Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 15 de febrero de 2024

NOEMÍ Y RODRIGO, por Miguel Moreno.

NOEMÍ Y RODRIGO

Ayer fue el Día de los enamorados. Noemi y Rodrigo se lo dedican a ellos.

A todos los que alguna vez han estado enamorados.

Hoy nació un día precioso como aquellos de entonces. Ella vivía en aquel tiempo en Los Álamos. Con su recuerdo él siente una pena nostálgica. No dolorosa, sí muy emotiva. Junto a ella descubrió el amor físico y el del alma. Ese que te anula por completo para lo demás y únicamente sientes que el principio y el fin de todas las cosas la tiene a ella como protagonista. La amó arrebatadamente, con voracidad, con ansia de fiera insatisfecha; pero Rodrigo pensaba que ella no le quiso. Desde hace un tiempo le invadía ese presentimiento. Sintió cariño, afecto, compasión... nunca amor. Su expresión triste en las fotos que conserva de ambos lo dice todo, salvo en la que se hicieron en Mijas una mañana feliz de sábado después de callejear por el pueblo entre turistas; en esa fotografía Noemí aparece radiante, sonriente, dichosa…

Alrededor de su cuerpo ataba el suyo con pasión y ella lo desataba entre caricias melancólicamente. Para él lo más bonito de sus días era la esperanza de volverla a ver. "Te querré siempre", le dijo. "Me olvidarás poco a poco", respondió ella acariciando su pelo y mirando desde La Torre como rilaba la luna sobre el mar. Rodrigo acertó, Noemí se equivocó... No volvió a saber nada de aquella mujer ni de los mares de besos donde ahogaba su soledad y ardía su pasión. Y eso le entristeció. No se hacía a la idea de que morirían sin saber nada el uno del otro. Su consuelo fue imaginar que su amor seguiría flotando después de sus vidas.

Apoyado sobre la pena recordaba sus batallas de amor en los apartamentos Montmatre: sin cascos, sin armas, sin uniformes... Sólo mutuas caricias desnudas que contenían su frenesí incontrolable, únicamente aquellos infinitos machetazos de ternura que desangraban lentamente sus corazones. Su frase: "Entre dos personas que se aman no existe el pecado ni el mal", hizo madurar a Rodrigo, le dio seguridad, incendió la nieve de su ayer… Desgraciadamente para él aquello pronto se agostó y supo que perdía, pero luego, en el futuro, siempre supo que ganó. Lo supo viendo como el hastío se adueñaba de ella mientras de él se adueñaba la esperanza que pintaba en su imaginación.

                                                                                  Miguel MORENO GONZÁLEZ

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito escrito Miguel, precioso.
Chusa

Anónimo dijo...

Precioso, amigo. Como siempre...
José A. Álvarez G. de Guzmán

Anónimo dijo...

Bonita historia de amor muy al pelo en estos días con tu sello de ternura y nostalgia característicos.
Formidable como siempre.
Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

Alguna vez 😍😍

Aurora Ferrera Ruiz

Anónimo dijo...

Es lo que hay 🤣🤣

Aurora Ferrera Ruiz

Anónimo dijo...

Alguna vez estuve enamorada si si 😍
Buenos días Miguel y Pedro

Chelo Villarin Recio

Anónimo dijo...

Muy chulo Miguel , pero San Valentín para es todo el año lo único que para el corte inglés solo un día al año jajajaja.tu relato enriquecedor y muy chulo

Maria Antonia Hernández

Anónimo dijo...

Como dice Aristóteles--y es cosa verdadera--,el hombre por dos cosas trabaja: la primera, por tener mantenencia; y la otra cosa era por poderse juntar con hembra placentera.
Juan Ruiz, arcipreste de Hita.

Miguel Moreno González dijo...

Muchas gracias a todos por vuestros amables comentarios.

Anónimo dijo...

Bello escrito, Miguel.
¿Quién no guarda en su pasado un amor así?
Gracias y un abrazo. Luis C. Trijueque

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