Chagall y Cadalso, un encuentro casual.

Fundación Caja Madrid

Un encuentro con la obra de Marc Chagall que cultivó un arte inspirado en el amor, los recuerdos y las tradiciones, durante más de ochenta años, es dejarse llevar por su vida íntima y el mundo infinito de sus sueños. La luz que impregna su pintura y la realidad da el tono a los grandes temas que pinta Chagall.

Amigo de todos los poetas de su época, hombre errante y enamorado del circo, Chagall amplifica los sueños de sus obras con esos enamorados que parecen volar entrelazados, con ese gallo que le da la fuerza para poder levantarse cada día y con el recuerdo siempre vivo de los tejados de su Vitebsk natal.

Los tejados rojos. 1953

Pero si la obra de Chagall ya era más que suficiente para sentir la vida y los recuerdos vivos, el encuentro inesperado con esas gentes que nacen y piensan en el mismo lugar donde tus sentimientos afloran, constituye un momento de enorme realidad y complacencia.

El encuentro con estas cadalseñas, movidas por la cultura y los sueños nos proporcionó más de dos horas de distendida charla en un crescendo constante en esa madrileña Plaza de San Martín y como fondo el gran cartel de Chagall que en su silencio vivió los recuerdos, las costumbres, los personajes, en fin la vida de Cadalso, porque si de algo hablamos los cadalseños cuando nos encontramos aquí o allá es de nuestro pueblo.

Y casi sin sentir lo que a nuestro alrededor transcurría, la tarde fue pasando y las luces iluminaron Madrid y seguramente nuestros corazones por haber tenido la suerte de sentir este casual encuentro.

Plaza de San Martín

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso