viernes, 18 de enero de 2013

El Cañón del Colca. Perú ( y III )

                                La Cruz del Cóndor


 
El destino final de la visita al impresionante Cañón del Colca es ver de cerca el cóndor andino y su espectacular vuelo a través del cañón. Este es el atractivo principal que te venden para recorrer el cañón, pero una vez que lo recorres, te das cuenta que existen otros atractivos tal vez mucho más interesantes como pueden ser, los pueblos, las iglesias, sus gentes y su interesante folklore.

Todo aquí está cargado de historia, y para ello nada mejor que visitar las iglesias, donde encontraremos la historia de la época colonial del Perú.
 
 
Aunque en un principio se creía que el Cañón del Colca era el más profundo del mundo, ahora parece ser que han descubierto que el más profundo es el Cañon de Cotohuasi, ambos vecinos.

El que hoy visitamos, llamado así por discurrir el río Colca, tiene en sus partes más profundas 3200 metros de profundidad y alcanza los 100 kilóometros de recorrido.
 
 
Aunque en algunas partes puede parecer un autentico cañón con enormes paredes verticales, la mayor parte es un valle en forma de v de origen glaciar, en el que desde tiempos remotos se han venido construyendo un conjunto de terrazas de enorme grandiosidad y difícil de imaginar hasta que estás ante el inmenso espectáculo que te proporciona su vista desde las alturas.

 Los agricultores obtienen el agua para el regadío de sus terrazas del deshielo de las muchas y altas montañas y volcanes que existen a través del valle.

 
 
 
El recorrido se hace por una carreterita de tierra, donde el pequeño autobús avanza envuelto en el polvo que se desprende a su paso. Todo el recorrido se realiza por la parte alta del valle, lo que nos proporciona unas bellas estampas de las montañas llenas de miles de terrazas, que aquí reciben el nombre de andenes, donde los nativos mantienen una actividad agrícola desde los tiempos de los incas. Gracias a estas terrazas los habitantes del valle han conseguido durante siglos detener la erosión y el agua que utilizan para el riego de sus productos agrícolas.
 
 
 
Pero no sólo las terrazas nos llaman la atención, también la vista de los elevados picos, que aquí llaman nevados, y los pueblos que aparecen a medida que avanzamos por el valle.



Estos pueblos fueron fundados por el Virrey de Toledo en el siglo XVI, y en ellos se acogieron a todos los habitantes llamados Collaguas, que vivían dispersos por el valle.

En los pueblos destacan principalmente sus iglesias, entre ellas la de Yanque y Maca.

Maca y su iglesia
 
Aquí la luz llegó en 1999 y durante siglos estos pueblos han permanecido detenidos en el tiempo junto con sus habitantes, conservando esa cultura y folklore tan peculiar y colorido.

En cada pueblo y en cada recodo del camino encontramos puestos de artesanía que atraen a los miles de turistas que cada año recorren este camino, nosotros disfrutamos don las compras y la belleza de tantos objetos típicos de la artesanía inca, por otro lado s los habitantes del Colca se sacan unos soles, la moneda de curso legal de Perú.
 
  
 
En pleno recorrido se puede observar una gran roca junto a la carretera en el que se han tallado las terrazas del valle. Los habitantes del valle, dicen que esta piedra fue tallada en tiempos de los incas.

 
 
 
Unos kilómetros más adelante nos detenemos en el final de nuestro recorrido por el Cañon del Colca, el lugar de impresionante belleza nos muestra una de las partes más encajonadas y profundas del valle, llamada la Cruz del Cóndor.
 
 
 
Una cruz sobre unas piedras y la presencia de muchos turistas apostados en las paredes del cañón, nos indican que hemos llegado al lugar propicio para observar al cóndor de los Andes.

El cóndor es el ave más mítica y que mejor representa a la cordillera de los Andes. En este lugar los visitantes se agolpan con sus prismáticos y sus cámaras para conseguir ver y fotografiar el grandioso vuelo del cóndor.
 
    La Cruz del Cóndor 
 
 
La mejor hora, dicen que es por la mañana, pero aun así es difícil poder observarlos y cuando tras mucha paciencia aparecen algunos sobrevolando en el horizonte, las voces y la expectación hacen que se lancen en una huidiza caída hacia lo más profundo del cañón.
 
 
 

Si a todo esto le añadimos, los coches, las combis ( pequeños autobuses), los puestos de artesanía y los turistas, el lugar parece una romería de tráfico y gentes que deambulan de un lugar para otro en busca de las mejores vistas, hacen que este espectacular y bello lugar pierda mucho de ese encanto que tendría de estar solitario, pero a pesar de todo merece la pena estar allí y poder ver el vuelos del cóndor, aunque como en mi caso sólo sea unos segundos.

 



                                            
 
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
 

3 comentarios:

  1. Impresionantes imagenes del cañón, Pedro, al menos has podido ver al cóndor.

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  2. La verdad es que le vimos poco, pero el recorrido es impresionante.

    Un saludo
    Pedro

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  3. Un bello lugar sin ninguna duda.
    Gracias Zorro por hacernos partícipes de este viaje.

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