sábado, 30 de mayo de 2020

Cadalso, el Estanque de Palacio y Don Álvaro


El Estanque de Palacio y Don Álvaro



No es aquí, ciertamente, donde hemos de encontrar al rudo guerrero, ni al hombre de acción, ni siquiera al melancólico desterrado, que todo eso, más otras muchas cosas fue D. Álvaro. Aquí el que está viviente todavía es el galán y poeta, que, en un momento de embriaguez, llegó a cantar, pulsando la lira de los trovadores, aquello de....

Si Dios, nuestro Salvador,
ovier de tomar amiga
fuera mi competidor

  El Lazarillo de Madrid. 1930


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

viernes, 29 de mayo de 2020

El poder de los recuerdos. A Joaquín, que siempre vive en mi.


A Joaquín, que siempre vive en mi.







Eran las 12 de la mañana en una canal de esas facilonas que nos gustaba ascender, a veces con cuerda, ya somos algo mayores y no nos podemos permitir algunos elementos que nos dan seguridad. Nos encontrábamos solos en medio de la montaña, siempre nos gustaba estar así y por eso elegíamos las jornadas alejadas del fin de semana. Miramos hacia arriba y decidimos ir por la derecha, parecía lo mas bello y "alpino", menuda palabra esta que nada tiene que ver con nuestras cumbres de Guadarrama, pero queda muy bien. Tira tú, te hago unas fotos y luego tiro yo, le dije, y como siempre aceptó mi opción, bueno, siempre aceptaba y jamás le parecía mal, era su manera de ser y de comportarse, no sólo en la montaña, también en el día a día. Sigo o te espero, me dijo, yo le contesté, espérame subo yo y luego me pasas y ya salimos, y así fue, como tantas veces, sin problema, sin miedos y con la confianza del uno en el otro. Arriba nos sentamos en unas piedras como siempre, comimos algo como siempre, y soñamos con nuevas cumbres hasta que también como siempre nos quedamos fríos y tras un rato no muy largo descendimos camino del Puerto de Cotos. Fue un día normal, pero que con el tiempo se convirtió en una de las últimas salidas, luego marchaste para otras alturas, esas que ya no necesitan ni cuerda ni compañero, pero que son más difíciles de llevar y superar, al menos para los que nos quedamos en cumbres mucho más bajas.



El comienzo tiene unos 30º





Cada día me pregunto, dónde andarás metido, si te habrás echado nuevos compañeros de cordada y de conversación, y me repito a cada momento todo lo que hemos dejado de hacer, cuántas mañanas perdidas, cuántas miradas vacías y cuántos espacios sin rellenar desde aquel 29 de mayo de 2018.

Cuando las luces del Guadarrama comienzan a encenderse cada anochecer, y las cumbres se sumergen en las sombras, siempre se me aparece un recuerdo de tu figura, que poder tienne los recuerdos, un sonido de tu voz, una sonrisa de tu faz, y es entonces cuando la vida en la montaña se me muestra más enternecedora, más humana, más compañera, entonces me miro y me veo unido a ti, a los recuerdos nunca olvidados y a los momentos robados por tu inesperada partida. 



Los últimos metros se inclinan hasta los 45º



La salida

Pero la vida y la montaña siguen, este año algo más raro todo, primero por la poca nieve y luego por un virus que nos ha invadido aquí abajo en la tierra. Si, amigo, no te puedes ni imaginar como lo estamos pasando, nada sabemos, nada entendemos y nada nos explican, con lo cual cada uno sale por donde puede, y así nos va. A veces te imagino explicándome este microorganismo y tu final tan fatídico, el problema es que somos demasiados en la tierra, como me decías siempre, y hay que eliminar unos pocos millones, vaya tela amigo Joaquín, vaya tela, y lo peor es que a lo mejor tenías razón. 


La cumbre








Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

jueves, 28 de mayo de 2020

LECTURAS PARA UN VIRUS SIN CORONA.LA AMISTAD ENTRE HOMBRE Y MUJER



LECTURAS PARA UN VIRUS SIN CORONA.LA AMISTAD ENTRE HOMBRE Y MUJER


     Su verdadero lugar de nacimiento fue aquél donde por primera vez miró esperanzado ese paisaje eterno sobre el que proyectaba su sombra efímera de hombre opaco que emite un ligero resplandor. Pasados los años y a pesar del complicado negocio humano, ella continuó siendo lo que siempre fue para él: Una amiga del corazón. Una mujer abrumada de virtudes y amores como rarezas hermosas, un aliento, un pensamiento al cual estaba unido el suyo. La intimidad de sus cuerpos que jamás existió, fue compensada largamente por el contacto de dos espíritus estrechamente fundidos. Pensó colaborar con su propia alma para construir -con aleación de respeto mutuo- una amistad de exigencia sensata. La amistad le satisfacía, allí encontraba todo, hasta lo eterno, y aún guardaba reservas para el invierno de su corazón.

     Un día comprobó que todos los hombres viven demasiado sometidos a largos periodos de embotamiento que se ven interrumpidos por sublevaciones tan brutales como inútiles, que se acaba insultando al prójimo por el simple hecho de desdeñar sus alegrías. Percibió conmovido como modificaba su opinión de continuo y como aquella historia le enriquecía pero también simplificaba su vida, al igual que se simplifican los lazos de la sangre cuando no los refuerza el afecto. Le pareció entonces que tener razón demasiado pronto, puede ser lo mismo que equivocarse. Pasó luego a convertirse en la meditación escrita de un nostálgico que da audiencia a sus recuerdos y le hizo a ella depositaria de su verdad que, como casi todas las verdades, pasó a ser escandalosa. Concluyó que esperaba poco de su propia verdad, por eso los momentos de felicidad, los progresos parciales, los esfuerzos de reanudación y continuidad le parecían prodigios.




     Llegado fue a la edad en que creyó que la vida es una derrota aceptada, arribó al tiempo en que cada lugar encantador nos recuerda otro aún más bello, recaló a la época en que la verdad desaparece ante el esplendor de lo sublime, alcanzó los años en que la pasión colmada abre paso a la inocencia. Llegó, al fin, a esos instantes en los que comprendió que el desamor entre amigos debe conservar el decoro. Una noche sintió caer sobre sus mejillas esas lágrimas deliciosas. Se alegró al imaginar que hasta el final sería querido humanamente por ese rostro que asía con ternura y… se le escapó. Apenas un aliento y desapareció ante sus ojos sorprendidos.

                                  
Miguel MORENO GONZÁLEZ


(Inspirado en Las Memorias de Adriano)

miércoles, 27 de mayo de 2020

Hola Cadalso, ya estoy dentro.


Ahora si.......



Y de nuevo volver a sentir, a ver y vivir todo lo que me rodea. Después de aceptar cotidianamente todo lo ocurrido, los riesgos que todavía continúan,  y los deseos apagados, al fin el sueño se ha convertido en realidad. Era un deseo sencillo, cargado de cualidades humanas y de atracciones familiares que la vida del momento nos había impuesto, pero ni el deseo ni la pasión han sido suficientes para conseguirlo, no, solamente el tiempo nos ha dado la tregua que necesitábamos, y aquí estamos. En estas tres imágenes se puede reducir casi todo, aunque los sueños son mucho más lejanos, pero ante la nada lo más íntimo y cercano se convierte en lo más deseado, y es que nos conformamos con tan poco......

Hola Cadalso, yo estoy dentro, y me gusta. 





Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


martes, 26 de mayo de 2020

Claustro de profesores Colegio Seminario Menor de Rozas


Seminario de Rozas de Puerto Real



He aquí al claustro de profesores del Seminario de Rozas de Puerto Real en el año 80. Muchos jóvenes de los pueblos limítrofes tuvieron la suerte de encontrar este cercano colegio de internado para poder comenzar sus estudios de bachillerato, algunos llegaron a ordenarse como sacerdotes, y tanto unos como otros siempre tendrán el recuerdo de estos profesores que les marcaron como personas. Han pasado 40 años y que mejor para homenajearlos que esta foto. Yo, que no estuve en el seminario, conozco a algunos, pero sería interesante que los que los conocéis les identificarais para que su nombre quede en el recuerdo de todos para siempre.  

Identificación: De Izq, a Dcha.

Arriba:

D. Juan Hernando, D.Juan Madrazo, desconocida, D.Manuel Martín, Don Gui Yameogo, desconocida, desconocida, desconocido, D. Fermín Marcos.


Abajo:

D. Demtrio Aznar, desconocido, D. José Trujillo. D. Tomás Juarez, Cardenal Tarancón, Dª Milagros Marcos "La Seño", Dª Purificación Carrillo, D. Pablo González, D. Carlos Ojeda.


Zorro Corredero
Foto: Carlos Ojeda

MUSEO ETNOLÓGICO DE CADALSO DE LOS VIDRIOS



MUSEO ETNOLÓGICO DE CADALSO DE LOS VIDRIOS








Picos, palas y azadones
sin ser del Gran Capitán,
cestas, sogas y hasta arcones
garrafas y garrafones
tiene Pedro en su desván.


Alcuzas para el aceite
y las tablas de lavar,
en invierno sin deleite
cuando el cierzo era el afeite
en las charcas al frotar.


Los botijos y porrones
era su deambular,
entre cinchas y serones
colleras y en ocasiones
el dormir en el pajar.


Las trebédes y morillos
y pucheros del hogar,
conviven con covanillos
oyendo el gri-gri de grillos
del alba al alborear.


Las hoces y las tijeras
y navajas de injertar,
se ennovian con vertederas
y desposan con manceras
que brillaban al arar.



Ataharres y tarimas
y las piedras de amolar,
cuando el segador las cimas
del centeno eran las simas
del permanente sudar.


Colgadas están las trillas
de la siembra secular,
cuando el sembrador semillas
las transformaba en gavillas
y en hacinas al trillar.


Cuchillos del matarife
de la matanza ancestral,
descansan en el esquife
que ya no es mar de arrecife.
de aquel tiempo patriarcal.


Los calderos y barreños
reposan junto al destral,
y el podón se sume en sueños
con los aperos pequeños
de hornacina en un altar.


Todo esto en su museo
todo esto y un más y más,
Pedro tiene y su deseo,
que incluyáis en un paseo
que no olvidaréis jamás.




Saturnino Caraballo Díaz

El Poeta Corucho


lunes, 25 de mayo de 2020

Webcam Cadalso de los Vidrios


No os parece que sería muy interesante que nuestro Ayuntamiento instalara una cámara Webcam en Cadalso?



SOLICITUD AL AYUNTAMIENTO DE CADALSO DE LOS VIDRIOS PARA LA INSTALACIÓN DE UNA CAMARA WEBCAM EN CADALSO

En estos días de confinamiento obligado por el Covid-19, nada hay más afectivo y a la vez deseado que ver como está tu pueblo, no sólo para los confinados en Cadalso, que seguro les gustaría ver esa panorámica diaria, sino mucho más para los que nuestro confinamiento está siendo en la distancia. Desde hace tiempo Cencientos y Navahondilla nos deleitan con sus webcams a diario, es lo más cercano a Cadalso y por lo tanto lo más nuestro. Pues bien, mi deseo sería poder ver a diario mi pueblo, cosa tan fácil y a la vez tan necesaria en nuestro días, para lo cual una simple Webcam situada en la parte alta del Polideportivo, más o menos, recogería la imagen de Cadalso y su emblemática Peña Muñana. No creo que sea tan caro ni tan difícil de instalar.
Por lo tanto, desde este humilde blog, solicito al Ayuntamiento de Cadalso que si a bien le parece instale esta Webcam para que Cadalso llegué hasta lo más recóndito del mundo, y para que todos los que aman este pueblo, y viven lejos, puedan cada día y a cada hora ver lo que más les llena, Cadalso de los Vidrios.



Vista de Cenicientos desde su Webcam


Vista de Navahondilla desde su Webcam


Zorro Corredero
Fotos: Webcams Cenicientos y Navahondilla.



sábado, 23 de mayo de 2020

Estrellas y Borrascas. Gaston Rebuffat


Estrellas y Borrascas



Todo un clásico de literatura de montaña, más en la época que fue escrito por Gaston Rebuffat, alpinista y guía de montaña en Chamonix. En mis manos cayó en diciembre de 1982, y desde entonces no recuerdo cuántas veces lo he leído, la última estos días de confinamiento. 
Un amigo, muy unido a Cadalso incluso en la distancia me decía que este libro y otros de la época son auténticas joyas que nos ayudaron a conocer y amar a la montaña. En sus páginas aparecen las primeras caras norte de los Alpes, los primeros 8000 y lo mejor de todo es que a pesar de los años transcurridos, de las muchas veces que se han repetido estas vías y tantas cumbres de 8000, hoy siguen siendo hazañas de montaña que nos inundan y atrapan como si acabaran de ocurrir, y siguen siendo fundamentales en la historia del alpinismo.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso.




viernes, 22 de mayo de 2020

A la Corredera y los cadalseños.


La Corredera y los cadalseños



Me llamo Plaza de la Corredera, mi nombre es Plaza y el apellido, que es lo que me identifica, Corredera, pero aquí donde vivo todos me llaman por el apellido, es decir CORREDERA. Llevo aquí muchos siglos compartiendo todo con mis paisanos de Cadalso, toros, encierros, fiestas, mercados, bailes, carnavales y un montón de cosas más. Siempre me ha encantado ser invadida y verme llena de gentes  que disfrutan y ríen dentro de mi, me siento orgullosa por todo esto y por ser el corazón de mi pueblo, esto no lo digo yo, lo dice siempre el Zorro Corredero. Todos los días la mañana comienza con algún barrendero que me adecenta, luego pasan algunos pero sin mirar, se sientan en mis bancos y disfrutan del fresco y la vista, a mediodía vienen muchos a visitarme, pero la mayoría lo hacen para sentarse en las mesas de los bares y tomarse unas cañitas, me gusta ver como disfrutan y se ríen con sus amigos y sus familias. Después de comer es un momento tranquilo, bueno, a veces quedan algunos rezagados en los bares que muestran con sus voces la alegría del momento, pero me aguanto. La tarde me llena de niños y mamás, es un agradable espacio de tiempo con el que disfruto mucho, los niños con su inocencia me alegran, pensad que soy muy mayor, algunos siglos tengo vividos. La noche es mágica, ahora es cuando aparecen los más bohemios, los que hablan de sus cosas y se toman los tradicionales cubatas. También, si el tiempo acompaña a la noche, los niños no dejan de correr por encima de mi, habrá caricias más tiernas. Tarde, muy tarde, la gente va desfilando hacia sus lugares de reposo, es entonces cuando me quedo solitaria, pero con las miradas por ventanas y balcones de mis vecinos, ayyy, que paz me da ver caras que se asoman y me observan, parece que se preocuparan por mi. No me quiero extender,  sólo deciros que tengo ganas de que volváis a sentirme, de oír las voces y los gritos cuando al atardecer se encienden mis luces, escuchar mensajes de paz y confraternidad, porque si algo me gusta es verme reflejada en todos vosotros, y ahora llevo unos meses de mucha soledad, de tristeza y de sueños que tiene que llegar pero tardan demasiado. El Zorro me ha pasado esta foto, me la hizo hace años y fue un día maravilloso donde todos nos unimos para sentirnos y ser felices, que buen recuerdo tengo de esa mañana, aayyyy...........


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

jueves, 21 de mayo de 2020

LECTURAS PARA UN VIRUS SIN CORONA. CALLE SAN ANTON, CADALSO..por Miguel Moreno con fotos de Pedro Alfonso.


LECTURAS PARA UN VIRUS SIN CORONA. CALLE SAN ANTON


     Subía lentamente la calle San Antón empujando su carrito de helados de madera y gritando: “¡Al rico helado!”. Pasaba todas las tardes sobre las cinco y todos los chiquillos nos arremolinábamos unos a comprar, otros a mirar como ceremoniosamente despachaba los helados con su maquinita manual alargándoselos a los más pudientes. En aquellos pequeños intervalos nos hablaba y nos gastaba bromas; le queríamos porque para nosotros y a pesar de su mayor edad era como un amigo de correrías. De él me llamaba poderosamente la atención su sempiterna fatiga y sus labios y dedos amoratados, alguien aclaró que ello era debido a que padecía del corazón. Una tarde, como en los cuentos tristes, le echamos de menos, comprobábamos que pasaba la hora y él no aparecía con su carrito y su mandil blanco inmaculado; los niños nos mirábamos y hacíamos sonar las monedas en nuestras manitas extrañados por su tardanza. Nos quedamos huérfanos de helados aquella tarde y… de nuestro amigo. Jamás volvimos a verle y nuestra calle lloró por el amigo fiel al que le dolía el corazón. “Abuela: ¿Qué pasa cuando duele el corazón?”


     San Antón era posiblemente el barrio más pobre y famoso de Cadalso, donde la gente humilde rumiaba sus penas con la dignidad del desheredado de la suerte. Yo nací en el nº 41, en una casa que se proyectaba hacia el interior, como los sentimientos de todas aquellas personas. Crecí aprendiendo a abrigar esperanzas para el futuro; columpiándome en las ramas de los olivos de “Las Alambres”; ensayando cantos de los pájaros; observando el cielo para descubrir aviones con "propulsión a chorro", que eran los más veloces; bebiendo leche en polvo en la escuela donde nos enseñaban en la enciclopedia Álvarez, que unos españoles buenos habían vencido a otros terriblemente malos con rabo y todo. En mi calle no lo creían así; en mi calle decían que los malos no eran tales y que luchaban por hacer menos injustas las diferencias sociales. Algo así como que los hijos de los labradores también pudiéramos estudiar  -si valíamos para ello-  y tener  bicicletas. "-Nosotros somos niños yunteros, nuestro futuro es el campo, la construcción o las canteras. No os hagáis ilusiones…"



     En aquella enciclopedia no hablaban de niños yunteros; sí de generales y muy poquito, como si no quisieran que nos enteráramos, de poetas como Miguel Hernández. El amigo mayor que nos hablaba de los niños yunteros me descubrió a Miguel Hernández un atardecer de octubre, mientras jugábamos sobre los "escobajos" procedentes de los racimos de uva que nuestros paisanos recolectaban en la Bodega Cooperativa. Supe entonces del porqué de los niños yunteros, de las nanas de las cebollas, de elegía al amigo del alma, de labradores "que van dejando por el aire impreso un olor de herramientas y de manos…", de cárceles, de tuberculosis, de adioses: "Adiós amigos, despedirme del sol y los trigales…"; de libertad: "Por la libertad sangro, lucho y pervivo…" Era republicano y poeta, añadió mi amigo. Quedó callado y con la mirada perdida. A aquellas alturas la tarde se envolvía con melancolía y vendimia y me revelaba a uno de mis más grandes mitos. Y es que antes no teníamos virus sin corona, pero teníamos estas cosas…

     Mi abuela materna me tenía dicho que cuando oyera las campanas que anunciaban la misa de las ocho de la tarde yo debía estar en casa. Esa señal nos pillaba jugando con el carro de rodamientos echando carreras por la explanada de las escuelas, al oír el tañido yo me ausentaba mientras mis compañeros decían que aún era temprano, que no me marchara, que esperara un rato más… Yo salía corriendo sin escucharles. Al arribar a casa mi abuela me lavaba, y al llegar a los pies su cariño hacia mí se deshacía en tiernas caricias, sólo comparables a cuando con la "liendrera" buscaba parásitos en mi cabeza y amorosamente acariciaba las ondulaciones de mi pelo.



     Al poco aparecía mi padre por “La Ré” lleno de polvo y cansancio. Su despertar se remontaba a las cuatro de la mañana de aquel día. Toda una vida dedicada al trabajo para "sacarnos a todos adelante". Yo sigo queriendo a mi padre incluso ahora que está muerto. Tengo la impresión de que en vida no supe manifestarle ese cariño; es decir, le quería, pero no sabía encauzar de forma adecuada ese sentimiento hacia él. Sin duda achaques de mi personalidad que dejan en mí un poso, un resquemor, cuando pienso que posiblemente no estuve a la altura de las circunstancias. Ahora puede ser tarde para rectificar. No sé… Casi siempre llegué rezagado a casi todo.



     Cuando realmente cambiaba nuestra vida era en las Fiestas, a mediados de septiembre, los ruidos de los cohetes nos anunciaban unos días diferentes y bonitos. Siempre me impresionó la procesión del Cristo del Humilladero. Aquel hombre tan grande clavado en una cruz y acompañado por todo el pueblo adornado con sus mejores galas, forma parte indisoluble de mí desde niño. Soy contradictorio y ateo, pero es algo mío porque también es de mi pueblo y cada año, puntualmente, asisto a esa procesión solo y perdido entre la gente y cada vez me cuesta más trabajo contener las lágrimas, al ver esos brazos tan grandes que hacen posible que por una vez todos los cadalseños estemos de acuerdo. Por la tarde la asistencia a los toros era obligada. A la salida marchábamos a casa de mis abuelos paternos, “Las Casetas”, donde toda la familia merendaba feliz y satisfecha encentando ese jamón largamente deseado, regado con vino moscatel especial.




     Para los domingos y festivos teníamos una indumentaria diferente, algo con qué remedar a los niños ricos del pueblo, aunque solo fuera en el vestir externo… Ingenuamente pensaba que con eso ellos nos aceptarían en su grupo. Craso error infantil que nos hacia padecer sus bromas hirientes. Hay siempre una barrera invisible pero infranqueable, una barrera hipócrita que por turnos la adornan exteriormente buscando confundir a los que no son como ellos, una barrera que nos sitúa a cada cual en su sitio. Hay quien queda desairado queriendo ocupar en esa barrera un lugar que no es el suyo y que le hace no estar en ninguno. Mala cosa es esa… Yo aspiro, desconozco si lo consigo, a ser siempre fiel a mis humildes y dignísimos orígenes. Los míos, se lo merecen.



     Me gustaba durante las noches invernales recorrer las solitarias calles de Cadalso. En mi calle siempre hacía viento, un viento que frenaba mi caminar pero no el ensueño en el que iba absorto. De cuando en vez pasaba alguien deprisa como sostenido en el viento y acompañado por los ladridos quejumbrosos de los perros. Y es que mi calle finalizaba en el campo, cerca de la casa de Ricarda, en “La Torrecilla”, más allá no había nada, solo soledad y cierto temor ante la oscuridad no exenta de atracción por lo desconocido que se me antojaba sugestivo. Cosas de niños… En todos esos lugares transcurría mi vida, sigue transcurriendo aún fluida y apasionadamente, como si cada día me reservara una nueva aventura que añoro cuando le abandono y que recupero al regresar. Estoy seguro que nunca estoy ausente. Mi espíritu vaga siempre sostenido con ese viento, con esa ilusión, con ese horizonte que delimita mi pueblo.

     Esta tierra me parió y me engendró todo su amor…


                                        
Miguel MORENO GONZÁLEZ
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


miércoles, 20 de mayo de 2020

Pepe, El Vigilante de Cadalso


Recordando a Pepe, El Vigilante de Cadalso


Se llamaba José Hernández Alcázar, pero todos siempre le hemos conocido como "El Abuelo" y también "El Vigilante". Durante muchos años fue la imagen cadalseña del orden y la justicia, pero también de la amistad y del saber comportarse como la gran persona que era. No pocas veces nos quitó el balón por jugar al fútbol en la Plaza, también en la Corredera, eso sí, con cortesía y palabras socarronas que sonaban a bondad. Pepe "El Vigilante" siempre fue un hombre del pueblo y un gran cadalseño, amigo de todos y amante de las buenas costumbres. 
Hoy, al recordarle,  a muchos de vosotros se os habrán venido momentos que pasasteis junto a él, escenas de aquellos años tan diferentes a los de hoy, situaciones en las que Pepe aparecía para intentar aclarar las cosas y dejar todo en buen orden, parece que le estoy viendo con su traje y su gorra de plato acercándose raudo para intentar aplacar los ánimos, nunca con violencia y siempre con sabiduría popular. 
El la foto aparece con sus hijas Mari Carmen y Pepi un día del Hornazo de 1956. Espero que esta foto os traiga buenos recuerdos y sirva para recordar con cariño al personaje que siempre fue.
Mi agradecimiento a su nieto Emilio José, que ha cedido la foto al Archivo.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


martes, 19 de mayo de 2020

Primavera en Gredos


Primavera en Gredos



Cada año la primavera de Gredos se caracteriza por el amarillo de los piornos, aunque unas veces se produce la floración antes o después debido a las temperaturas y la meteorología, lo mismo ocurre con la nieve, hay años en los que todo se ve blanco y otros en los que apenas se divisan unos neveros.  Este año 2020 es muy pobre en nieve, apenas nada, pero el año pasado, que tampoco fue de los de abundancia del elemento blanco, si lucía con una buena cantidad, la foto lo dice todo. 
Todos las marchas son bellas en Gredos, pero hay algunas que nos dan una imagen de lo grandioso de este macizo, una de ellas es la que tras visitar el nacimiento del río Alberche, se dirige hacia Hoyos del Espino pasando por la Laguna del Gallo. Fácil, entretenida y de grandes vistas, esta marcha te llevará hasta el corazón de Gredos, para mi Hoyos del Espino, disfrutando de todo el macizo. 


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

lunes, 18 de mayo de 2020

La Cascada del Purgatorio, un paseo primaveral por el Valle del Lozoya


Cascada del Purgatorio



Monasterio de El Paular 


Apenas 12 kilómetros separan en Monasterio de El Paular de la Cascada del Purgatorio, un recorrido de ida y vuelta que discurre por la garganta del arroyo Aguilón hasta terminar en el salto en cascada desde las alturas que proporcionan las aguas del ya citado arroyo. El coche se puede dejar en el parking del Monasterio, pero cuidado, los días calurosos de primavera y verano suele ponerse hasta arriba, son muchos los que buscan el agradable baño en la zona recreativa de Las Presillas y también son muchos los que se deciden, dada la facilidad del recorrido, a visitar la cascada.
Una vez dejado el coche, se cruza la carretera, atravesamos el famoso Puente del Perdón sobre el río Lozoya y tras un rato de pista asfaltada continuamos por una pista de tierra rodeada de prados y robles y con una buena vista del Macizo de Peñalara. Perfectamente señalizado el recorrido pasa por un par de puentes sobre el arroyo Aguilón hasta desembocar en un sendero de extraordinaria belleza que discurre junto al arroyo hasta encajonarse para terminar en la cascada. Todo el recorrido es fácil y sólo se hace algún pequeño esfuerzo en el tramos del sendero final. La mejor época, al menos para mi, es en otoño, cuando los robles se tiñen de color, y la primavera que invade la garganta de agua y flores. Ni que decir tiene que el verano es la mejor época para el baño en Las Presillas, pero la afluencia de gente es enorme, tanta que a veces no puedes ni parar ya que todo se llena de coches. El invierno no es muy cromático pero si se tiene suerte y el frío ha congelado la cascada, también resulta espectacular. Durante el recorrido no existe ninguna fuente, se puede beber de los cauces, pero con el consiguiente peligro, lo que si hay es un merendero en las Presillas donde tomarse algo, pero sólo abre en verano y algunas fines de semana de primavera. Lo mejor es llevarse un bocadillo y algo de agua, comerlo al final frente a la cascada y regresar a comer a Rascafría, en todo el recorrido habremos tardado unas 4 horas yendo tranquilos y con paradas. Una vez en Rascafría hay una buena oferta de restaurantes con toda clase de menús. Y para terminar un consejo, el de siempre, por favor no dejes basura, la naturaleza y todos los que vayan después te lo agradecerán.  

Macizo de Peñalara 

Puente del Perdón

Arroyo Aguilón


Praderas junto al arroyo

 Cascada del Arroyo Aguilón


La pista de tierra rodeada de robles



Narciso de roca. Narcissus rupicola.


Arroyo Aguilón 

Cascada del Purgatorio 


Lagartija roquera


Lagarto ocelado  


  Rascafría, Valle del Lozoya

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso