Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 9 de marzo de 2023

SEIS RECUERDOS CON CARLOS DE LA PEÑA STEGLICH. Por Miguel Moreno.

 SEIS RECUERDOS CON CARLOS DE LA PEÑA STEGLICH

Seis recuerdos bonitos guardo de Carlos. El primero se desarrolló en La Pedriza donde fuimos, acompañados por nuestros hijos -aún niños-, los chicos de Conservaduría; aquella Conservaduría del Ministerio de Exteriores que, me parece, ya no conserva ni el nombre, aunque sí cobijará algún que otro afecto. Fue una mañana encantadora de un sábado de octubre y disfrutamos sin saberlo entonces. Ahora yo sé que fui feliz cuando a la vuelta oímos en su coche unas acariciantes melodías de Enya que nos desnudaban despacio por dentro. 

El segundo también aconteció por la zona (algo tenía aquel lugar que siempre atraía a Carlos, que tiraba de él como tira el amor). Esa vez fue en una tarde luminosa de primavera y al salir del trabajo; como niños, pero esta vez sin ellos, estuvimos jugando al futbol en un hermoso prado hasta que nos cansamos de jugar, merendar, contemplar la Naturaleza y reír. ¡Reír! ¿He dicho algo?

El tercero fue una felicitación navideña. Me llamó a casa de mi madre en el barrio de Las Sillas de Cadalso y coincidió que estaba yo allí hablando con ella de mi padre. Su voz se escuchó sincera, íntima, acariciante… Me deseó eso que antes se deseaba con mucho sentimiento y que me enmudeció: “¡Feliz Navidad!” 

El cuarto nació cuando me mandó en otra Navidad una foto que había sacado, ¿sabéis dónde?, efectivamente, ¡Bingo!, la creó en La Pedriza. Era una foto preciosa que conservo en mi cajón de afectos en Cadalso. Todo lo que retrató poseía un azul y un verde penetrante, cegador, más bien conmovedor. Y en primer plano captó un árbol viejo, seco, partido en dos por la pena de alguna desilusión. No sé de qué especie de árbol se trataba, sí recuerdo que estaba teñido de intensos amarillos, anaranjados centelleantes y cálidos marrones. Aquella foto de Carlos penetró en el alma del paisaje y en la mía de cadalseño, también. 

El quinto lo guardo desde que apareció en nuestro despacho del Palacio de Viana con un disco de música clásica que contenía una de sus composiciones favoritas y, por supuesto, desde entonces también lo fue mía. Me entregó, como si de una ofrenda se tratara, el Intermezzo de la “Cavallería Rusticana, de Pietro Mascagni. 

El sexto es compartido con otro compañero de ambos, Rafael Canellada Llavona, entre los dos editaron un librito artesanal con ilustraciones -que ellos compusieron- precioso con las frases que servidor había seleccionado de una de mis lecturas de “El Quijote”. Lo presentamos en una cafetería enfrente del Circulo de Bellas Artes madrileño en compañía de resto de compañeros. Fue una tarde muy especial para todos nosotros que aún resiste entre nuestros recuerdos románticos. 


Siempre que paso, veo, escucho e incluso huelo estos recuerdos, indefectiblemente le evoco a él. Tengo más, muchos más, también los hay tristes, pero esos se los iré contando poco a poco por guasap y al anochecer.

                       Miguel Moreno González


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días zorro corredero

Aurora Ferrera Ruiz

Anónimo dijo...

Exquisito relato cargado de amistad y aprecio por el buen amigo.

Antonio C.

Anónimo dijo...

Buenos recuerdos de personas con las que compartiste años de trabajo y momentos de esparcimiento.
Un abrazo, Miguel.
Luis C. Trijueque

Anónimo dijo...

Recuerdos inolvidables de personas que dejan huella. Como tú, Miguel.

Anónimo dijo...

Qué más queda de una vida que los buenos recuerdos..

Anónimo dijo...

Efectivamente, durante nuestra relación laboral nos cruzamos con muchas personas, algunas pasan de manera desapercibida, otras creando negatividad y otras donde se forja una gran amistad y con los que vivimos momentos de nuestra vida, tanto dentro, como fuera del trabajo y que aunque el tiempo pase o la jubilación te haga no tener ese contacto inicial siempre tendrán un hueco en nuestra mente y corazón por los grandes momentos vividos, porque se fraguó una verdadera y honesta amistad 😉
Luis M. González

Anónimo dijo...

👏👏👏👏👏... los recuerdos a veces son muy importantes y unas veces dulces y otras casi odiosas, pero ésta bonita historia tuya es dulce y cariñosa...me alegro amigo. Feliz día.
José A. Álvarez G. de Guzmán

Anónimo dijo...

Agradecido por vuestros cariñosos y bonitos comentarios.

Anónimo dijo...

Solo tú eres capaz de plasmar así el culto a la amistad, sin alharaca ni grandilocuencia. Al menos para mí digno de admiración.
Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

Buenas tardes Miguel.
No sabes cuánto me alegro que sigas recordando los buenos tiempos.
Mi hija se ha puesto a llorar de la emoción.
¿Qué tal está Paloma y el futuro torero?
Muchísimas gracias
Pilar, Alicia, Carlos

Anónimo dijo...

Feliz tarde.

Yolanda Garcia Martinez

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