Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

miércoles, 31 de enero de 2018

A Paulino Villarín Anta, que siempre está en mi existencia.

A Pauli, cadalseño


De la calle Real, su casa, manaba una especie de felicidad familiar, eran buenos tiempos aquellos que siempre duran poco, muy poco, luego llegaron los desastres, los cambios y las horribles y nada deseadas despedidas, pero la vida le fue dejando aquí entre nosotros, sin muchos de los suyos y él nunca abandono el camino de la amabilidad, de la amistad y la sonrisa.
Con frecuencia la acera de la tienda familiar se transformaba en plaza de toros, Pauli era el presidente, el que daba o quitaba los orejas, el que nos organizaba, tú aquí de torero y tú ahí de toro, siempre internado en el juego, en la vida del barrio que nos tocó vivir allá por los años 60. 
Hoy los recuerdos pertenecen a los sueños, a la profundidad de la mente colocada en otra época, al abandono de los caminos del pasado, aquellos que hoy bordean nuestra infancia y se detienen para arrancarnos algo tan efímero como un simple sueño, y es que los sueños son vida mientras los actores continúan, mientras le vemos, les hablamos y les sentimos, después, siguen siendo sueños pero mucho más tristes.

En la oscuridad de la noche cadalseña, cuando se percibe en cada rincón la quietud y la calma, Pauli dejaba de respirar, y lo hacía igual que fue su vida, en silencio y con tranquilidad. Todo se difuminó en segundos, su pasado, su calle, su familia, su Real Madrid, sus toros, sus dos Peñas Muñanas, sus amigos, sus paisanos, su pueblo al que siempre llevo dentro de él, su amado Cadalso, y sin ruido y en silencio tomó la senda del otro Cadalso, el de Arriba, y se fue feliz, por qué acaso hay en esta vida algo más bello que volver a encontrarte con tus seres más queridos. Ahora ya estás con ellos, ahora Aurora, tu madre, te acaricia, te siente, Teodoro, tu padre, te mira y te sonríe y tus hermanos Grego, que un 8 de julio de 1965 me regaló un rifle de madera, que aún conservo, y Paco, que se cayó un día del Hornazo de 1967 sobre unos zarzales y se puso como un Ecce Homo, te abrazarán y notaran tu presencia más que nunca, es volver a vivir, porque la vida no se termina, se comienza.

Sólo decirte, querido Pauli, que aquí abajo te vamos a echar de menos, que te seguiremos sintiendo cada día junto a nosotros, yo más en Navidad por los grandes recuerdos que siempre afloran por esas fechas de nuestras familias unidas, otros por las celebraciones de tu Real Madrid, muchos con la camisa de cuadros de la Peña Muñana, y todos los cadalseños-as porque siempre fuiste grande y amigo de todos. 
Y para finalizar, también estoy seguro que nuestro Patrón el Cristo del Humilladero, te recordará cada 14 de Septiembre, pero él no te echará tanto de menos, porque ya te tiene junto a él para siempre. 

Hasta siempre Paulino, espero que te guste mi pequeño homenaje, que lo leas con tranquilidad y que aprovechando que estás junto a muchos cadalseños y cadalseñas queridos por todos nosotros, también ellos lo lean y se acuerden de los que todavía vivimos aquí abajo.

Un abrazo muy grande de tu amigo Perico. 

Cadalso    20.04.1946
Cadalso  +31.01.2018








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Paulino, en el desván de mi corazón








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lunes, 29 de enero de 2018

Cabeza de Hierro Mayor ( Por la gran canal )


Cabeza de Hierro Mayor por la canal central



Esta canal nos lleva hasta el collado que separa las dos Cabezas, es una subida larga de 290 m. pero sin dificultad ya que la pendiente apenas sobrepasa los 30º. Lo que si es algo más duro son los 290 m que se ascienden desde la base con un desnivel de 750 m. hasta la misma cumbre de Cabeza de Hierro Mayor (2383 m.).


De siempre y dada su orientación norte, las dos Cabezas de Hierro junto con el vecino Cerro de Valdemartín son las zonas que presentan las mejores condiciones de hielo o nieve dura donde poder realizar algunos delo itinerarios que aquí encontramos durante la época invernal y a veces algo entrada la primavera. 

Esta zona es bien conocida por todos y aunque la distancia de aproximación es larga, no faltan cordadas en cada una de las vías, aunque he de decir que difiere mucho de los días de diario a los fines de semana. Para aproximarnos debemos salir desde el Puerto de Cotos, coger la carretera de Valdesquí unos 700 metros y a mano izquierda tomar el sendero que nos lleva hasta el refugio del Pingarrón. Justo al comienzo del sendero existe un pequeño aparcamiento para tres o cuatro coches, pero mejor no utilizarlo, a veces esta con mucha nieve y otras la maquina quitanieves desplaza la nieve de la carretera y luego es difícil sacar el coche, lo cual no merece la pena por ahorrarnos los 700 m. que de distancia hasta el parking de Cotos.
Una vez tomado el sendero, no es necesario llegar hasta el refugio Pingarrón, giramos por un pradera hacia la derecha y tras un descenso se cruza el puente de madera del arroyo de la Angostura, más abajo llamada Lozoya. Luego el sendero atraviesa un precioso pinar para girar a la derecha y en bajada volver a cruzar el arroyo de las Cerradillas. Desde aquí dependiendo el lugar elegido, tenemos varias posibilidades, pero la más directa es la que siguiendo por el pinar nos lleva hasta un arroyo que baja del collado de las dos Cabezas, y siguiendo el cauce de este arroyo, a veces complicado según el caudal, llegamos a la parte más alta donde el arroyo desaparece, a la izquierda tenemos la norte de Cabezas de Hierro Mayor, con la visión de los famosos pulmones y a la derecha enlazamos con la canal que nos lleva, hasta el collado entre las dos Cabezas. Dependiendo del estado de la nieve, casi siempre dura, cosa normal en Guadarrama, es necesario calzarse los crampones nada más comenzar la pendiente. Hasta aquí desde el Pto. de Cotos se puede tardar unas dos horas, de ahí la poca afluencia de gente.

El itinerario seguido esta vez es el conocido como gran Canal Central de Cabezas de Hierro, subida fácil, pero siempre con piolet y crampones, que tras una subida de 290 m. y 30º de inclinación, nos deposita en el collado  a 2216 m. que separa las dos cimas, un lugar mucho más frecuentado ya que es paso obligado para los que realizan la famosa travesía de Cuerda Larga, que une el puerto de Navacerrada con el de la Morcuera.

Desde nuestra salida del Pto. de Cotos a 1830 m. descendemos unos 200 m. de desnivel para llegar a la base del comienzo de la canal, lo que hace que para llegar a la cumbre de la Cabeza de Hierro Mayor a 2383 m. tengamos que superar 753 m de desnivel, algo duro a primera vista, pero que no lo es tanto sobre el terreno y menos cuando las vistas son realmente espectaculares, tanto de la Norte por los pulmones, como del Cerro y cornisas de Valdemartín, que forman el circo de las Cerradillas, todo un espectáculo de nuestra Sierra de Guadarrama.
El regreso se puede realizar por el mismo itinerario de subida, o por cambiar un poco subir o bordear por su cara norte la Cabeza de Hierro Menor, atravesar el Collado de Valdemartín y su cumbre por la cara norte y descender hasta dar vistas a Valdesquí para tomar la Loma de las Cerradillas que nos lleva, siempre con Valdesquí a nuestra izquierda, hasta el camino de ida, cerca del primer puente y del refugio del Pingarrón. Y una vez en la carretera, pues a desandar los 700 m. hasta Cotos, algo duro por el cansancio acumulado, pero animoso pensando en las cervezas frescas, incluso en invierno, que refrescan nuestras secas gargantas, y en la cazuelita de judiones de la Granja con chorizo que siempre degustamos, todo ello con la amena conversación de Jose que tan amablemente nos atiende en este mítico y antiguo lugar del Puerto de Cotos llamado Venta Marcelino.

Pedro Alfonso "Zorro Corredero"



    Arroyo Angostura


    Macizo de Peñalara


    Arroyo de las Cerradillas


    Arroyo que desciende del collado




    Primeros pasos



    Arriba el collado






    Ascendiendo por la canal, a la izquierda los dos pulmones de la Norte de Cabezas de Hierro





    Abajo va quedando las Cerradillas


    Últimos tramos antes de la salida al collado.

    Piolet y crampones, siempre necesarios.


    Cerca de cumbre, al fondo la Cabeza de Hierro Menor


    Cumbre de Cabeza de Hierro Mayor 2383 m.

    Con Joaquín que siempre está.

    Descenso por la cara norte de la Cabeza Menor    

    Cumbres de Cuerda Larga en su primer tramo


    El refugio Pingarrón


    Final del itinerario con las Cabezas.








Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso




Casillas, Lágrimas y hojas, por Miguel Moreno


Casillas: LAGRIMAS Y HOJAS


      Muchas veces cuando subo en bici a Casillas por la durísima carretera de Venero Mañas recuerdo lo que dijo el ciclista Bernard Hinault: "-Escalar un puerto es como interpretar una melodiosa e íntima sonata para piano". Esa reflexión provoca en mí una sensibilidad especial que me hace más receptivo a todo lo que me rodea. En su trayecto diluyo el sufrimiento físico en sensaciones especiales buscando abstraerme del sudor. La parte final es un frondoso bosque de castaños. Es invierno. Sus hojas y erizos vacíos los amontonan los casillanos por las laderas para después prenderlos fuego; el humo que se eleva majestuoso es de un gris compacto y macizo que se anuda en el vacío al más hogareño de las chimeneas para marchar, al fin juntos, en busca de las nubes que acurrucan la cumbre del cerro Casillas, y lo someten, como si de un Dios etéreo y protector se tratara, a un género de sortilegio mágico que la llegada del anochecer dibuja de atracción y misterio.

 

     Este puerto me atrae de manera extraña y placentera. Es un mutuo desafío que a ambos nos resulta imprescindible. Yo le venzo, pero él es eterno y mis victorias acabarán siendo sus triunfos. Lo asciendo a lo largo del año decenas de veces sintiendo su dureza en el pecho y sus cambios estacionales, que se elaboran en su fibra más íntima, en la mente. Así, en primavera revienta todo de vida, olor y color; en verano la gente toma el sol sobre un césped intenso y pulcro, en otoño son las hojas y la perplejidad quienes se enseñorean del entorno y en invierno la escarcha o la nieve lo adornan con un tapiz inmaculado. Me encaramo a lo más alto antes de entrar en el pueblo. En la explanada que lo corona han construido una hermosa piscina, imparten una bella lección de como insertar lo humano en la naturaleza sin dañarla, ofrecen un equilibrio armónico, una perfecta simbiosis que cautiva mi inmensa ignorancia. Cruzo el pueblo y distingo frente a mí un hombre que observa mi paso y el del día pegado al cristal de su ventana. Limpia el vaho del vidrio con su mano derecha, veo, entonces, fugazmente, su mirada melancólica y cansada incrustada en un rostro de vertientes infinitas, imagino que germinadas con el cuidado y la veneración al bosque que distrae su añoranza.

     Serían las nubes, o quizá el humo, o a lo mejor la mirada de ese hombre, o tal vez el recuerdo de cuando sus habitantes iban a Cadalso a cambiar castañas por higos, o mas bien alguna desconocida melodía, o puede que el hechizo del monte, o quien sabe qué extraño encantamiento me llevó de nuevo allí aquella misma tarde acompañado de Paloma. Los copos de nieve se suspendían suaves con un estilo que semejaban plumas desprendidas de las alas de unos ángeles juguetones e ingenuos que alguna vez se hubiesen divertido cuando niños con nosotros.




     Callejeamos en continuas cuestas y cuanto más miraba más me admiraba que todo aquello fuera actual. Era como volver a un tiempo que me inventó el cine para ayudarme a soñar; ese instante se identificó conmigo y le respondí con igual moneda y entusiasmo. El frío nos llevó al "Chiringuito La Rueda"; mostrador, paredes y estantes de madera, flotando sobre nosotros un ambiente de bohemia y romance. Dos cafés, un "¡qué frío!" con típicos movimientos y un hombre, en la barrera peligrosa de la madurez, que apostilla que "esto no es nada". Ganas tenía él de hablar -intuí- y yo, ¡casualidad!, de escuchar y vuela una Paloma que nos regala su expresión más hermosa. Me quema el café y a Martín, ese es su nombre, le queman demasiadas cosas en algún lugar indefinido entre la memoria y el corazón. Por decir algo, dije que parece que volvemos a los inviernos de antes, que en mi niñez siempre nevaba y  que es curioso, pero que creo que la nieve es el meteoro de la alegría por antonomasia. Y lo dije así, de frente y en rectitud, con la muleta tersa y bien adelantada en la mano izquierda, dispuesto a cargar la suerte y ligar sin demora con el de pecho. Ahí nadie se "repucha" y éste no tiene pinta de "probón", pensé. No lo era, no me equivoqué. Ventea el aire en suspenso que su aliento sazona, brillan sus ojos con la luminosidad inconfundible de la dignidad y a continuación entra al trapo bravamente, como los hombres que se enfrentan valientemente a su destino por desabrido que éste sea.

