El destino final de la visita al impresionante Cañón del
Colca es ver de cerca el cóndor andino y su espectacular vuelo a través del
cañón. Este es el atractivo principal que te venden para recorrer el cañón,
pero una vez que lo recorres, te das cuenta que existen otros atractivos
tal vez mucho más interesantes como pueden ser, los pueblos, las iglesias, sus
gentes y su interesante folklore.
Todo aquí está cargado de historia, y para ello nada mejor
que visitar las iglesias, donde encontraremos la historia de la época colonial
del Perú.
Aunque en un principio se creía que el Cañón del Colca era
el más profundo del mundo, ahora parece ser que han descubierto que el más
profundo es el Cañon de Cotohuasi, ambos vecinos.
El que hoy visitamos, llamado así por discurrir el río
Colca, tiene en sus partes más profundas 3200 metros de
profundidad y alcanza los 100 kilóometros de recorrido.
Aunque en algunas partes puede parecer un autentico cañón
con enormes paredes verticales, la mayor parte es un valle en forma de v de
origen glaciar, en el que desde tiempos remotos se han venido construyendo un
conjunto de terrazas de enorme grandiosidad y difícil de imaginar hasta que
estás ante el inmenso espectáculo que te proporciona su vista desde las
alturas.
El recorrido se hace por una carreterita de tierra, donde el
pequeño autobús avanza envuelto en el polvo que se desprende a su paso. Todo el
recorrido se realiza por la parte alta del valle, lo que nos proporciona unas
bellas estampas de las montañas llenas de miles de terrazas, que aquí reciben
el nombre de andenes, donde los nativos mantienen una actividad agrícola desde
los tiempos de los incas. Gracias a estas terrazas los habitantes del valle han
conseguido durante siglos detener la erosión y el agua que utilizan para el
riego de sus productos agrícolas.
Pero no sólo las terrazas nos llaman la atención, también la
vista de los elevados picos, que aquí llaman nevados, y los pueblos que
aparecen a medida que avanzamos por el valle.
Estos pueblos fueron fundados por el Virrey de Toledo en el siglo XVI, y en ellos se acogieron a todos los habitantes llamados Collaguas, que vivían dispersos por el valle.
En los pueblos destacan principalmente sus iglesias, entre
ellas la de Yanque y Maca.
Maca y su iglesia
Aquí la luz llegó en 1999 y durante siglos estos pueblos han
permanecido detenidos en el tiempo junto con sus habitantes, conservando esa
cultura y folklore tan peculiar y colorido.
En cada pueblo y en cada recodo del camino encontramos
puestos de artesanía que atraen a los miles de turistas que cada año recorren
este camino, nosotros disfrutamos don las compras y la belleza de tantos
objetos típicos de la artesanía inca, por otro lado s los habitantes del Colca
se sacan unos soles, la moneda de curso legal de Perú.
En pleno recorrido se puede observar una gran roca junto a
la carretera en el que se han tallado las terrazas del valle. Los habitantes
del valle, dicen que esta piedra fue tallada en tiempos de los incas.
Unos kilómetros más adelante nos detenemos en el
final de nuestro recorrido por el Cañon del Colca, el lugar de impresionante
belleza nos muestra una de las partes más encajonadas y profundas del valle,
llamada la Cruz del Cóndor.
Una cruz sobre unas piedras y la presencia de muchos
turistas apostados en las paredes del cañón, nos indican que hemos llegado al
lugar propicio para observar al cóndor de los Andes.
El cóndor es el ave más mítica y que mejor representa a la
cordillera de los Andes. En este lugar los visitantes se agolpan con sus prismáticos y sus cámaras
para conseguir ver y fotografiar el grandioso vuelo del cóndor.
La Cruz del Cóndor
La mejor hora, dicen que es por la mañana, pero aun
así es difícil poder observarlos y cuando tras mucha paciencia aparecen algunos
sobrevolando en el horizonte, las voces y la expectación hacen que se lancen en
una huidiza caída hacia lo más profundo del cañón.
Si a todo esto le añadimos, los coches, las combis ( pequeños autobuses), los
puestos de artesanía y los turistas, el lugar parece una romería de tráfico y
gentes que deambulan de un lugar para otro en busca de las mejores vistas,
hacen que este espectacular y bello lugar pierda mucho de ese encanto que tendría
de estar solitario, pero a pesar de todo merece la pena estar allí y poder ver
el vuelos del cóndor, aunque como en mi caso sólo sea unos segundos.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
3 comentarios:
Impresionantes imagenes del cañón, Pedro, al menos has podido ver al cóndor.
La verdad es que le vimos poco, pero el recorrido es impresionante.
Un saludo
Pedro
Un bello lugar sin ninguna duda.
Gracias Zorro por hacernos partícipes de este viaje.
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