Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 11 de marzo de 2021

LA MIRADA DE LA TARDE, por Miguel Moreno

 (Han pasado muchos años y jamás volví a verle. ¿Qué habrá sido de él? Cuando paso por el colegio suelo recordarle…)

LA MIRADA DE LA TARDE

 


     Los mocos le asoman tenuemente por la ventana izquierda de la nariz, como si salieran al sol primaveral de la tarde. La cara la tiene vivaracha con un color sonrosado que le da un matiz inconfundible. Su cabeza está habitada por ralos cabellos que parecen juncos enhebrados. Los débiles pelillos de sus cejas aparecen diseminados por doquier confundiéndose con los de las pestañas. Los ojos los tiene profundos y de ellos emergen pupilas de color verde. Sus labios emiten ruidos que remedan palabras que solo entenderán, supongo, sus más allegados. Los pies los tiene metidos hacia dentro, oblicuos a la rectitud, ello hace que su caminar tenga aire titubeante.

      Extiende los brazos en todas direcciones y su dedo índice parece una veleta sacudida por un vendaval que señala multitud de lugares que llaman su atención. Balbucea ligeros grititos de sorpresa empapándose de sensaciones que, a lo mejor, le parecen nuevas. Inicia una carrera sin meta conocida, enseguida se arrepiente y torna al lugar de origen. A su cuerpo le sacude un movimiento espasmódico, inquieto y constante, como si intentara no precipitarse a un insondable abismo imaginario.

      El cielo le puede esperar… Posiblemente él le pide lo mejor o seguramente espera lo peor: “Déjame morir joven o sino déjame vivir sano para siempre. Es duro hacerse mayor sin esperanzas. Yo quiero ser eternamente joven y sano…”

      Ha de ser su madre quien de vez en cuando le mira atenta y vigilante. Curiosea una revista de las llamadas "del corazón" en la puerta del colegio madrileño J.S. Elcano. Permanece de pie rodeada de papás, niños, carteras, pelotas… Yo les contemplo a ambos a la sombra de un árbol pequeño. En apariencia ella está ajena al anhelante estado de su hijo; esa distracción me hace pensar que el tiempo acaba convirtiendo en normal cualquier cosa, incluso la desgracia permanente.

      Son las cinco de la tarde -siempre la tarde-, aguardo a que mis hijos, Miguel y Berta, salgan del colegio y un latigazo errante provoca que nuestras miradas choquen entrelazándose absortas. El chico queda inmóvil por primera vez desde que le observo. Encuentro su mirada noble e interrogadora, como demandándome explicación a toda una vida. Me percato que le miro imaginando qué bichos (¿acaso luciérnagas?) habrá metido en una cajita de cerillas, qué ideas engendrará su mente, qué sensaciones surcarán su cerebro atropelladamente buscando el exterior, qué ilusiones abrigará, quién ejercitará su garganta para enseñarle a hablar, cómo amará, cómo reirá, cómo se quejará, cómo soñará, qué juguetes tendrá…

 

     Inopinada y bruscamente vuelve la cabeza hacia su madre, emite un penetrante chillido llamando su atención y cuando lo consigue gira su cabeza hacia mí. Se eleva altivo sobre sí mismo con orgullo, estira su brazo derecho y su dedo índice me señala acusador mientras murmura algo ininteligible. Retiro sorprendido e intimidado mi mirada y mi cuerpo del lugar. Mi mente no, ella imagina que el muchacho encontró en mí una explicación largamente buscada a tanta tiniebla, a tanto dolor, a tanto desamor… Yo estaba allí y ni siquiera fui capaz de transmitirle una pizca de sensibilidad, algo de calma, o un poco de paz…

                               

                                 Miguel MORENO GONZÁLEZ


9 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito... como siempre, artista.
José A. Álvarez G. de Guzmán

Anónimo dijo...

Bonito pero sobrecogedor. La gente así te transmiten una ternura especial y ayudarles a ser felices es gratificante. Te lo digo porque he pasado horas con unos cuantos. No apreciamos la vida que tenemos y miras para otro lado, pero siempre encuentras alguien que lo pasa peor que tú.
María Antonia Hernández

Anónimo dijo...

No se qué decir... tu reacción fue la habitual, nos descoloca ver una persona con alguna discapacidad y ante la posibilidad de no saber si acertaremos en como comunicarnos y que expresar nos inhibimos.
Normal y razonable. Según dicen algunos también ocurre que estos seres humanos nos ponen delante nuestras debilidades y eso nos asusta, no diría yo que no a eso. El comunicarse con ellos con la naturalidad de considerarlos "normales" se adquiere. Por cierto, a mi hijo Jose le encanta cuando le dedicas alguna de tus crónicas taurinas.
Un abrazo. Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

D.Miguel,como nos tienes acostumbrados, escribes con muchisimo tino y ternura. Cuando montas en la bici te transformas. El otro dia, hablando con mi querida de carbono, me preguntaba: ¿porqué va siempre despistado en el camino?. La tuve que confesar, que era porque monta a Rocinante.
Buenas tardes D.Miguel.
Remigio Yuste

Anónimo dijo...

Acogedor relato, que todos hemos vivido alguna vez y que aunque nos deberíamos comportar con total normalidad, no lo hacemos, porque nos llama la atención y nos quedamos mirando y observando, como a ti y a todos nos pasa, porque siempre nos empiezan a rondar por la cabeza multitud de sentimientos e interrogantes, será feliz... que pensará de su vida... cómo lo llevará la familia... y que será de él cuando sea mayor... y cuando falten sus padres... por eso, creo que tenemos esa reacción.
Luis M. González

Anónimo dijo...

El escritito de Miguel Moreno nos ayuda a reconocer lo bella que es la vida y nos enseña a mirar a nuestro alrededor y ver que siempre hay alguien que está peor que uno mismo. Este tipo de gente desprenden una ternura especial y te enseñar a valorar lo que tienes para mi fue muy gratificante hacerlos felices en su día, cuanto tenemos que aprender de ellos.

Maria Antonia Hernández

Anónimo dijo...

Inexplicable la verdad

Antonia Frontelo Morales

Anónimo dijo...

Que Bonito

Aurora Frrera

Anónimo dijo...

Escritito que muestra la gran sensibilidad y percepción de su creador.
Que cruel e injusta es a veces la vida con algunas personas.Que ha sido de ese niño?

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