El lago Titicaca y los Uros

                                       Lago Titicaca y los Uros

 Puno con sus 125000 h. es la capital del Departamento de Puno

El inmenso lago Titicaca hace frontera entre Perú y Bolivia siendo una zona de tráfico entre los dos países. La ciudad más cercana para visitar el lago es la peruana de Puno con su puerto y la boliviana de Guaqui.

Dependiendo en que ciudad te encuentres oirás eso de; la parte peruana es el Titi y la boliviana la Caca, esto es si has partido de Puno pero si por el contrario comienzas desde Guaqui te lo dirán al contrario, a Bolivia pertenece el Titi y a Perú la Caca.

El lago se encuentra en la meseta del Collao, dentro del altiplano andino, a unos 3812 m. de altitud. Tiene una superficie de 9000 kilómetros cuadrados con una dimensión de 177 km de largo por  56 en su parte más ancha.

Puno a la orilla del lago Titicaca y rodeada de cerros se encuentra a 3812 m.a.s.n.m.

 El lago está sembrado de islas y de leyendas sagradas que te llevan lo más secreto de los Andes en las soledades heladas del Altiplano. Es el mayor de America del Sur y sus aguas navegables son las más elevadas del mundo.

  

La alimentación del lago corre a cargo de 25 ríos cuyos caudales dependen de las lluvias y del deshielo de los glaciares.

Los uros son gente amable y sencilla, se conforman con poco y desde siempre han sabido sacar del Titicaca todo lo necesario para subsistir en este lugar tan inhóspito del altiplano peruano.

En la región del Titicaca las condiciones climáticas, mucho más buenas que en el resto del Altiplano, que es azotado por vientos helados, ha mantenido siempre una gran población india en su mayoría compuesta por quechuas, aimaraes, callahuayas y uros.

Los uros de Perú habitan cerca de la bahía de Puno sobre unas islas flotantes que construyen con “totora” del quechua t’utura. Esta planta herbácea perenne crece en los humedales y es la base tanto para la construcción de las islas flotantes como para las embarcaciones y las viviendas de los uros.

Dicen que ellos no se han considerado nunca hombres sino uros, que son la raza primigenia de América siendo su etnia anterior a los incas, diferenciándose de los quechuas y aimaras.

Esta etnia que habita tanto en Perú como en Bolivia, se les conoce como hombres de agua, aunque su verdadero nombre es kjotsuñi, que significa hombres lacustres.

Su vida está unida al lago y a la totora, esta planta les sirve para construir la base sobre la que se asienta su poblado, también con ella construyen sus casas y las barcas con las que navegan por el Titicaca, fabrican los objetos de recuerdo que luego venden a los turistas que les visitan y hasta es comestible, yo la probé al natural y estaba bastante buena, tal vez le faltaba algo aceite y un poco de sal pero no debe ser fácil encontrar aceite en medio de este inmenso lago.

Después de convivir entre estas gentes tan amables y sencillas, haber navegado en sus barcas de totora, comer junto a ellos y conversar sobre su vida y la nuestra en un castellano perfecto uno se siente mucho más unido a ellos y a su forma de vida, basada en lo que la naturaleza y la propia vida les ofrece, no necesitan más y solo cuando tienen que acercarse a Puno necesitan zapatos que no dudan en pedir y solicitar que les enviemos cuando regresemos a nuestra vida cómoda y consumista.

Es un adiós que se convierte en un hasta siempre porque los uros a partir de este momento ya forman parte de nuestros sentimientos y recuerdos.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso