Garnacha en el Boquerón
Octubre, día soleado y de agradable temperatura para salir al campo cadalseño, buscar ese lugar que te gusta o simplemente encuentras en tu caminar. Bajar hacia el Valle del Tórtolas es siempre un gran experiencia llena de placeres naturales y humanos, aunque esto último menos cotidiano cada día. Tomo el camino del Boquerón, ese que tantas veces he recorrido y tantos recuerdos me trae, huertos con imágenes llenas de ternura, viñas abandonadas y otras que afortunadamente siguen adelante gracias al trabajo y amor de esos cadalseños que se resisten a dejarlas perder, por lo que sea, pero más por el apego a todos aquellos que en su día cuidaron y trataron con cariño estas viñas, auténticos museos de nuestro pasado cadalseño. Y lo mejor del paseo llega cuando me encuentro con los vendimiadores, que aunque estaban casi al final, me dio tiempo a charlar con ellos, a realizar algunas fotos y también he de decir que a recibir un regalo en forma de chelvas, cosa que agradecí y me está sirviendo para recordar el momento cada vez que me como una buena carpa. Desde aquí continué camino de la Garganta del Boquerón, pude observar viñas ya vendimiadas, pinos verdes que contrastaban con el yermo suelo quemado por los calores del verano, la fuente seca y su pilón vacío, unos buitres que sobrevolaban la zona, muy altos, pero espectaculares, y ya al final la suerte me volvió a acompañar y de nuevo me topé con otros vendimiadores, pero esto es otra historia que ya contaré más adelante.
Estas y otras muchas razones hacen que Cadalso sea un destino recomendable, visitando lugares de nuestro pueblo, de ese entorno que tanto atrae, vivir cada momento y disfrutar de esos cadalseños que a nuestro paso vamos encontrando, es una experiencia que no debemos dejar pasar, por todo, pero mucho más por nuestra condición de ser y sentirnos de Cadalso.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso