miguel regresamos descorazonados a casa.


El Día del Cristo, como es habitual, pasamos a ver a mi madre. No estaba. La llamé: “Estoy con papa, en el cementerio. No hay nadie. Ahora voy para casa…” En la calle Del Cuerno me encuentro con Juan Magdaleno, amigo de la infancia, al que hacía casi medio siglo que no veía. No lo reconocí, él a mi sí. Recibí una gran alegría y rápido nos pusimos a recordar aquellos años en los que cándidamente creíamos que jamás nos haríamos viejos. Juanín era un chico atento, bueno y muy generoso. Sus juguetes eran de los demás y yo me consideraba un privilegiado porque él me dejaba jugar con ellos. Juanín me enseñó la grandeza de la generosidad. Recuerdo a su abuela, a sus padres, a su hermana… en la Calle Nueva, y hasta alguna malicia juvenil que vivimos en compañía de nuestro gran amigo común, José “Peque”.  “Te leo en El Zorro Corredero. Me gustó ese escritito que hablaba de pájaros en casa de tu vecina. Qué cosas tienes… ¿De dónde te viene ese escribir melancólico?” (Un Vencejo ejerce de Juez. Cosas de Pájaros). No nos pudimos dar un abrazo. Su caminar y su amabilidad siguen siendo imperecederas...

En Cañardo, para no perder la tradición, nos tomamos unas cervezas con gambas al ajillo. En Carabias hablamos con mi primo Salva y preguntamos a Ignacio por su padre, Pedro, hombre madridista que derrocha ingenio y buen humor. Allí pasamos un rato delicioso con Pablo “Mosca”, hijo. A su progenitor le admiro desde siempre, los niños jamás dejan de recordar a los hombres buenos. Su hijo nos habló con admiración de Rozas de Puerto Real, con inusitado cariño de su padre y con admiración de los animales, a los que su familia dedicó toda su vida. Nadie como él nos había hablado nunca de ello con un verbo castellano tan correcto y emotivo. Vivimos uno de esos instantes que te ayudan a ser humilde y a elogiar la grandeza de lo pequeño, del mundo animal y de la Naturaleza. Nos hizo una foto para enseñársela a su padre. “Se alegrará mucho cuando la vea y le cuente que estuve con vosotros… A ti no te olvidaré por tu bigote” Nos despidió con una caricia en su mirada. Supe entonces que así acaricia a sus animales…

Nos sentamos al sol en Moncho, Manhattan, Elena… en compañía de Moisés, Berta, mi hermano Justo, Mar, Justito… ¡Y qué cosas! Ninguno apartábamos la mirada del nuevo muñanero que descansaba con una placidez que invitaba a no dejar de mirarle. En López nos llamó Pepe Vigi e hicimos con él, su pareja y su hermana Mari un repaso a los momentos felices vividos. Pepe “Vigi” aprecia a nuestra familia, sobre todo a mi madre. Se le nota porque nunca lo oculta, y según lo dice sonríe sincero.


Mi prima hermana, Nieves, junto a su madre y mi tía, Feli, me dice en La Corderita que, dadas las circunstancias, me dé por besado y abrazado. Pili y Ana  corroboran su deseo. Nieves es una cadalseña y muñanera inasequible al desaliento. Llena de optimismo, entusiasmo y gracia. Muchísima gracia, como la tenía su padre, “Quinito”.  En la plaza, en Mariano, están mi tía Luisa y mis primos Jesús y Raquel, a todos ellos les brota Cadalso en los ojos en días como hoy. Me saludan Antonio Acuña y Fernando García. Antonio me susurra: “Aunque no haya toros ni Fiestas al uso, tú no dejes de hacer tu crónica anual. Los cadalseños vivimos nuestras Fiestas desde muy dentro, aunque por fuera no se note, ni se celebren…” 


El día más grande de Cadalso languidece, si bien tengo la impresión de que aún no llegó. Paloma y servidor vamos a reponer fuerzas a Nete. Nos sentamos uno frente al otro y hablamos largo y tendido. “Cienes” de años llevamos juntos sin aburrimos y seguimos teniendo cosas que contarnos. Paloma es una apasionada de los volcanes. Me narra entusiasmada los secretos, las aventuras, las sorpresas y los peligros que guarda la tierra en su interior… Según la escucho pienso en la mucha similitud que tienen los volcanes con nosotros, los seres humanos. Me dijo algo precioso agotando la penúltima cerveza: “El día que te conocí en La Muñana, supe que eras el hombre de mi vida…” Es muy fácil quererla…


Y como dicen los crupieres antiguos en los salones de juegos: ¡Rien ne va plus” (¡no va más!). Esperemos que el próximo año 2021 sea fructífero para dejar cuanto antes a 2020 en el olvido. Dejaremos un año en el olvido… Sin embargo, nunca hemos de olvidar las enseñanzas que nos ha traído y que se resumen en una sola: ¡¡¡Cambiemos a mejor!!! Volvamos a las razones del sentimiento que nunca nos traicionan… Durante  los silenciosos y solitarios días 15, 16, 17 y 18 de septiembre, Cadalso recordó, vuelto sobre sí mismo, a los que se fueron en silencio y en soledad. El 21 los niños cadalseños iban al colegio y llevaban mascarilla. Los vi tan pequeños que no pude evitar conmoverme... El profe les recomendaba que se taparan incluso la nariz y que guardaran la distancia. Uno, con expresión inquieta, le inquirió curioso: “¿Por qué tenemos que  hacer esto?” Y Cadalso se emocionó al escucharle…

                                                                       Miguel MORENO GONZÁLEZ

            



miércoles, 23 de septiembre de 2020

Buenos días Cadalso

                                          Buenos Días Cadalso


Buenos días a todos, espero que paséis un gran día y que la vida os sonría. Me gusta Cadalso y sus gentes, estar aquí me reanima

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


lunes, 21 de septiembre de 2020

Enamorado de la Casa de Tablas. Cadalso de los Vidrios

 La Garganta del Boquerón


La Garganta del Boquerón, también llamada Cordel del Boquerón o Casa de Tablas, es una pequeña garganta por la que discurre el arroyo del Boquerón, que se unirá finalmente al arroyo Tórtolas. Este lugar es uno de los más hermosos de Cadalso y fácil de recorrer, ya que toda la garganta es atravesada por una pista forestal de tierra. Lugar de paseo y de meriendas, con un pasado lleno de historias de resineros y pastores, donde el olor a jara, cantueso, romero y tomillo nos empapa de vida y naturaleza y donde aún hoy podemos ver el famoso pino Carretero, lugar donde se reunían los vaqueros y pastores que cruzaban este cordel con sus rebaños no hace muchos años. 

Ha sido esta primavera una de las más colorida en la Garganta, debido al obligado confinamiento de meses que hemos soportado y a las lluvias, pero mucho más al poco trasiego de gente por lo dicho anteriormente. En estos días de verano ya no es lo mismo y cada día multitud de personas pasean por esta pista forestal, aunque una cosa si estamos haciendo bien, es dejar los coches aparcados al principio. Pues bien, debido a lo ya mencionado creo que la fauna y flora se ha recuperado mucho y si la vegetación fue espectacular, también se ha podido ver, al menos yo he tenido esa suerte, aracnidos, insectos y reptiles que hacía años no merodeaban por esta zona, y para muestra estas fotos de un escorpión, en Cadalso alacrán, y de un precioso lagarto ocelado. Ojalá esto siga así por mucho tiempo y la Garganta del Boquerón vuelva a ser como en el pasado, pero no sé, no sé.










Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


Buenos días Cadalso con peligro de incendio


Peligro de incendio



Ya no se ven estas señales que durante años presidieron nuestros montes. Hoy casi todas han desaparecido, pero no el peligro de incendio que cada año arrasa en nuestro país miles de hectáreas. Hoy el "Buenos Días Cadalso" lo preside esta señal que a muchos nos trae recuerdos de otros tiempos, nos hace pensar en el peligro de los incendios y nos despierta el interés que todos debemos poner para que nuestros bosques estén libres de las llamas. En recuerdo de todos los forestales que hemos conocido, en especial a Leoncio Vadillo que el pasado 26 de agosto se cumplieron 19 años de su fallecimiento. Cadalso es maravilloso.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

domingo, 20 de septiembre de 2020

Desayuno con chuletas en Cadalso de los Vidrios

 

Desayuno con chuletas, Cadalso me reanima



Próximo el otoño y con el nublado día, nada mejor que leña de encina para que las llamas produzcan buenas ascuas en las que asar unas chuletas de cordero. Que el Covid traicionero, los políticos poco o nada preparados, y los intolerables, te amarguen el día. Desayuno con chuletas y vino de garnacha de Cadalso, y luego lo que salga. Buenos Días Cadalso, Sierra Oeste y España.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

 

sábado, 19 de septiembre de 2020

Cadalso esperando el otoño. Buenos días

Adiós verano, bienvenido otoño


En Cadalso el ambiente seguía en los pensamientos de cada uno, pero ya no había Novena del Cristo ni tampoco banderas, las fiestas, si es que de alguna manera las hubo, se habían terminado. El otoño comenzaba a instalarse con cielos oscuros y lluvias, todo ha cambiado, menos el Covid que sigue persiguiéndonos a cada momento y en cada rincón. Buenos días y feliz sábado, por decir algo.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

viernes, 18 de septiembre de 2020

Peñalara y el anciano pino seco. Camino del Palero.

 Desde el Camino del Palero. Sierra de Guadarrama.


Siempre contemplando el Peñalara, incluso ahora cuando ya no me queda savia. Camino del Palero. Guadarrama espectacular. Buenos días.


Zorro Corredero

Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


jueves, 17 de septiembre de 2020

SUEÑOS EN ALTA MAR, por Miguel Moreno


SUEÑOS EN ALTA MAR

 

“La vida es sueño y los sueños sueños son”, decía Calderón. Pero hay algunos sueños ingratos que indagan en nuestro más allá, en lo más íntimo de nosotros y nos desarman el alma y el corazón. Nos sorprenden como lo hace un amor que creíamos olvidado. Nos dejan en alta mar como se queda un náufrago de besos sobre su frágil balsa de cariño: abandonados en medio de la inmensidad del océano de nuestra vida. En nuestros sueños, la brusca agua del oleaje está mezclada con ternura. Y nos dominan. Y nos hacen ver lo que nunca poseeremos. Y nos acarician. Y nos besan susurrándonos al oído desgarradoras historias de amor. Y luego nos desdeñan retirándonos suavemente. Nos arrinconan junto a una pena indefinible y nos dejan aislados y encaramados, ya para siempre, sobre sus recuerdos.

 ¿Por qué nos tienen que pasar estas cosas ahora, cuando ya únicamente aspiramos, desde nuestro retiro lejano y distinto, a reconciliarnos con el tiempo y las personas? ¿Por qué a veces podemos amar tanto y tan intensamente vueltos de espaldas a los demás porque no acertamos a comunicarnos con ellos? ¿Por qué nuestro corazón ama sin cesar tantos misterios insondables? ¿Por qué todo eso nos ofrece plenitud y amargura en dosis equivalentes? ¿Qué es lo que tenemos dentro de nosotros que en ocasiones nos une hasta formar parte de las personas y de las criaturas más conmovedoras e inolvidables? ¿Es esto amor verdadero o un egoísmo nuevo y desconocido por nosotros? ¿De quién lo heredamos? ¿Quizá del espíritu indestructible de nuestros antepasados cadalseños? Y si es así: ¿Por qué se nos ha privado de su compañía? ¿O acaso eres tú, amigo lector del Zorro, esa persona fascinante y misteriosa que viene a resarcirnos de todos nuestros fracasos? ¿Existe alguien cercano a nosotros que nos lo pueda descifrar con humildad y cariño? ¿Eres tú ese compañero comprensivo y solidario que sabe analizar e interpretar la materia desconocida que compone nuestro corazón?

 Me temo que existe algo que al final se nos escapa, que nos supera y que nos muestra lo vulgar y lo sublime sin que podamos alcanzar a discernirlo. Un día nos angustia y al siguiente nos hace sentirnos inspirados por las musas entrañables y buenas y por aquellas estrellas bellas y deslumbrantes. Yo sé que, desgraciadamente, al final todo esto acabará con nosotros, que nadie descubrirá jamás, escondido entre los pliegues de nuestro aliento, aquello que nos maravilló, aquello que nos desconsoló durante las noches eternas de nuestros desamores, aquello que, en el fondo, nos hizo sentir y seguir cuando estábamos solos y desamparados en alta mar.

                                 

  Miguel MORENO GONZÁLEZ


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