Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 10 de mayo de 2012

Tangos y Carnaval: Santuario de sueños


TANGOS Y CARNAVAL: SANTUARIO DE SUEÑOS


                                              (Pincha para escuchar mientras lees)

     Recuerdo los bailes de las Carnestolendas cadalseñas de mi infancia. En especial -no sé por qué- los que se celebraban en aquella nave enorme de Casa Carabias. A la derecha, según entrabas, estaba situada la plataforma de madera donde se encaramaba la orquesta y sobre ella, sobre la tarima, digo, entre empujones y codazos, tomábamos asiento los niños para oír música, ver bailar, hacer pícaros comentarios y ser observados fácilmente por nuestros padres entre tangos y demás parafernalia danzante y enamorada. Aquellos seres, que engendraron con ansia fiera en la manera de querer y casi sin saberlo, lo que hoy es el pueblo, bailaban entre bandas de colores cruzando algunos torsos, esperpénticos y originales disfraces, redondos y diminutos papelillos y largas y ásperas serpentinas. ¡Cómo bailaban mis paisanos! Era el patrimonio más entrañable que poseían: música y baile. Era su grandeza más preciada, aquella que les compensaba y acompasaba en sus cotidianas derrotas. Era el aplastante triunfo de amores y alegrías sobre el dinero y la belleza física que siempre pertenecían a los otros, nunca a ellos. Era la secreta ilusión que creían ganarían, corregida y aumentada, años después. Ya sabéis, eran esperanzas humildes, conjuros extraños de amores hechos cadencia que al final pasaban a ser, mayormente por mor del destino, pobres triunfos pasajeros.


     Y allí seguían, ajenos a ese mundo que quiebra la vida y que nada le importa, que sólo "yira... yira". Y, en ese lugar, bajo aquel techo poblado de banderitas de papel, sobre un suelo lleno de polvo, sentían como a sus pechos les pedía rienda suelta el corazón. Y bailaban…, bailaban desgarrados tangos, decenas de parejas bailaban a ritmo de tangos soñados, elevándose hacia momentos hermosos que, indefectiblemente, siempre acababan encontrando un pecho fraterno para vivir "abrazaos". Los bailaban  apasionadamente, -que yo lo recuerdo-, que el baile es antes que nada, y sobre todo entonces, pasión. Pasión dispersa que flotaba en suspensión por aquel santuario de sueños y que los niños, desde la tarima, sentados, podíamos atrapar dulcemente con solo alargar los brazos y abrir las manos.


     Éstas evocaciones son recuerdos míos de amores de los demás que, cuando, como ahora, mi memoria revive, me asombra el comprobar que puede uno querer viendo cómo se quieren los demás. Será que, como en el tango, siempre se vuelve a aquellos primeros amores sintiendo que es un soplo la vida, que treinta años no es nada. Como en el tango, yo también tengo en Cadalso un gato de porcelana para que no maúlle al amor. Como en el tango, cuando uno sea descolado mueble viejo y no tenga esperanzas en el pobre corazón, agradecerá poder recurrir a un amigo. Como en el tango, evoco aquella pobre vida paria donde triunfaban milongueras y quiméricas pretensiones. Como en el tango, el canto de los vientos de mi tierra unas veces me alegraron la vida y otras me hicieron llorar. Como en el tango, la vida es una herida sutil de sable sin remache. Como en el tango, debemos beber sin que nadie nos amargue el trago. Como en el tango, tenemos dentro un cóctel de horas de dolor y amor. Como en el tango querido. Como en el tango...              

              (A mis padres)
                               

                                          Miguel MORENO GONZALEZ

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto ya lo habia leido hace algunos años,me lo dio Miguel,pero no me ha importado volver a leermelo.Paquitopirata.

Rafael dijo...

Habrá en el universo, multiverso ese, una balanza en la que penares y alegrías se vayan colocando cada uno en su platillo.. y allí jueces áureos lleven nuestras cuentas.. Me resulta discretamente consolador imaginar (con no poco esfuerzo) que algo así pudiera
estar aconteciendo.. nubes arriba, muy arriba.. En fin, gracias compañero..

Anónimo dijo...

Magnífico relato. Cadalso sin duda, es un pueblo especial. Sobre todo por sus gentes. Gracias Miguel!

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