Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 29 de julio de 2021

EL HUERTO DEL RECUERDO Y DEL AMOR, por Miguel Moreno.

 

EL HUERTO DEL RECUERDO Y DEL AMOR

 


    Siempre me sorprendió tu privilegiada memoria, aquella en la que almacenas ordenada y cariñosamente todas las vivencias de nuestra época adolescente. Para una persona tan dada a la nostalgia como yo, comprenderás que una de las cosas que más me sigue uniendo a ti es poder compartir en momentos muy determinados los recuerdos de entonces. Nunca imaginé haber vivido tantas peripecias contigo hasta que te las escucho contar alegre en sus más nimios y pormenorizados detalles. Supongo que ello se debe a que todo lo que vivíamos lo hacíamos hacia dentro, buscando el núcleo, el néctar de nuestra identificación sin pararnos en la corteza superficial de cualquier relación al uso. 

     Me vienen en este instante los sonidos de tu guitarra que descendían melódicos, como lo hacen ahora mismo desde mi añoranza, por la amplia escalera de Las Casetas. Las notas de aquella música, Let It Be o Entre dos aguas, entre otras muchas, se deslizaban románticas sobre aquel pasamanos de madera. Aeropuerto feliz desde el que mis manos aeroplanas despegaban y aterrizaban cada vez que iba a buscarte. Eran las melodías de nuestros dieciocho años resonando enamoradas en nuestros corazones, siempre prestos a querer gratis pero siempre indecisos entre lo platónico y lo real; maravillosa confusión de lo bello, desmesura de lo hermoso; en definitiva la agonía ingenua del amor. La adolescencia te instala directamente en la felicidad mientras la madurez te obliga a buscarla en los restos de los yacimientos de afectos pasados, yo al menos, así lo creo. Eso es lo que no entendemos ahora, seguimos queriendo pero no como antes; por eso, a veces nos equivocamos y no sabemos querer bien a quienes queremos. Cada vez nos cuesta más distinguir los aromas embriagadores del amor alineados como estamos en una vida que nos lleva demasiado deprisa a ninguna parte.

 


    Soseguémonos, parémonos un momento en el umbral del día a observar. Mi padre, después de hacer las labores al huerto, siempre se dedicaba un momento a contemplar los progresos de las plantas: "Y ahora vamos a mirar", decía, y recorría feliz y satisfecho cantero a cantero, surco a surco, el fascinante espectáculo de la vida y la Naturaleza. Si humildemente también nosotros hacemos lo propio, advertiremos sorprendidos que cada día sigue ofreciéndonos oportunidades para la amistad, el amor o la mágica ceremonia de las estaciones irrumpiendo apasionadas en nuestras mentes. En ocasiones -es verdad- parece como si éstas cosas gratas vinieran ocultas dentro de una mina con subterráneas galerías de prisas, reproches e intereses bastardos, pero hete ahí que nosotros ejercemos de honrados mineros obligados a separar el oropel del oro. Concedámonos la oportunidad de seguir queriendo y, si es necesario, trasladémonos a las excavaciones de la infancia. Allí encontraremos la veta buena del amor, ese filón que tanto necesitamos y que tú conmovedoramente me descubres cada vez que nos encontramos en las noches cadalseñas. ¡Ah!, no olvides que la conquista de la mujer querida, también se cobra su dosis de esfuerzo y dolor que el amor agradecido sabrá recompensar.

 

                                                                            Miguel MORENO GONZÁLEZ


23 comentarios:

Anónimo dijo...

La vida está hecha de recuerdos 🥰🥰

Antonia Frontelo Morales

Anónimo dijo...

Que bonito Miguel, me quedo con el gozo intelectual de leerlo sin mayor análisis. Enhorabuena.
Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

Y probablemente la cesta la haría mi padre

Manuel Recamal Garcia

Pedro Alfonso dijo...

Seguro, porque mi padre la compraba las cestas de la vendimia y otras más pequeñas a Manuel Recamal de Cenicientos.

Anónimo dijo...

Efectivamente el mismo, también yo de pequeño fui con mi madre a venderlas a Cadalso

Manuel Recamal Garcia

Anónimo dijo...

Que rico todo

Lucia Lop

Anónimo dijo...

la sencillez y el buen hacer de las personas mayores

Consuelo Ajenjo

Anónimo dijo...

Buenas noches Pedro feliz noche como te vas a poner,

Aurora Ferrera Ruiz

Anónimo dijo...

Hola Pedro siento no haberte conocido personalmente a tu hermana si la vi ,espero que cuando vuelva a Cadalso sea por otro motivo . Me gusta mucho las fotos y recuerdos que pones en el Facebook perdona no te e dicho que soy Aurelia hermana de Carmen gracias

Aurelia Moreno Buades

Pedro Alfonso dijo...

Hola Aurelia, espero que la próxima vez que visites Cadalso nos podamos conocer. Gracias por el mensaje.

Un saludo.

Pedro Alfonso dijo...

Pero ahora que recuerdo hablé contigo en el tanatorio, también con tu hermana. Tal vez no sabías que era yo.

Anónimo dijo...

Pedro Alfonso pues seguro

Aurelia Moreno Buades

Anónimo dijo...

Pedro b noches, tampoco te conozco personalmente. A tu tía la hemos visitado varias veces porque, mi amado esposo QDEP le quería mucho. Ese BODEGON de productos del campo, me trae muchos bonitos recuerdos .

Maria Eugenia Blázquez Bascuas

Pedro Alfonso dijo...

Cuando vuelvas por Cadalso ya nos conoceremos. Muchas gracias y un saludo.

Anónimo dijo...

Pedro Alfonso Si duda alguna. 💖

Maria Eugenia Blázquez Bascuas

Anónimo dijo...

Buenas noches que tengas un felíz descanso

Maria Cristina Fuentes Rojas

Anónimo dijo...

Que rico

Esperanza De La Cruz García

Unknown dijo...

Buenas mi primo llegando con su pluma al corazón me traen recuerdos de mi abuelo doloroso junto con mi tío usé vendían sus hortalizas que previamente las compraban en villa del prado un saludo para mi primo Miguel y otro para ti cracias

Anónimo dijo...

Que buenoo

Clara Perezagua Lopez

Anónimo dijo...

Que bueno es tener presente esos recuerdos, porque al final son cosas de nuestra vida y como comparas con las cosas del huerto, cuando a esas personas se las cuida pasa como con la siembra siempre nos dan ellos más que lo que nosotros aportamos, solo falta un poquito de amor, el preocuparse por el otro, algo tan simple y que tanta falta hace en el mundo de hoy día, ya que vamos hacia un mundo individualista y solitario.
Luis M. González

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

Vieja estampa pueblerina,
veraniega y cotidiana,
el tenderete en la esquina
parroquiana una vecina
y me falta, la romana.


LOS SURCOS DEL TOMATE

Son los surcos del tomate
cuando lo aroma el verdín,
babilónico jardín
que tengo en un acirate;
y he formado un arriate
que dulcifica mis ojos,
del que huyendo los abrojos
ven a plantas que amamantan,
acunan, besan y cantan
a sus tomates tan rojos.

Anónimo dijo...

El ojo del amo engorda el caballo...

José Gabriel Storch de Gracia

Anónimo dijo...

Saludos❤️

Antonio Moreno De Francisco

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