     "-El invierno es la resignación del campo ante lo irremediable. El otoño le avisa pero él, incrédulo, no presta atención, después así le tiene la cuenta. El tiempo se mete en friuras y apaga sus colores y le entristece, y llora; porque habéis de saber que las lágrimas del campo son las hojas secas, -al igual que cuando verdes son sus sonrisas- que caen por doquier y se remansan por los rincones que son sus lagrimales. Yo colecciono hojas secas que es como coleccionar lágrimas del campo. Subo al monte, lo recorro y cojo hojas de variopintas formas, clases y tamaños. A la noche -estas cosas es mejor hacerlas por la noche por aquello del que dirán- las ordeno, doy nombres, clasifico e identifico una a una; añado datos como fecha, lugar de encuentro, postura en que la hallé e, incluso, la íntima sensación que percibí resumida en una frase que al releer me recuerde aquellos instantes efímeros pero intensos. Además incluyo datos más técnicos, como procedencia y referencias concretas a su especie, porque las hojas, al igual que las gentes de la montaña, llevan grabadas sobre su faz la radiografía de su alma. Muchas las conozco a primera vista, mi padre me enseñó a identificarlas. Como conozco los pájaros por su canto, reconozco las hojas por su crujir al pisarlas o por su lamento al chocar contra cualquier obstáculo."
    


     Fuera, copos y plumas en disputa chocaban contra el cristal de la ventana de madera deslizándose tenuemente, igual que resbalan las lágrimas por las mejillas, hacia el anochecer; acompañaba ese lamento una música de adolescentes ebrios por hacer realidad sueños que, silenciosos, les ofrecen una posibilidad a lo inalcanzable una noche cualquiera. Después de esta serie de naturales nos fuimos al anillo, allí se ve mejor la emoción de la verdad, con un movimiento preciso de muñeca le fijé; había que apurar al máximo esa nobleza conmovedora. Pregunté por el antes del invierno y las hojas secas, que una vez fueron verdes. Suspira, reclina la cabeza sobre la palma de su mano izquierda  y  acomete  resuelto  con los ojos clavados en el percal del amor.

     “-Comprobé en corazón propio que todo ser humano tiene su auténtico amor en algún lugar de este mundo. Que todo en el universo gira y gira y sólo en un porcentaje ínfimo llegan a descubrirse ambos amores. Son dos planetas que se encuentran gravitando en el cosmos de los sentimientos. Creo, incluso, que algún "privilegiado" puede tener más de uno. A veces confrontando propias y ajenas experiencias llego a esa conclusión. Muy pocas personas llegan a percibir lo que significa encontrarse cara a cara con el amor de su vida. Sin embargo, su hallazgo a contratiempo puede ser doloroso, a veces dolorosamente doloroso, así de complicado es el negocio del amor. Sientes vértigo amoroso, un vértigo triste por ese amor venido a destiempo, que se cuela cuando muchas cosas son ya irremediables. Amor que exige  de abandonos, amor que de seguirle no tendrías posibilidad de marcha atrás. Todo gran amor atesora dolor. En ocasiones tienes que renunciar a él y entonces sientes que también renuncias a esa parte tuya vital que sólo podría realizarse en plenitud junto a él, esa esencia de lo mejor de ti supongo se perderá en algún almacén desconocido de sentimientos, qué amargura da reconocerlo. Tienes que hacer ímprobos esfuerzos, mal encaminados a veces, por intentar transformar amor en saludos, pasión en rutina, mágica locura en sonrisas de compromiso, sueños en anodina realidad... Y así, lentamente, te vas dando cuenta que cada día vas enterrando lo mejor de ti en fosas desconocidas. Y lo que es peor, que has podido querer de manera arrebatada y bella a destinatarios que nunca supieron el alcance de lo sucedido mientras uno estaba convencido de estar palpando algo así como un prodigio. En ocasiones hasta quisieron -como si uno lo desconociera- desengañarte como se desengaña a un niño cuando quiere acariciar un felino. Olvidan que puedes querer felinos desplantes que habitan en selvas abominables."

     Mirada perdida que mece un rictus de amarga sonrisa. Por primera vez hizo ademán de "rajarse", le animé a escuchar el clamor que su faena levantaba en la ya declinante tarde. Observé como se crecía gallardamente en la caricia. Y yo me recreaba en la seguridad de estar ante alguien fascinante e irrepetible...




     "-Vine aquí para seguir optando -entre un ensueño verde, húmedo, silencioso y frío- por el humanismo de la naturaleza, no quise traicionarme a mí mismo en la derrota. Vine a curar las heridas del corazón a este "hospital del alma". Vine a congelar lo que amo para ahorrarme el espectáculo de su lento deterioro, y aquí llevo... lo que me queda. Vivo solo, que no abandonado, en una casa colgada de un precipicio que parece volar los días de viento por sobre las copas de los árboles. Desayuno en un tazón sopas de pan disueltas en leche y un poco de cacao para darle color. Compongo notas musicales con un viejo oboe mientras miro de reojo el cielo ya que si lo hago franco siento como un mareo. Leo El Quijote porque creo que quien vive en esta vida no puede pasar de largo sin sentir el placer de querer como él lo hacía; lo leo, además, porque es de pueblo, como yo. La convivencia con estas gentes me enseñó a querer el campo de una manera admirable viéndoles acariciar las plantas mientras andan sigilosos entre los surcos. Cuando esta generación de hombres y mujeres desaparezca, desaparecerá con ella una forma genuina de amar la tierra que no sé si tiene el relevo adecuado. Es un amor que, como las raíces, se sumerge en sus entrañas hasta entregarle en ocasiones la vida. Estos seres son los protagonistas destacados de la última parte de mi existencia que han sosegado y llenado de hermoso contenido. Ellos me han demostrado, a pesar de mis dudas al respecto, que cuando estamos al límite siempre aparece alguien en nuestra vida que nos ayuda a seguir avivando nuestra luz interior. Por eso en las fiestas del pueblo llego a imbuirme de su espíritu portando su camisa a cuadros que manchan de comida, bebida y sudor pero también de alegría emocionada que los más veteranos difícilmente contienen. Para ellos -y ahora también para mí- representa manifestar sin tapujos el amor hacia su tierra que, como sus padres, jamás les traicionará. En Navidad bebo con ellos y cantan para mí ese villancico: "Madre en la puerta hay un niño", saben que pienso que resume fielmente la hospitalidad, el amor y la melancolía de estos lugares. Yo procuro disimular la mía refugiándome en casa. No acepto invitaciones. No es agradable verme traicionado por la emotividad ante seres tan nobles."

     Silencio elocuente. Nos levantamos. Le comenté que muchas mañanas paso por aquí en bici. Me mira, como si algo suyo formara parte de ambos desde hacía mucho tiempo, y me dijo entonces que admira la soledad de los ciclistas porque es una soledad que impulsa y que seguramente ello me habrá ayudado a comprender muchas de las cosas que ha contado. Los ciclistas me hacen meditar, no nos resultará difícil ahondar en el bello sentimiento de la amistad, concluyó alejándose de allí. Asentí afirmativamente con la cabeza y apretando los labios, no podía ocultar la fascinación provocada por sus palabras.   

     Al salir Paloma y yo de aquella especie de nube, la nieve desprendía una luz intensa confundiendo la atardecida. Los tejados estaban blancos y por algunos rincones o lagrimales de las calles sobresalían implorantes hojas diminutas. Le dije a Paloma que esperaban, un tanto temerosas por la tardanza, a Martín. Intentamos tranquilizarlas y marchamos abrazados en pos de una nueva versión del amor que un coleccionista de hojas nos había revelado una tarde invernal cuando fuimos al "Chiringuito" de un pueblo en la montaña a tomar unos simples cafés. Con leche, por favor, es para darlos un poco de color...


  Miguel MORENO GONZALEZ
  Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

sábado, 27 de enero de 2018

Conoces nuestros vinos? VINOS DE CADALSO. BODEGA CRISTO DEL HUMILLADERO


COLECCIÓN DE VINOS 

TODOS NUESTROS CALDOS TIENEN UN IPF SUPERIOR AL 70% LO QUE LES HACE EXCELENTES PARA LA CRIANZA Y RESERVA.


VINOS DE AUTOR




Vino tinto elaborado a partir de uva Tempranillo.  En la elaboración se han seguido las más tradicionales normas de enología combinadas con la tecnología más moderna tanto en  recolección como  en bodega. Trabajando  sólo con  uva madura a la que se ha hecho una selección de parcelas en campo. Para este tipo de uva se seleccionan tierras profundas  que en ningún momento estresen a  la planta. Consiguiéndose un vino suave, de color intenso y fácil de beber con un gran retrogusto y de aromas tenues.

Estaría  indicado para iniciarse en el mundo del vino pues aporta todos los valores de un gran vino sin estridencias. Vino ideal para acompañar legumbres, verduras y sopas.


La etiqueta representa el esfuerzo de un soplador  de vidrio rodeado de piezas de colores, donde también se quiere recoger que estas viñas fueron usadas como escombreras de escoria.


Vino Tinto fruto de uvas de Graciano. Un vino que a punto estuvo de no ver la luz pues la primera cosecha se consiguió a los nueve años de sembrar las primeras vides pareciendo que dicho vino heredara el brío de los antiguos caballos. Es un vino de capa oscura, sabor a regaliz y aroma penetrante y persistente. Desde antiguo han sido vinos de ayuda, para dar longevidad a otros que por sí solos no lo lograrían.  Todo en ellos mejora con el tiempo. Son vinos para tomar después de atesorarlos con  paciencia. Es necesario que destaque sobre la comida. Mejor con pastas, arroces o con caza menor.

La etiqueta intenta representar los prados que crían a estas viñas y donde antaño pastaron los caballos Visigodos en las faldas de la Peña tal y como atestigua el poblado de Prao-Porrilla y como no los sempiternos cuervos que habitan en los pinos de las rocas.


Vino tinto conseguido de una uva muy particular, la Tinta de toro.
En este vino se dan todos los elementos de dificultad. Uva de difícil adaptación, poca producción, tierras muy pobres y sin casi fondo en la base de la Peña. A todo ello una maduración caprichosa y una difícil y delicada elaboración y el resultado magnífico. Un vino tinto intenso en sabor, color y aroma que no te dejara indiferente y que querrás volver a probar.

  Vino para maridar con carnes de buey o toro así como caza mayor.

La etiqueta viene a representar que la complejidad de ciertas obras de vidrio al igual que este vino terminan siendo obras de arte.



Es un vino Tinto de uva Merlot de curiosa evolución pues año a año nace como patito feo y termina en un vino que te agudiza los sentidos cuando lo bebes. Es tardío de la misma forma que su vendimia, pues habiendo buscado para su cultivo las feraces tierras de Tórtolas,  madura muy tarde siendo tal vez uno de los últimos de España (a finales de Octubre o …) cuando las escarchas ya quitan hojas. Su elaboración en bodega necesita más dedicación para extraer su virtuosismo Es un vino de graduación media , intenso color y un sabor y olor para entendidos. Te atreves? Vino ideal para tomar mientras comes; pescado blanco, pizzas, canelones.

La Etiqueta intenta simbolizar el poder del agua del arroyo de Tórtolas que da vida por donde pasa,  los pequeños huertos,  los colores del vidrio y las lombrices y gusanos que alimentan las cepas




Vino tinto de fuego. Elaborado de uva Syrah que año tras año siempre tiene prisa por ser el primero. Quiere ser el de más grado, de más color, aromas más complejos.  Es un reflejo de la tierra donde se cultiva; una gravera cuarcitica arcillosa que le imprime disciplina a las cepas. Aun vendimiando a principios de Septiembre se sobrepasifica y el calor implica una vendimia muy rápida y refrigerar para evitar fermentaciones no deseadas. El resultado es un vino potente  pero domesticado en bodega de aromas dulces que te animara a pedir una segunda copa. Prueba a combinarlo con carnes de cerdo, pollo.

La Etiqueta expresa el origen de este vino en el calor como una gota de vidrio al trabajarla el horno




Mezcla y selección de vino blanco de alta graduación, ajenjo y otras plantas tónicas y aromáticas amargas. Delicioso para tomar muy frio como bebida aperitiva y en buena compañía.

  

La etiqueta intenta ser un compendio de todo. El pueblo, las tierras y viñas, el vidrio y el trabajo de sus pobladores


 



VINOS AUTÓCTONOS



En un vino tinto de ensamblaje como este, quien disuelve a quien. La Tinta de Toro al Shyra o al revés. Es difícil de averiguar pero hacen una gran pareja y el vino resultante es agradable de beber, acertado en color y un aroma mezcolanza de lugares. Dicen que las mezclas en la naturaleza aumentan la resistencia dentro de la misma especie, y en el caso de este vino os propongo que averigüéis si esta premisa es cierta pues tras el embotellado y pasados unos meses mejora muy rápidamente. Vino tinto para combinar con cualquier tipo de comida. Resalta el sabor de los embutidos.

En la etiqueta se ha intentado comparar la mezcla de dos vinos con el  antiguo azogue de los espejos y la imagen especular de los mismos. Las tierras de Cadalso reflejadas en los arroyos del pueblo. Dos vinos para uno solo reflejados en sí mismos.





Vino clásico de uvas de Albillo al que se le deja sobre madurar en campo como se ha hecho desde tiempo inmemorial en nuestra zona y al que se le deja fermentar con mimo durante mucho tiempo con sus hollejos y pepitas que por su madurez le aportan; olor, color y sabor. Solo determinadas viñas consiguen ser aptas en este tipo de vino. Es el vino típico de Castilla desde el S XIV que sedujo a nobles y plebeyos y que desde aquí nos empeñamos en que no se pierda pese a los nuevos tiempos y modas.

Vino Blanco de mucho cuerpo que marida perfectamente con mariscos. 



Esta etiqueta intenta representar todos los rincones de nuestro pueblo; el sol y las secas tierras de la peña, los pequeños huertos y viñas de Tórtolas, el adoquinado y la plaza de la Corredera y las calles y antiguas casas que han visto ir y volver del campo a generaciones de viticultores.




Un gran vino Blanco elaborado a partir de uvas de la variedad Albillo. Tal vez la uva más autóctona de nuestra tierra. Una uva difícil desde su origen pues prefiere los terrenos más pobres  y secos para crecer, siendo sólo en ellos donde manifiesta todo su potencial. Su vinificación también es compleja.



Vino elaborado a partir de uvas en su punto óptimo de madurez . Sometidas a un cuidadoso despalillado y una fermentación controlada  en frio donde los hollejos permanecen durante apenas unas horas con el mosto. Consiguiendo un vino fresco de tonalidades verde anaranjadas que te dejara un agradable recuerdo en boca. Vino para tomar muy frio como aperitivo en cualquier momento del día.

Las salamandras siempre han poblado nuestro campo. Siendo frecuente verlas caminar por los surcos del arado entre las cepas y siempre tras las lluvias, como portadoras de abundancia y del mismo color que el Albillo maduro.





Que decir de la variedad que pobló mayoritariamente nuestros viñedos desde el borde mismo de la Peña o de la Sierra hasta las riberas del Tórtolas. Cadalso uno de los sitios donde esta variedad mejor expresa todo su potencial.



Vino de Garnacha elaborado a partir de uvas vendimiadas solo cuando realmente están maduras y con métodos de elaboración centenarios donde es la propia uva la que domina al enólogo consiguiendo unos vinos de color rojo brillante, alta graduación y sabores recios que con el tiempo evolucionan de una forma que año a año sorprenden. Vino Tinto para expertos que combina bien con cualquier tipo de alimento siendo por el mismo un primero o un segundo.


Esta etiqueta representa la tradición del pueblo. Sus hornos de vidrio y el cultivo de la vid. Ambas ocupaciones hunden sus raíces en nuestro subsuelo desde siglos.

Donde puedes comprar nuestros vinos:
Bodega Cristo del Humilladero
C/ Extramuros S/N
28640 Cadalso de los Vidrios ( Madrid )
Tlfno. 91 864 00 63
Email: bodegacadalso@gmail.com

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