Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

miércoles, 30 de mayo de 2018

Tórtolas y su embalse. Agua de Cadalso, fuente de vida.


Agua de Cadalso, fuente de vida



Es el despertar de Tórtolas, ese encantado espacio de nuestro corazón que se adhiere a nosotros desde hace siglos. Cada mañana el lugar cambia de color, de situación, y penetra en tus ojos y en los míos, y como si fuera un profundo sueño te abraza, te llega a besar y de una manera tonta te sientes enamorado. 
Es casi imposible no abandonarte al sentimiento de pasión, aunque sabes que es un amor imposible, entonces das media vuelta y caminas lentamente alejándote, no miras hacia atrás, la imagen te la llevas puesta, introducida en los más profundo del sentimiento cadalseño  que siempre te abraza.

Aquí también puedes encontrarte a ti mismo, sentir pasión, aventura y diversión y cada noche volver a soñar, aunque siempre es lo mismo, pero es que  simplemente somos cada unos de nosotros y Tórtolas, siempre Tórtolas.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

lunes, 28 de mayo de 2018

Cadalso. Cruz de mayo 2018


Cadalso y su Cruz de Mayo


    Cruz de Mayo en la Plaza de la Corredera 

Un año más la Cruz de mayo vuelve a lucir en mi balcón, también alguna más, como esta que junto a la camisa de la Muñana de un buen amigo luce en la calle de la Iglesia. Es una tradición que casi está desaparecida y que sólo algunos intentamos cada año con la intención de que no se pierda para siempre. 

Os invito, una ves más, a que vuestros balcones luzcan con esta cruz de retama y cantueso para que los malos espíritus no se metan en nuestras casas y también para sentir nuestras costumbres y tradiciones, porque nada hay mejor para un pueblo que mantener su historia, sus tradiciones y su pasado siempre presente.

Puede que sea tarde pero no importa, todavía estás a tiempo aunque ya sea casi junio.


    Cruz de Mayo en la calle de la Iglesia


    Cruz de Rosi Escudero


Tras leer el post de la cruz de mayo en tu blog, te envío la foto de la cruz de mayo que he hecho este año para mí madre Rosario Escudero que, con gusto y siguiendo esta tradición, se la preparo todos los años.

Un saludo,
Roberto García Escudero

Muchas gracias Roberto, espero que sigas con esta tradición muchos años.

Un saludo




Ver más sobre la Cruz de Mayo en Cadalso


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

domingo, 27 de mayo de 2018

San Isidro, las Ventas y las mujeres aficionadas. Por Miguel Moreno


(A Ángela Hernández Gómez, la Clara Campoamor de las toreras)


EL SASTRE, SU NIETA Y EL TORERO COJO EN SAN ISIDRO


-¿Gris perla y oro? Mi abuelo, sastre de toreros e ilusiones, asintió al matador moviendo la cabeza indolente pero convencido. -Los colores oscuros son elegantes, pero no son para usted, maestro. El gris perla le dará elegancia a su porte y a su toreo clásico. Usted realza, ennoblece ese color con su personalidad arrolladora en la plaza, y le transmite al público todo lo contrario de lo que el color gris representa. Hágame caso,-sentenció mi abuelo-.
-Tú calladita, ¿eh? –me dijo el primer día que me llevó a los toros por San Isidro al salir del metro. En los toros no se habla. Se mira, se escucha, se aprende y se está uno callado. Aquella tarde descubrí algo sorprendente para mí, algo más que la confirmación de un presentimiento y mucho más que la iniciación en un misterio desconocido y luminoso. Aquella tarde averigüé que yo tenía un don, un tesoro pequeño y único, incontrolado y sensible. Éste era la capacidad de emocionarme, de brincar de gozo con el alma pendiente del vuelo efímero de un capote inmaculado, era una inteligencia instintiva para entender lo incomprensible, como un pozo de emoción cuya profundidad ni yo misma sospechaba. Miraba al ruedo con los ojos muy abiertos y lo que sucedía en la arena entraba en mí, como si yo solamente hubiera vivido hasta entonces para recibirlo. -Has tenido suerte, Berta –me dijo el abuelo al salir-. ¿Te ha gustado? -¡Mucho! A él no le gustaba hablar pero, sin embargo, a finales de aquel mayo empezó a comentar el cartel conmigo, había descubierto que yo sí sabía escuchar y que era capaz de entender lo que escuchaba.



Años más tarde mis pies avanzaban firmes después de un día entero de trabajo. El sol calentaba sin sofocar y el metro volaba sobre los raíles hasta la estación de Tirso de Molina. En la sastrería de mi abuelo -en la calle Colegiata- me esperaba un torero muy joven, muy guapo, muy consciente de su ambición y de su miedo. –Buenas tardes, ¿qué desea? Pero no le dejé contestar. Me acerqué a él, le puse la mano en su hombro derecho sopesando su figura y le examiné. Vi que tenía la cabeza grande, el pelo muy corto, rubio tostado; los ojos dulces, la nariz recta, los labios apretados y dos manos enormes de labrador, anchas y ásperas, de dedos largos y gruesos. Tenía también un aire decidido e indefenso a la vez, como si no estuviera muy seguro de haber dejado de ser un niño, como si acabara de escaparse de la fotografía antigua de un pueblo castellano seco y olvidado, como si estuviera dispuesto a tragarse el mundo entero de un ansioso bocado. Y entonces vi el hilo, la línea que separa el triunfo del fracaso, tendido entre sus ojos y los míos como un columpio hecho de una luz arabesca y transparente que se balanceaba seductor ante nosotros. Primero observé aquel hilo. Después, por fin, un color.
-Tabaco –le dije-. Tabaco y oro. Y el año que viene estarás en los carteles de San Isidro. ¡Eso seguro! Durante unos segundos, los dos estuvimos callados, inmóviles, como si hubiéramos olvidado movernos extrayendo, sin saberlo, nuestra soledad interior. Él miraba sorprendido la seguridad de mi afirmación. Yo observaba el esquivo escorzo de sus ojos acobardados. Le di un vestido de ese color y se fue lento hasta el probador, nadie se apercibió de su cojera ni de aquellos colores pespunteados a su ilusión.



Yo le aguardé fuera. La puerta no tardó en abrirse y me pareció un mal presagio, pero en eso, sólo en eso, me equivoqué. Él esperó a que yo le viera antes de salir del habitáculo. Sonreía con timidez mirando ladeado. Su cuerpo encajaba perfectamente en aquel vestido nacido de la última intuición de mi abuelo con la minuciosa precisión de un calco. -Estás guapísimo -le dije-. Sus labios se tensaron tanto como si quisieran salir volando, escapar para siempre de su cara. Se dio la vuelta para mirarse en el espejo y echó a andar con su pierna izquierda fuerte, torneada y torera, mientras su pierna derecha, flaca y deforme, aparecía invisible a la luz que matiza los atardeceres en las playas del Mediterráneo, oculta bajo el resplandor que endulza la silueta de los pinares cadalseños después de una tormenta veraniega. Yo le veía avanzar cojo pero más tieso que un húsar, más seguro en cada paso mientras aumentaba su cosecha de ojos desorbitados, de bocas abiertas por la admiración, de clamores interrumpidos en mitad de un natural angustioso y eterno sobre el albero de Las Ventas. No sabía nada de su vida, intentaba averiguar qué toro y en qué plaza una cornada mal dada le dejó cojo. Hasta que llegó al centro del ruedo y una exclamación interior me sobresaltó: -¡¡¡Torero!!!
-¡Va por ti abuelo!, -pensé cuando le sacaba a hombros una multitud enardecida por la Puerta Grande de Las Ventas aquella tarde lluviosa de San Isidro. Según levantaba los brazos triunfante, me descubrió con su mirada entre el gentío y musitó: -Tenías razón, Berta, recomendándome el vestido tabaco y oro que me haría salir triunfador de San Isidro. Le respondí: -Yo sólo te dije que el año que viene estarías en los carteles de San Isidro. Todo lo demás es obra tuya. Cuando le dejaron en la furgoneta que le esperaba en la calle de Alcalá, notó que su pierna derecha le dolía un poco, era como un leve cosquilleo, como una emoción…                        


                                     Miguel MORENO GONZÁLEZ 
                                              
(Inspirado en los textos del cuento Tabaco y Negro, de Almudena Grandes)

sábado, 26 de mayo de 2018

Cadalso, villa de Madrid en el Camino de Santiago del Sureste



Cadalso, villa de Madrid en el Camino de Santiago del Sureste




En los últimos meses aumenta progresivamente el número de peregrinos que realizando el Camino de Santiago del Sureste, atraviesan nuestra comarca, nuestra tierra y nuestro pueblo para llegar a Santiago de Compostela. Pero, no cabe la menor duda que este goteo es todavía muy inferior al de los otros caminos pese al impulso que desde hace años se viene realizando desde asociaciones, comunidades, ayuntamientos, pueblos, parroquias y voluntariado. Todos sabemos que el Camino Francés se lleva casi el 90% de los peregrinos que llegan hasta la catedral de Santiago, el resto se distribuye entre el Portugués, Camino del Norte, Vía de la Plata, y en los últimos años el nuestro, llamado Camino de Levante Sureste. Respecto al número de peregrinos que atraviesan Cadalso, es difícil saberlo, ya que no existen estadísticas, y aunque tanto en el Polideportivo, lugar usado como albergue, como la Oficina de Turismo, donde se puede sellar la credencial, llevan un control, es cierto que no todos duermen y pasan por estos lugares, cosa que hace difícil saber el número aproximado. En el blog de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Cadalso de los Vidrios podemos encontrar algunos datos.

Pincha en este enlace:

Pero no quiero con esta entrada saber más o menos la gente peregrina que nos visita, lo que deseo es dar a conocer a todo Cadalso la importancia de estar dentro del Camino, la suerte de ser uno de los tres pueblos de la Comunidad de Madrid junto con Cenicientos que tiene una variante,  que atraviesa el Camino del Sureste, y San Martin de Valdeiglesias que se integra en el de Levante.

De todos es sabido que el turismo se ha convertido en la primera industria española y que nuestro país viene ocupando uno de los primeros lugares de destino del mundo. Es por todo esto que desde aquí quiero lanzar un llamamiento a todos los cadalseños-as para que entre todos demos un impulso a esta nueva forma de turismo, y para eso es necesario que Ayuntamiento, Iglesia, Asociación, hoteles, restaurantes, bares, tiendas y todos en general demos prueba de la mayor sensibilidad hacia el hecho de la peregrinación y el mejor trato a esos peregrinos que deciden pasar por nuestro pueblo, ya que de esta manera estaremos promocionando lo nuestro, que a la par será un empuje económico para todos los pueblos por los que discurre el camino del Sureste, y por lo tanto Cadalso.

También es cierto que estos pueblos por los que pasa el Camino, debería recibir compensaciones por parte de las administraciones, cosa que es la actualidad es mínima, por no decir nula, porque de esta manera los pueblos y sus ayuntamientos verían a los peregrinos como potenciales turistas, que aunque de paso dejarían un beneficio, aunque todo esto puede que sea una utopía de este esperanzado Zorro que en su conmovido afán cadalseño, siempre desea lo mejor para Cadalso y sus habitantes, no encontrando a veces, por decir algo, la mejor respuesta de las administraciones.
No obstante y con la ayuda de muchos, ya tenemos casi terminado el Albergue de Peregrinos Betania, se piensa inaugurar  a primeros de mayo, y una Asociación que funciona de maravilla, ahora sólo hace falta que todos empujemos el carro, pero ahora por favor, porque seguro que en un futuro todos se engancharán, suele pasar.

Gracias por leerme y Buen Camino a todos

Pedro Alfonso "Zorro Corredero"
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


lunes, 21 de mayo de 2018

Las reinas del Parque Nacional del Guadarrama



Las reinas del Parque


Durante el invierno practicamente  desaparecen, prefieren los pastos del valle, pero cuando la primavera se asoma a las cumbres comienzan a subir y se convierten en las reinas del Parque Nacional del Guadarrama. Siempre ha sido así y así debe continuar porque el ganado es vital para la conservación de la naturaleza y porque su presencia tranquila y sosegada mientras pastan está llena de sentimientos y recuerdos a los pastores del Guadarrama, hoy casi desaparecidos.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

sábado, 19 de mayo de 2018

Peñalara. Canal Ezequiel 80 M. 45º. Zona Bordillos





La Canal Ezequiel es un corredor de unos 80 metros y un máximo de 45º de inclinación. Se encuentra en la zona conocida como Los Bordillos de Peñalara y no presenta ninguna dificultad para su ascensión. Es fácil de identificar porque existe un bloque de piedra  justo al principio, este bloque está situado en medio de la canal y para ascender se puede dejar el bloque tanto a un lado como al otro, en esta ocasión lo dejamos a la derecha.
Para llegar hasta aquí debemos tomar el sendero que nos lleva a la laguna Grande de Peñalara, y una vez que llegamos al lugar donde se ve la caseta y el Circo de Peñalara se toma el puente de madera que tenemos a la derecha según subimos, puente que salva el Arroyo de la Laguna y que lleva a la zona de la laguna de los Pájaros, un cartel así lo indica. En invierno puede estar medio tapado, aunque lo suelen limpiar. Una vez pasado el puente, el sendero sube hasta dar vistas a un lugar llamado las Cinco Lagunillas, se ven un poco más abajo, pero aquí debemos abandonar el sendero que gira a la derecha y subir rectos hasta llegar a la base de la zona de Los Bordillos. Una pala de nieve nos lleva hasta la canal de Ezequiel, que está partida por un bloque. Una vez aquí podemos elegir cualquiera de los corredores existentes, hay cinco y ninguno supera los 50º de desnivel. Una vez superado el corredor, salimos a una meseta que hacia la derecha nos llevaría a la cumbre de Peñalara, pero si giramos hacia la izquierda, enlazamos con el sendero normal de subida  a Peñalara, que nos depositará en el camino de vuelta a Cotos.   


    Cabezas de Hierro






    Circo y laguna de Peñalara

    Laguna de Peñalara, todavía helada.

    Refugio Zabala

    Primer tramo de Cuerda Larga.



    Entrando en la canal


    Comienzo de la canal.







    Hacia la mitad suele coger el máximo desnivel, unos 45º

    La canal se estrecha casi el la salida



    Un pequeño acompañante

    Aquí más de cerca.










    Llegando a la meseta








    Regreso a Cotos

    Cumbre de Peñalara


    Otro acompañante

    LLegando a Cotos

    La Venta Marcelino

   Alivio para los pies.


    Y de nuevo Madrid, la Gran Vía, Cibeles, que diferente puede ser todo con unos pocos kilómetros      de por medio.



Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

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