Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

viernes, 30 de octubre de 2015

La abulia cadalseña y las manzanas de Tórtolas



La abulia y las manzanas






Fue una de esas tardes de falta de voluntad o disminución notable de energía, lo que el diccionario llama abulia entre otras palabras. La comida copiosa regada con vino de pitarra de la variedad garnacha cadalseña, casi na…., me había dejado sin ganas de nada, apoltronado en esa dejadez del brasero que tantas veces nos invade en los días de otoño o invierno solo me dejaba estar.
Pero a veces el cuerpo humano, o la mente, no sé cuál de los dos, reacciona y te manda una señal que te pone en marcha, que te obliga casi a realizar lo que no deseas, y así sin darte cuenta notas que te mueves, que te desplazas hacia un lugar, que de nuevo estás activo y viviendo junto a la tierra y el entorno.
La distancia recorrida fue escasa, apenas dos kilómetros, en coche claro, pero el premio fue lo mejor de aquella tarde pasiva y desganada. El esplendor que contenían aquellas manzanas era casi un sueño, la atracción que irradiaban estaba dominada por ese color que prometía un excelente sabor, todo se reflejaba en esos frutos otoñales que la naturaleza cadalseña todavía es capaz de entregarnos, y así con la pasividad del que se sabe y siente que está feliz y entregado, la cesta se fue llenando y la tarde dejó paso a ese entre dos luces que se anticipa a la noche. 



Regresando puede ver las últimas pinceladas que el sol dibujaba en Tórtolas, aprecié la silueta de un valle que se apagaba y las luces que me anunciaban la llegada al pueblo.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

jueves, 29 de octubre de 2015

Tardes de Cadalso, secretos de brasero.




Tardes de brasero.
A Santia que está en muchas tardes de historias.

 

 Las tardes de Cadalso contienen muchos secretos, en realidad era el brasero el que contenía una enorme acumulación de secretos, los cuales cohabitaban en el cuarto donde la mesa camilla servía para la reunión, para dejarse llevar por la penumbra de los fríos atardeceres y la tranquila paciencia que emanaba de la amistad de los reunidos.  Los misterios dejan de serlo en el mismo momento en que son contados, sólo la inquietud y el miedo son superados por la reunión alrededor del brasero, en él se perdía la soledad y se acumulaban las historias, esas que permanecían diseminadas por los rincones del pueblo.


 El aislamiento dejaba de serlo cuando la conversación aumentaba, cuando se percibía el humo de las ascuas que deambulaba en la atmósfera cerrada del cuarto de estar, el único de la casa que gozaba de brasero, el lugar elegido para existir en aquellas tardes frías y calladas del pasado cadalseño.
 En aquel reducido cuarto del brasero, inundado por las historias de un atrapado pueblo, sin noticias de fuera, las reunidas solían volar lejos, muy lejos, para que el olvido encontrara otros lugares y otras historias. Aquel tiempo era una enciclopedia de la memoria, un espacio que perduraba fuera del día a día, de la vida de cada una de las allí presentes y del quehacer cotidiano.

 

Aquellos secretos del brasero tenían semblantes de todo tipo, unos de tragedia, otros de alegría y muchos, los que más, de incomprensión. Decir que eran sucesos cuyo escenario podía ser el campo, la calle o la casa. La tragedia llegaba en forma de nube, de rayo asesino, de miedo y de muerte, otras veces llegaba envuelta en revelaciones de la cercana contienda, la que tanto dividió y lleno de desolación a familias y amigos.


 Hoy aquellos secretos del brasero tienen mucha antigüedad, gozan de ser historias de otro tiempo, ya nada es igual, ni siquiera los braseros, pero todavía hoy en la soledad de las tardes del pueblo, el sigilo de la noche se recrea en viejas historias que recorren las calles, los edificios y a sus habitantes.



Zorro Corredero
Fotos:Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

martes, 27 de octubre de 2015

Mansilla de las Mulas-León. Camino de Santiago. Camino Francés


Camino de Santiago. Camino Francés

 Mansilla de la Mulas-León 



De Mansilla a León prácticamente no dejamos de caminar por la pista realizada para los peregrinos, cosa que se agradece y mucho, aunque también es verdad que ésta discurre todo el tiempo pegada a la carretera. El itinerario es poco atractivo, tal vez por esto la jornada de hoy es un simple y sencillo paseo hasta llegar a la monumental ciudad de León.

 

Camino de Santiago.Camino Francés

Etapa 20 Mansilla de las Mulas- León
 19 Km.

 Mansilla de la Mulas es un buen lugar para todo, tiene iglesias, restaurantes, albergues, hoteles, de todo encuentra el peregrino en este pueblo ya descrito en 1495 como “ciudad libre de portazgo”. En la Edad Media, como casi todas las grandes villas que atraviesan el camino, tuvo varios hospitales para peregrinos, hasta cuatro dicen algunos, tampoco faltaban conventos e iglesias, nada menos que siete llegó a tener. Pero el paso del tiempo y el abandono del Camino durante siglos, hicieron que muchos de estos edificios fueran desapareciendo. En Mansilla, a pesar de todo, todavía perduran restos de aquel esplendor, como puede ser la muralla en ciertas partes de la ciudad, el Convento de San Martín y la iglesia de Santa María.

                            Crucero a la salida de Mansilla


 Hoy, y lo digo para aquellos que como yo gustan de la etnografía, Mansilla posee el Museo Etnográfico de León, interesante y cargado de recuerdos, es una visita obligada para la tarde relajante tras la etapa del día, aunque otros peregrinos, en mi caso todos menos uno, prefieran visitar alguna fábrica de embutidos de las que aquí existen, y donde como no podía ser de otra manera, destacan las famosas cecinas entre otros manjares culinarios. Mansilla fue en otro tiempo importante centro ganadero y comercial. El Camino de Santiago cruza la ciudad por el casco antiguo, atravesando los restos de la muralla por la Puerta de Santiago, recorriendo un casco urbano de gran belleza medieval, que también fue judería.

    Muralla de Mansilla.

 A la salida un crucero despide a los peregrinos antes de cruzar el puente sobre el río Esla, después una vez más, se vuelve a tomar la pista de peregrinos paralela siempre a la N-601. En el primer cruce aparece el desvío hacia la iglesia de San Miguel de Escalada, nosotros nos lo saltamos y perdimos la oportunidad de ver una de las iglesias más antigua de España del siglo X, decir que se encuentra a 16 kms más o menos, con lo que se convierte en otra etapa.


  
Atravesamos las vegas del río Esla donde nos acompañan ondulados paisajes y por una pista agrícola llegamos a Villamoros de Mansilla, aquí la carretera con sus ruidos y peligros es parte del Camino, pero también pasamos por bares donde poder tomar un refresco o café. Y a dos kilómetros de Villamoros entramos en Puente Villarente que tomó el nombre del puente del mismo nombre y que sirve para sortear el río Porma. Lo mejor es pasar por debajo del puente, más tranquilo y sin coches. Este puente de veinte ojos se encuentra en el lugar donde existió un viaducto romano del que nada queda.

    Puente Villarente.   



 Pasado Villarente se toma una pista a la derecha de la carretera, los arbustos florecidos dan un toque de color al lugar y las charcas, abundantes en esta zona, nos entretienen con las ranas que en ellas habitan. 

    Llegando a Arcahueja.


Arcahueja se atraviesa por su parte más elevada, y en la plaza por la que pasa el Camino, junto a la iglesia, existe una fuente que bastante sed ha quitado a peregrinos en los días calurosos de verano, también encontramos un área de descanso. Pero tras beber agua dejamos el cómodo espacio y seguimos adelante para en unos minutos plantarnos Valdelafuente, la razón es sencilla, hemos quedado para comer algo en una iglesia que se encuentra a unos cien metros del camino, un sendero nos conduce a ella, es la iglesia de San Juan Bautista, pequeña pero bien situada y con una mesa para poder comer.

    Iglesia de San Juan Bautista. Valdelafuente.   


    Entrada a la iglesia de San Juan Bautista, nuestro lugar de reponer fuerzas.



 Bastante tiempo después, nuestras comidas son largas y abundantes, además de bien regadas, tomamos de nuevo el camino y tras ascender una pequeña loma, que cuesta después del atracón, seguimos adelante junto a la pared de un cementerio hasta alcanzar el alto del Portillo, desde donde ya se ve la ciudad de León. A partir de aquí los polígonos y los coches que circulan hacia León por la amplia carretera nos anuncian que León está a un paso.


    Llegando a León.



 Una pasarela moderna nos ayuda a cruzar los carriles concurridos de coches, luego paseos, calles y la ciudad nos acompañarán hasta llegar a la Plaza de la Regla donde se encuentra la catedral. 


    Catedral de León.

El Camino penetra a la capital leonesa por la antigua judería de Puente Castro, sólo tenemos que seguir las conchas de bronce colocadas en el suelo que nos llevarán hasta la iglesia de Santa Ana, antesala del casco histórico. La iglesia de Santa María del Mercado, junto a la famosa plaza del Grano, el palacio de los Guzmanes y a su lado la Casa Botines, obra de Gaudí de estilo neogótico. Desde aquí por la calle Ancha llegaremos al mejor tesoro de León, la Catedral de Santa María de Regla, auténtica muestra del gótico español y conocida en todo el mundo por sus muchas y espectaculares vidrieras. 

    Basílica de San Isidoro. León.   

                             Hospital de San Marcos. León


                            Iglesia de San Juan y San Pedro.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

lunes, 26 de octubre de 2015

Atarcecer en cadalso 26 de octubre 2015



La lluvia, aunque escasa, cae sobre Cadalso acentuando más el otoño, el frío aún no ha llegado, pero ya no sobra el calor de la chimenea. Esta semana será lluviosa incluido el fin de semana, mejor porque si ya comienzan a verse algunos níscalos, muchos más brotarán con estas esperadas lluvias otoñales.
Hoy luna llena que no vemos por las nubes, mañana más lluvia y por lo tanto tarde de brasero y castañas en la sartén.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

Qué puede ser esto?




En un paseo cadalseño me encontré con esta alineación de piedras formando un medio círculo. Las piedras están colocadas sobre una gran piedra que las sirve de base, yo creo saber lo que es, pero nunca viene mal otra opinión. Tú, qué crees que puede ser esto?


Zorro Corredero
Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

viernes, 23 de octubre de 2015

Otoño al sur de Cadalso. A la vera del arroyo Escalonilla


A la vera del arroyo Escalonilla




Pues si, al sur de Cadalso también tenemos otoño, aunque reconozco que no es un lugar muy visitado por el caminante, lo cierto es que estos parajes tan llenos de vida en otra época, aquella de las viñas que hoy casi ha desaparecido, son en nuestros días un lugar perdido en el sur de Cadalso.







El arroyo Escalonilla, nacido en las faldas de Lancharrasa, desciende buscando el encuentro con el arroyo del Molinillo, y en su discurrir forma arboledas que se nutren de su humedad y dan al paisaje un colorido otoñal poco común por estas tierras del sur cadalseño, y que un poco más adelante se hermanarán con las toledanas de Almorox. Paredes de piedra que delimitan o más bien delimitaban las viñas, recuerdos de otros tiempos y legado de unos hombres que trabajaron duro día y noche durante décadas. Cuántas horas y días de trabajo hay en cada una de esas paredes de piedra que hoy irremediablemente se desmoronan, cuántos jornales, cuántas alegrías que quedaron atrapadas en el sueño de nuestros padres y abuelos.







Al fondo las siluetas montañosas de los picos de la Lobera y el Cerro de Pedro Abad delimitan nuestro término con el vecino de Cenicientos, son montañas bajas, apenas llegan a los 1000 metros, pero su proximidad hace que nos parezcan más elevadas, formando con la vegetación de rivera y los pinos un cuadro otoñal de gran belleza.





Siguiendo la cadena montañosa hacia el oeste, el portacho de Cenicientos y la cumbre de Lancharrasa que se eleve por encima de los 1200 metros sirven de telón de fondo para esta paisaje cadalseño tan poco visitado.  Almendros, encinas, fresnos y sauces crecen junto al arroyo y en ocasiones en los terrenos donde un día las cepas fueron las protagonistas. Más al fondo, los robles, pinos y castaños inundan las laderas de las montañas que comparten Cenicientos y Cadalso.






Todavía es posible ver alguna viña bien cuidada y conservada, algunas higueras que se resisten a desaparecer y almendros que crecen medio salvajes entre chaparras, donde destacan ya las bellotas. Ningún lugar está exento de belleza y atracción, sólo tenemos que dejarnos llevar por cualquier sendero, mirar a un lado y a otro, ver lo que la naturaleza nos da a cada paso, incluido ese bote, testigo mudo de alguna comida de hombres del campo que por aquí tuvo lugar hace algunos años, y sin más dejar que la vida penetre en nosotros por todos los sentidos.







Hoy es el arroyo Escalonilla y su fondo paisajístico el protagonista del paseo cadalseño, otro día será su vecino arroyo del Molinillo, de características iguales pero fondo diferente el que nos llenará de sensaciones y colores de otoño.





Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
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