Buenos Días CADALSO
Cadalso en herreriano me mola y no es una bola. Buenos días.
Cadalso siempre me reanima.
Buenos Días CADALSO
Cadalso en herreriano me mola y no es una bola. Buenos días.
Cadalso siempre me reanima.
"Una etapa larga se acaba. Empieza otra mucho más corta y espero que no muy dolorosa…
Mi agradecimiento y admiración a los buenos amigos y compañeros (de ambos sexos) que he conocido a lo largo de los 40 años que he permanecido en este Ministerio de Exteriores. Así mismo, a los proveedores y empresas con los que he tratado y que han hecho muchos y grandes favores y servicios para que el Ministerio luciera siempre bello e impoluto, dando la imagen idónea de edificio representativo de España ante los visitantes, tanto nacionales como internacionales.
Gracias a: Restauración de Alfombras Históricas: Pepa Garrido. Lámparas Históricas: Cleaner Lamp (Aurora, Pilar…). Relojes Antiguos: Relojería Manuel Olaya. Servicio de Transporte de Personal del Ministerio: Rubiocar (Octavio). Servicio de Furgonetas y Reparto de Documentación y Enseres: Alfredo Cabañas (Ana). Máquinas de Refrigerio: Nazábal. Tapicería y Factótum del Ministerio: Juan Rubio Jarillo. Toldos de los Edificios: Toldos Mar (Rafael Morell). Servicio de Vehículos Oficiales del PME (todos los conductores). Mantenimiento, Equipo de Servicios Generales, Seguridad Privada y Guardia Civil del Ministerio … Todos ellos han sido muy atentos conmigo y me han ayudado incondicionalmente haciendo gala de su gran profesionalidad.
Mención especial para los compañeros que me encontré cuando llegué (hoy todos jubilados), igualmente para los actuales y últimos y, por supuesto, a mis tres compañeros del Servicio de Reparto, pocos saben que si ellos faltan el Ministerio se paraliza y… ¡nunca faltaron!
Lo que tenemos y parte de lo que somos mi mujer, mis hijos y yo, se lo debemos a nuestro trabajo y a este Ministerio de Asuntos Exteriores que confió en nosotros y nos pagó puntualmente (no siempre bien…) Dos chavales éramos cuando llegamos a la Embajada de España en Argel (22 años ella y 24 servidor), en plena crisis por el Ex Sahara Español, el gas y el terrorismo-independentista del MPAIAC, dirigido por Antonio Cubillo. Al cabo, estoy orgulloso de ser español nacido en Cadalso de los Vidrios (Madrid), y… cada vez me caen peor los políticos actuales (unos y otros, no puedo remediarlo) y el puto “Virus sin Corona”.
No he sido buena gente y he fallado más de lo normal. Pido disculpas y os reitero mi agradecimiento a todos por ser buenos conmigo a pesar de no siempre merecerlo. Sed fuertes y comprensivos, trabajar, culturizaros y luchar por vuestros principios, por ser respetados y por vuestra dignidad. Un abrazo muy fuerte y sincero. Cuidaros y sed felices.
“Fue el parecer del médico que melancolías y desabrimientos le acababan. Rogó Don Quijote que le dejasen solo, porque quería dormir un poco. Tanto durmió que pensaron el Ama y la Sobrina que se había de quedar en el sueño…”
Y YO ME IRÉ
“…Y yo me iré. Y todas las
mañanas seguirá sonando el campanario y los pájaros seguirán cantando…” Algo
así decía desalentado Juan Ramón Jiménez ante lo irremediable de su partida.
Bien, pues algunas mañanas, cuando cruzábamos en autobús el río Manzanares por
el puente de La Arganzuela (mucho antes de existir los subterráneos de Madrid
Río, cerca instalaban también la Verbena de San Isidro) coincidíamos con la salida
del sol. Lo tengo grabado: Es en ese preciso instante cuando se oyen más pájaros
cantar; aunque, bien escuchado, cuando más fuerte lo hacen es al acabar las
tormentas vespertinas en Cadalso. Si pasáis silenciosos alguna tarde perfumada
y tormentosa por mi pueblo lo comprobaréis. En realidad me estoy yendo de onda,
quería deciros que durante esas mañanas los rayos del sol desgarraban la brisa
matinal y se filtraban entre las nubes anaranjadas. Resaltaban el verde del
ribazo y relucían sobre el agua perezosa de este aprendiz de río, mientras que
las aves permanecían alineadas y meditabundas encima de las barandillas de los
pasos elevados. Y aún antes de doblar la curva con dirección al Paseo de
Yeserías, a la izquierda, esas ráfagas radiantes se colaban dentro del autobús
por las ventanas invadiendo todo con una luminosidad cegadora. Comenzaba el día
armónicamente, renacía la sensibilidad en el pequeño nido de mi pensamiento.
Había que seguir cantando, como los pájaros, a la existencia…
No
era mala cosa pasear en verano ensimismado bajo los soportales de la Plaza
Mayor y recrearse con los edificios viejos de este entrañable Madrid que mostraba
su cara más romántica. Me agradaba observar los lienzos de los pintores que exhibían
en los soportales del Arco de Cuchilleros. A veces, incluso, tropezaba con mis
paisanos que exhibían semblantes conmovedores, como si volvieran enamorados de
sitios ignotos y maravillosos. En los mediodías me gustaba situarme en el
centro de la plaza, bajo la estatua de Felipe III, para así recibir las
alabanzas del sol madrileño y rememorar lo de antes, contemplar lo de ahora y pensar
en lo de casi siempre: Que sigo siendo un niño retraído, soñador y afortunado. En
Navidad disfrutaba confundiéndome con los pequeños colegiales cuando la
alegría, la niebla y los puestos navideños nos conmovían. Un par de cafés en la
cocina de Conservaduría y ya la
mañana tomaba otro cariz más cómplice, un tono más amable, un matiz más
comprensivo; al tiempo que la música clásica de Sinfo Radio se encargaba de suavizar asperezas y perfilar anhelos
para la tarde. Tampoco estaba nada mal aspirar en primavera el aroma húmedo del
jardín de Viana, pese a que en esa circunstancia -y sin saber la razón-, a uno
se le fuese la mente al otoño, ya sabéis: las hojas, la nostalgia. Esas cosas…
En los westerns de sentimientos de Garci: Saber mirar es saber amar con el alma llena de alegría. La mayoría
de sus personajes lo conseguían porque se conocían de memoria el cielo y él
sabía captarlo con la cámara que llevaba junto a su corazón. Yo miro a algunos
de mis compañeros durante estos cuarenta años y con cada uno podría componer un
guión bonito, inquietante y misterioso. Un guión lleno de vivencias amenas,
sinfonías sentimentales y silencios sonoros. Dicho texto se encargaría de
desgranar emotivamente la película humana que viví en común con cada uno de
ellos. ¡Cuántas veces evoco esa cinta en mi memoria con final feliz y
melancólico! Me sé hasta el título: “Una
escapada a la emoción”, rodada en blanco y negro, con exteriores en una
playa otoñal e interiores en una cabaña de montaña con lumbre. Así son mis
cosas, ¿qué voy a hacer ya a estas edades cinematográficas, sino resignarme al
desencanto, a la inseguridad y a un final ¿feliz? de película?
Puedo hablar
muchas cosas buenas de todos los que habéis
convivido conmigo, pero no lo voy a hacer. Y es que pienso que si uno ha
sido capaz de generar un afecto en alguien (algo que a veces se me antoja
difícil de conseguir), ese cariño sabrá abrirse camino en los momentos más
idóneos para repartir con su recuerdo alegría y melancolía, ¿para qué más…?
Dejemos que las cosas del corazón discurran por sus vericuetos habituales de
belleza, desolación y amor. Si de amor hablamos… algo he derrochado por estos
rincones ministeriales, si bien también prodigué algún que otro rencor por
estos lares, ¿por qué voy a engañarme si tanto lo primero como lo segundo lo
llevamos consigo? Esto no me exime de pediros disculpas por mis
inconveniencias. Quizá, como a Don Quijote, acontecimientos
y sucesos tristes me hicieron ser descortés. La impresión que en momentos
me quedó es que no supe querer bien y ello generó algunos desamores. No
obstante, me cabe el consuelo que esos desamores me costaron carísimos. Si yo
los provoqué yo los pagué íntimamente a un precio muy elevado; así pues, al
menos en esos trances, se hizo algo de justicia.
Inicio
ahora una inédita etapa fuera de este Ministerio. Las sensaciones serán distintas
pero, al cabo, seguirán siendo emociones y también esta novedad tendrá su
atractivo, ¿no os parece? Se tratará de armonizar este nuevo tiempo, que es lo
único que tengo, hasta que se me acabe definitivamente. Disfrutaré recordando
vuestras enseñanzas que jalonaron mi mundo y compusieron este sobrecogedor
poema que, en ocasiones, me animó a extraer belleza de lo frágil. Fueron la esencia
de los instantes pasados con vosotros y que devinieron eternos. Y es que, tarde
o temprano, siempre acabo añorando al tiempo y a aquellos lugares en los que me
supe querido y fui feliz.
Miguel Moreno González
Mombeltrán y Navalperal de Tormes
Buenos días Cadalso
La mires por donde la mires la Corredera siempre gusta.
Cadalso me reanima. Buenos días.
Momento paranormal....
Cuando un lugar de la Corredera se convierte en misterioso.....pero sólo fue un estado paranormal. Buenos días Cadalso.
UN MUÑANERO NUEVO (NI FIESTAS, NI FERIA TAURINA
CADALSO-20)
Avanzaba lento septiembre de 1965 sin lluvia. Aquel año fue el primero
que montaron una plaza de toros portátil en Cadalso. El empresario fue el
matador de toros retirado Emiliano de la Casa, “Morenito de Talavera”, de Talavera de la Reina (Toledo). Se hizo
gestor taurino para darles la oportunidad de ser toreros a sus hijos: Pepe Luis
y Gabriel de la Casa (Gabriel fue un buen torero. Le recuerdo lidiando en
Madrid una impresionante corrida de Luciano Cobaleda con buena técnica). Toda novedad genera expectación, y así
sucedió en Cadalso con los festejos taurinos de aquel año. Los tres días hubo
muy buenas entradas. El presidente de los tres festejos fue el Alcalde, a la
sazón Isidoro Álvarez (muy dadivoso con los trofeos). Lo cierto es que fue una
Feria de categoría y también debutaron en ella las novilladas con picadores.
Han pasado 55 años y yo tengo fresca en la memoria, sobre todo, la ilusión que
me provocaba ir a los toros con mis padres (casi siempre iban agarrados de la
mano) y la posterior merienda de toda la familia en casa de mis abuelos
paternos y por la noche… ¡Ale, todos a la
verbena!
Fiestas de 2020: Ni verbena, ni gigantes y cabezudos en las vísperas, ni pólvora, ni bailes, ni procesión, ni feriantes, ni toros… Nada de nada en este año del “Virus sin Corona”. Por eso quiero recordar 1965, que sí que los hubo. Además, años después fui incondicional seguidor del maestro “Antoñete”, que toreó en aquellas Fiestas. Menos admirador fui de su compañero de aquella tarde, Victoriano Valencia, aunque fue un fino torero de dinastía. Es padre de Paloma Cuevas, ex mujer del torerazo Enrique Ponce. Mis padres, al acabar el festejo, se fueron agarrados de la mano hacia la casa de los abuelos a merendar, y más tarde marcharon cogidos al baile de La Alegría de la Huerta a bailar pasodobles, mientras yo correteaba con otros niños entre los aligustres de aquella pista circular. Me llamaron para irnos a casa a descansar y ellos siguieron aferrados mano con mano. Lo sé porque yo iba de la mano de mi madre. Mi hermano Nati se quedó en casa de mi abuela materna, en San Antón, por entonces era muy chico para trasnochar. Todo era muy distinto a como lo es hoy, eran otros tiempos. No había botellón, ni móviles, ni virus… Cariño, sí… De eso nunca faltaba en Cadalso.
Ya conté otro año que mi madre, cuando llega el 13 de septiembre, pone en
su puerta un pequeño Altar con el Cristo
de Cadalso. Este año en su nueva casa tiene menos espacio pero ella se
apañó. Nunca la he visto entronizarlo. Imagino que sacará el cuadro con la
imagen del Humillado (que inmortalizó
el cadalseño J. C. Frontelo) y lo
colgará en la pared, luego situará debajo, clavado, el recipiente de cobre que
protege las lamparillas que ella amorosamente enciende. Después meterá el ramo
de flores grandes en un jarrón de cerámica y, por fin, introducirá un montón de
pétalos en unas garrafas de cristal, de las que se fabricaban en nuestras
antiguas fábricas de vidrio y así delimitará el pequeño espacio del conjunto.
No olvida colocar unas piedras de granito de nuestras canteras, ésta pertenece
a la variedad “Blanco Cristal”. Así
lo hace para proteger el conjunto del airazo. Dará por finalizada su labor
persignándose y rezando un padrenuestro por aquellos que ya no están con
nosotros. “¿Hoy ofrece La Muñana a
nuestro niño al Cristo?”, me preguntó. “Sí,
a las 21:00h. Irá muy guapo con su camisita muñanera”, le respondí. “¡Cuánto hubiera disfrutado tu padre!”,
añadió ella mirando al Cristo. Según abría la puerta musitó: “¡Qué airazo hace!” Este año, mama, el
aire no hará vibrar las cadenetas ni las banderas de plástico. Tiemblan en
Cadalso de forma sobrecogedora. Te sientas -por ejemplo- en La Corredera,
frente al sol y, no me creeréis, pero a mí ese ruido me suena a música
celestial. Cuando más se estremecían era a la salida de los toros. Este año no
las han puesto y tampoco habrá toros… Aire, en cambio, siempre hace. ¡Qué raro es este pueblo! ¡Hasta las
cadenetas vibran con arte!
Debido a las restricciones por el virus, La Peña Muñana sólo pudo
ofrendar al Cristo de Cadalso a dos recién nacidos muñaneros la tarde del 13 de
septiembre. La Directiva optó por un bisnieto de Juli “Chaparrona” y mi nieto,
Moisés Sánchez Moreno. Para mí es un honor que se hayan acordado de él. Somos
una familia íntegramente muñanera: Servidor fue miembro fundador de la misma y
en ella conocí a Paloma en 1976; su madre e hija nuestra, Berta, fue Mis Muñana
2005; así como muñaneros son su padre Moisés, su tío Miguel, sus tíos-abuelos,
su tía Sara también fue Mis Muñana… Por las venas de este niño, además de
sangre roja, corre la sangre blanquiazul de La Muñana. Muchas gracias, repito,
a la Directiva por haberse acordado de Moisés en este año en el que otros
muchos muñaneros pequeños deberían haber estado. Tristemente no pudo ser por
las especiales circunstancias que estamos viviendo. Richard Pickers nos
obsequió con unas fotos impagables que ya siempre nos recordarán este feliz
acontecimiento. Como nos lo recordarán las camisas de las Peñas de Cadalso
sobre el Balcón Consistorial y los pañuelos y las banderas en el balcón de
Pedro. Otros muchos balcones aparecían engalanados con imágenes y banderas
españolas y cadalseñas.
Noche de Pólvora… Tomamos unas cervezas tranquilos en las terrazas de Cañardo (María Antonia sonreía feliz con
semblante preocupado), en Mariano y
en El Aldeano. Sentados Paloma y
servidor en ésta última, vemos a las doce en punto iluminarse fugazmente el
cielo y estallar unos cohetes hacia el norte. Fue un acto simbólico, una
alegoría de los Fuegos que cada 13 de septiembre llenan de luz, sonido y
exclamaciones nuestro pueblo. Nadie lo esperábamos, fue una sorpresa de las más
bonitas y entrañables. Los niños salieron corriendo por La Corredera gritando
alborozados: “¡¡¡Hay Pólvora. Hay Pólvora!!!” Su ingenuidad les hizo ver
gigantes desprendiendo fuegos de colores donde sólo había una ficción. Al
verlos tan felices se me hizo un nudo en la garganta. Yo igualmente me había
ilusionado. Inmediatamente el lugar quedó sumido en un aura silenciosa, una
penumbra majestuosa. Fue como un recuerdo emocionante que cobró vida por un
instante… Al poco, sobre la una de la madrugada, el pueblo semejaba una de esas
películas del Oeste. Quedó abandonado a su suerte entre sombras, silencio,
ladridos y la desolación de lo que se anhela y nunca se tendrá. ¡Maldito e
ingrato virus que cubre de tristeza lo que antes fue alegría desbordada! En
compañía de Nuria y Miguel regresamos descorazonados a casa.
El Día del Cristo, como es habitual, pasamos a ver a mi madre. No estaba.
La llamé: “Estoy con papa, en el
cementerio. No hay nadie. Ahora voy para casa…” En la calle Del Cuerno me encuentro con Juan
Magdaleno, amigo de la infancia, al que hacía casi medio siglo que no veía. No
lo reconocí, él a mi sí. Recibí una gran alegría y rápido nos pusimos a
recordar aquellos años en los que cándidamente creíamos que jamás nos haríamos
viejos. Juanín era un chico atento,
bueno y muy generoso. Sus juguetes eran de los demás y yo me consideraba un
privilegiado porque él me dejaba jugar con ellos. Juanín me enseñó la grandeza de la generosidad. Recuerdo a su
abuela, a sus padres, a su hermana… en la Calle Nueva, y hasta alguna malicia
juvenil que vivimos en compañía de nuestro gran amigo común, José “Peque”. “Te leo
en El Zorro Corredero. Me gustó ese escritito que hablaba de pájaros en casa de
tu vecina. Qué cosas tienes… ¿De dónde te viene ese escribir melancólico?” (Un Vencejo ejerce de Juez. Cosas de
Pájaros). No nos pudimos dar un abrazo. Su
caminar y su amabilidad siguen siendo imperecederas...
En Cañardo, para no perder la tradición, nos tomamos unas cervezas
con gambas al ajillo. En Carabias
hablamos con mi primo Salva y preguntamos a Ignacio por su padre, Pedro, hombre
madridista que derrocha ingenio y buen humor. Allí pasamos un rato delicioso
con Pablo “Mosca”, hijo. A su progenitor le admiro desde siempre, los niños
jamás dejan de recordar a los hombres buenos. Su hijo nos habló con admiración
de Rozas de Puerto Real, con inusitado cariño de su padre y con admiración de
los animales, a los que su familia dedicó toda su vida. Nadie como él nos había
hablado nunca de ello con un verbo castellano tan correcto y emotivo. Vivimos uno
de esos instantes que te ayudan a ser humilde y a elogiar la grandeza de lo
pequeño, del mundo animal y de la Naturaleza. Nos hizo una foto para
enseñársela a su padre. “Se alegrará
mucho cuando la vea y le cuente que estuve con vosotros… A ti no te olvidaré
por tu bigote” Nos despidió con una caricia en su mirada. Supe entonces que
así acaricia a sus animales…
Nos sentamos al sol en Moncho,
Manhattan, Elena… en compañía de Moisés, Berta, mi hermano Justo, Mar,
Justito… ¡Y qué cosas! Ninguno apartábamos la mirada del nuevo muñanero que
descansaba con una placidez que invitaba a no dejar de mirarle. En López nos llamó Pepe Vigi e hicimos con él, su pareja y su
hermana Mari un repaso a los momentos felices vividos. Pepe “Vigi” aprecia a nuestra familia, sobre
todo a mi madre. Se le nota porque nunca lo oculta, y según lo dice sonríe
sincero.
Mi prima hermana, Nieves, junto a su madre y mi tía, Feli, me dice en La Corderita que, dadas las
circunstancias, me dé por besado y abrazado. Pili y Ana corroboran su deseo. Nieves es una cadalseña
y muñanera inasequible al desaliento. Llena de optimismo, entusiasmo y gracia.
Muchísima gracia, como la tenía su padre, “Quinito”.
En la plaza, en Mariano, están mi tía Luisa y mis primos Jesús y Raquel, a todos
ellos les brota Cadalso en los ojos en días como hoy. Me saludan Antonio Acuña y
Fernando García. Antonio me susurra: “Aunque
no haya toros ni Fiestas al uso, tú no dejes de hacer tu crónica anual. Los
cadalseños vivimos nuestras Fiestas desde muy dentro, aunque por fuera no se
note, ni se celebren…”
El día más grande de Cadalso languidece, si bien tengo la impresión de que
aún no llegó. Paloma y servidor vamos a reponer fuerzas a Nete. Nos sentamos uno frente al otro y hablamos largo y tendido. “Cienes” de años llevamos juntos sin
aburrimos y seguimos teniendo cosas que contarnos. Paloma es una apasionada de
los volcanes. Me narra entusiasmada los secretos, las aventuras, las sorpresas
y los peligros que guarda la tierra en su interior… Según la escucho pienso en
la mucha similitud que tienen los volcanes con nosotros, los seres humanos. Me
dijo algo precioso agotando la penúltima cerveza: “El día que te conocí en La Muñana, supe que eras el hombre de mi
vida…” Es muy fácil quererla…
Y como dicen los crupieres antiguos en los salones de juegos: ¡Rien ne va
plus” (¡no va más!). Esperemos que el próximo año 2021 sea fructífero para
dejar cuanto antes a 2020 en el olvido. Dejaremos un año en el olvido… Sin
embargo, nunca hemos de olvidar las enseñanzas que nos ha traído y que se resumen
en una sola: ¡¡¡Cambiemos a mejor!!! Volvamos a las razones del sentimiento que
nunca nos traicionan… Durante los
silenciosos y solitarios días 15, 16, 17 y 18 de septiembre, Cadalso recordó, vuelto
sobre sí mismo, a los que se fueron en silencio y en soledad. El 21 los niños cadalseños
iban al colegio y llevaban mascarilla. Los vi tan pequeños que no pude evitar
conmoverme... El profe les
recomendaba que se taparan incluso la nariz y que guardaran la distancia. Uno,
con expresión inquieta, le inquirió curioso: “¿Por qué tenemos que hacer
esto?” Y Cadalso se emocionó al escucharle…
Miguel
MORENO GONZÁLEZ
Buenos Días Cadalso
La Garganta del Boquerón
La Garganta del Boquerón, también llamada
Cordel del Boquerón o Casa de Tablas, es una pequeña garganta por la que
discurre el arroyo del Boquerón, que se unirá finalmente al arroyo Tórtolas.
Este lugar es uno de los más hermosos de Cadalso y fácil de recorrer, ya que
toda la garganta es atravesada por una pista forestal de tierra. Lugar de
paseo y de meriendas, con un pasado lleno de historias de resineros y pastores,
donde el olor a jara, cantueso, romero y tomillo nos empapa de vida y
naturaleza y donde aún hoy podemos ver el famoso pino Carretero, lugar donde se
reunían los vaqueros y pastores que cruzaban este cordel con sus rebaños no
hace muchos años.
Ha sido esta primavera una de las más colorida en la Garganta, debido al obligado confinamiento de meses que hemos soportado y a las lluvias, pero mucho más al poco trasiego de gente por lo dicho anteriormente. En estos días de verano ya no es lo mismo y cada día multitud de personas pasean por esta pista forestal, aunque una cosa si estamos haciendo bien, es dejar los coches aparcados al principio. Pues bien, debido a lo ya mencionado creo que la fauna y flora se ha recuperado mucho y si la vegetación fue espectacular, también se ha podido ver, al menos yo he tenido esa suerte, aracnidos, insectos y reptiles que hacía años no merodeaban por esta zona, y para muestra estas fotos de un escorpión, en Cadalso alacrán, y de un precioso lagarto ocelado. Ojalá esto siga así por mucho tiempo y la Garganta del Boquerón vuelva a ser como en el pasado, pero no sé, no sé.
Desayuno con chuletas, Cadalso me reanima
Próximo el otoño y con el nublado día, nada mejor que leña de encina para que las llamas produzcan buenas ascuas en las que asar unas chuletas de cordero. Que el Covid traicionero, los políticos poco o nada preparados, y los intolerables, te amarguen el día. Desayuno con chuletas y vino de garnacha de Cadalso, y luego lo que salga. Buenos Días Cadalso, Sierra Oeste y España.
Adiós verano, bienvenido otoño
En Cadalso el ambiente seguía en los pensamientos de cada uno, pero ya no había Novena del Cristo ni tampoco banderas, las fiestas, si es que de alguna manera las hubo, se habían terminado. El otoño comenzaba a instalarse con cielos oscuros y lluvias, todo ha cambiado, menos el Covid que sigue persiguiéndonos a cada momento y en cada rincón. Buenos días y feliz sábado, por decir algo.
SUEÑOS EN ALTA MAR
“La vida es sueño y los sueños sueños son”, decía Calderón. Pero hay algunos sueños ingratos que indagan en nuestro más allá, en lo más íntimo de nosotros y nos desarman el alma y el corazón. Nos sorprenden como lo hace un amor que creíamos olvidado. Nos dejan en alta mar como se queda un náufrago de besos sobre su frágil balsa de cariño: abandonados en medio de la inmensidad del océano de nuestra vida. En nuestros sueños, la brusca agua del oleaje está mezclada con ternura. Y nos dominan. Y nos hacen ver lo que nunca poseeremos. Y nos acarician. Y nos besan susurrándonos al oído desgarradoras historias de amor. Y luego nos desdeñan retirándonos suavemente. Nos arrinconan junto a una pena indefinible y nos dejan aislados y encaramados, ya para siempre, sobre sus recuerdos.
Miguel MORENO GONZÁLEZ