A Joaquín, que siempre vive en mi.
Eran las 12 de la mañana en una canal de esas facilonas que nos gustaba ascender, a veces con cuerda, ya somos algo mayores y no nos podemos permitir algunos elementos que nos dan seguridad. Nos encontrábamos solos en medio de la montaña, siempre nos gustaba estar así y por eso elegíamos las jornadas alejadas del fin de semana. Miramos hacia arriba y decidimos ir por la derecha, parecía lo mas bello y "alpino", menuda palabra esta que nada tiene que ver con nuestras cumbres de Guadarrama, pero queda muy bien. Tira tú, te hago unas fotos y luego tiro yo, le dije, y como siempre aceptó mi opción, bueno, siempre aceptaba y jamás le parecía mal, era su manera de ser y de comportarse, no sólo en la montaña, también en el día a día. Sigo o te espero, me dijo, yo le contesté, espérame subo yo y luego me pasas y ya salimos, y así fue, como tantas veces, sin problema, sin miedos y con la confianza del uno en el otro. Arriba nos sentamos en unas piedras como siempre, comimos algo como siempre, y soñamos con nuevas cumbres hasta que también como siempre nos quedamos fríos y tras un rato no muy largo descendimos camino del Puerto de Cotos. Fue un día normal, pero que con el tiempo se convirtió en una de las últimas salidas, luego marchaste para otras alturas, esas que ya no necesitan ni cuerda ni compañero, pero que son más difíciles de llevar y superar, al menos para los que nos quedamos en cumbres mucho más bajas.
El comienzo tiene unos 30º
Cada día me pregunto, dónde andarás metido, si te habrás echado nuevos compañeros de cordada y de conversación, y me repito a cada momento todo lo que hemos dejado de hacer, cuántas mañanas perdidas, cuántas miradas vacías y cuántos espacios sin rellenar desde aquel 29 de mayo de 2018.
Cuando las luces del Guadarrama comienzan a encenderse cada anochecer, y las cumbres se sumergen en las sombras, siempre se me aparece un recuerdo de tu figura, que poder tienne los recuerdos, un sonido de tu voz, una sonrisa de tu faz, y es entonces cuando la vida en la montaña se me muestra más enternecedora, más humana, más compañera, entonces me miro y me veo unido a ti, a los recuerdos nunca olvidados y a los momentos robados por tu inesperada partida.
Los últimos metros se inclinan hasta los 45º
La salida
Pero la vida y la montaña siguen, este año algo más raro todo, primero por la poca nieve y luego por un virus que nos ha invadido aquí abajo en la tierra. Si, amigo, no te puedes ni imaginar como lo estamos pasando, nada sabemos, nada entendemos y nada nos explican, con lo cual cada uno sale por donde puede, y así nos va. A veces te imagino explicándome este microorganismo y tu final tan fatídico, el problema es que somos demasiados en la tierra, como me decías siempre, y hay que eliminar unos pocos millones, vaya tela amigo Joaquín, vaya tela, y lo peor es que a lo mejor tenías razón.
La cumbre
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso