NOCHEVIEJA EN COLORES
No sé si las fotos en color, como por otra parte pasa con las de blanco y negro, acaban quedándose sepias con el tiempo, como si siempre se hubieran hecho en las tardes amarillas del otoño. Ésta fue tomada en la nochevieja de... ¿qué año? Conserva los colores nítidos, sería que la realidad comenzaba a tener color para mi familia a partir de aquella nochevieja estrellada con las bardas de las tapias escarchadas, la niebla ocultando Cadalso y la lumbre de la cercana chimenea calentando nuestras espaldas e ilusiones. Estamos en casa de mi tía Vale en El Piquillo y nos la hizo Emiliano después de las uvas y de espaldas a la puerta, con todas las luces encendidas y apoyando la cámara sobre un trípode, aparato este que nos parecía no estar al alcance de cualquiera. Cuando salió de las entrañas de la cámara una especie de rayo blanco luminoso, Emiliano nos dijo que ya está, que valía, que ya podíamos volver a nuestros lugares para terminar de apurar la humilde copa de sidra con la que recibíamos el Año Nuevo. Algo nos conmovió por dentro y supimos entonces que aquella Nochevieja sería inmortal para todos nosotros. Que con cada futura nochevieja que llegara cargada de melancolía volvería a repetirse aquel Fin de Año en nuestros corazones y pensamientos.
Nuestras enigmáticas
miradas están plagadas de profundidad, parecen presagiar que nos introducirían
en un tiempo eterno y que, aunque pasaran muchos años sobre nuestras
existencias o sobre nuestros olvidos o sobre nuestra definitiva desaparición,
ya siempre nos quedaríamos allí. La vida de los libros y las fotos se congela
siempre en tiempo presente. Pero para detener el tiempo los humanos, antes tienen
que grabarlo en la mente. Por eso a la vez que se imprimía en la película esta
emotiva imagen navideña, también se iba grabando lentamente y a carne viva en
nuestras mentes. Sin dificultad se adivina en nuestros ojos que antes de ese
fugaz y misterioso instante no sabíamos lo que fuimos y después no fuimos lo
que quisimos. Es hermosa esta foto, no hay nada feo en aquello que recuerda lo
bello de nuestras vidas y que va a identificarse con lo mejor de nosotros para
permanecer inmóvil en nuestras memorias.
Mi padre está con la cabeza ligeramente inclinada a la derecha y
con un jersey marrón que heredó años después mi hermano Jose al que sostiene
entre sus piernas. Se quedó vivo eternamente en la foto, que es otra manera de
seguir viviendo. Mi madre mira al
objetivo con expresión de satisfacción, como si observara paisajes
deslumbrantes que nunca antes contempló. El
hermano chico, José Luis, es el que más ganó en el lance, se detuvo en la
etapa más dichosa del hombre: la infancia. Su felicidad vuela libre más allá de
los límites humanos. A mi hermano Justo
se le ve contento, como si lo esperara todo de aquella noche y de esta vida.
Parece que a mi hermano Nati le
pilló la instantánea con la vista abandonada al recuerdo de vivencias gratas
que le enriquecen interiormente. Y yo, yo espero con esperanza ese futuro que
me recibiría de inmediato nada más abrir la puerta. Y así, sin más, nos
quedamos los seis en la eternidad.
Siempre he tenido la misteriosa sensación que la Nochevieja
convierte el tiempo en magia que atenaza el corazón. La Nochevieja
de esta foto es el único lugar del planeta dónde permanecemos a salvo del paso
del tiempo y de la pena que ello nos ocasiona.
Miguel MORENO
GONZÁLEZ
7 comentarios:
Para algunos la nochevieja es Jodida a mi madre la enterraron con cuarenta años dejandonos a mi hermana y a mi con ocho y cuatro años y haces como si no te acordases
Antonia Frontelo Morales
feliz año para todos los cadalseños
Ana Diaz
VÍCTOR
De exquisita cortesía
y esmerada corrección,
de urbana melancolía
me habla de su barbería
Víctor con gran emoción.
Al igual que yo de niño
él,su oficio lo aprendió,
y le dispensó cariño
y a cada testa el aliño
acorde, a su pelo dio.
A Cadalso siempre tuvo
dentro de su corazón
y en él siempre se mantuvo,
y con sus gentes sostuvo
entrañable relación.
Hizo una "mili", de ensueño,
cuando la patria llamó
y allí puso gran empeño
y desarrugó algún ceño,
y al coronel se ganó.
Cortaba el pelo a dos hijos
pequeños, del coronel
y entre bromas y acertijos
fueron de sus clientes fijos,
como el resto del cuartel.
Luciendo su bata blanca
ni el uniforme vistió
y con su mirada franca,
y sonrisa que no estanca
sólo una vez lo lució.
Entre rudos legionarios
al Caudillo contempló,
rodeado de breviarios,
y marciales escenarios
ante Franco saludó.
Y a pesar de sus mareos
y a su no querer viajar,
ni afición a cotilleos
el colmo de sus deseos
se colmó al poder volar.
Volando con los "paracas",
y desde el avión saltar
y ver por el suelo vacas
y volando a las urracas
nunca más quiso probar.
Y en Cadalso nuevamente
su actividad prosiguió;
y se enfrascó totalmente
con su bodega y su gente
en el pueblo en que nació.
"¡Y en el autobús del Gato
siempre le encuentro genial,
y aquí yo os traigo el retrato
y en quintillas el formato
de un cadalseño cabal!".
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA CASA PATERNA
Mi despertar fue a la luz de la tierra fecunda,
entre los viñedos y barbechos roturados
de olivares e higueras,los campos alfombrados
y el olor del ganado, que estercola y lo inunda.
Supe que el mayor bien en el trabajo se funda,
que vagancia y molicie, nunca fue de esforzados,
y a la larga produce funestos resultados
sin ejemplo familiar, de raigambre profunda.
Se impregnaron mis ojos del pinar esmeralda,
que a las sosegadas Peñas las viste con falda,
y cuando a labrarme un futuro me marché lejos
retornando hijo pródigo a la casa paterna,
sobre mí se posó la amada pupila interna
fraternal y querida, del amor de mis viejos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
ESTA ES MI CALLE
Esta es mi calle, aquí vedla plasmada,
donde viví la infancia de mi vida
originario punto de partida
de expedición de lucha y de cruzada.
Imaginadla envuelta en llamarada,
de alegría de niños encendida,
con silla de espadaña adormecida
en la acera en la noche sosegada.
Enfrente de mi casa los terneros
de Luis y Nieves en corral de vacas
el grano y paja sito en los graneros.
Del carro de varales las estacas,
donde Isabel la leche de cabreros
y los padres de Aurelia en las hamacas.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
UN MUY FELIZ AÑO 2018
Eulalia Alvarez Navarro
Manudos recuerdos tengo yo de una nochevieja ahí un año después, recuerdo todo como si fuerais mi familia, nunca lo olvidaré, eso si que era una familia trabajadora ejemplar, y a tu tía y tu abuela tampoco las olvido. Feliz año amigo MIGUEL y un abrazo a toda tu familia, de corazón.
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