Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 5 de marzo de 2020

SINGULAR BATALLA EN CADALSO


SINGULAR BATALLA EN CADALSO




     La mirada la tienes perdida, ida a ningún lugar. Tus pupilas denuncian una profundidad sin fin, inacabada. Tus ojos son un laberinto en forma de espiral blanca con fondo negro de incertidumbre, que gira sin cesar sobre un eje que se pierde en un infinito de ansiedad, como si en ese instante acogieras toda la pena del mundo en ellos. Estás sentada, inane, flácida como un muñeco de serrín, como si este mundo nunca te hubiese obsequiado con un placer, como si todo fuera angosto para ti, carente de afecto. Estás poseída por la perplejidad de alguien que sabe que su futuro no existe, su pasado es como una poesía al revés y su presente es esa soledad que enseña a morir, delimitado todo por nubes intangibles y fantasmales que flotan desafiantes entre las paredes de tu casa. Tu cara está lacia, marchita; no conserva ningún vigor de otro tiempo que ni siquiera es lejano, ni posee suaves rastros de felicidad. Rompes a llorar quedamente, después exhalas sollozos desgarradores que compungen a quien los oye. Tu hija se acerca a consolarte, limpia las lágrimas de tus mejillas con caricias.




    Él dice que con el suero pasaste unos días tranquila en el hospital, pero la vuelta a casa trajo de nuevo la zozobra. No se explica todo esto. Visita contigo médicos que no sanan tu mal y le dicen que son "cosas de la cabeza". Cuenta que la depresión entró en tu mente como un corcel brioso y salvaje que nadie pudo domar ni apaciguar dejándote vacía, convertida en una cárcava sin horizontes. La depresión te agobia, te angustia, te tortura, te destruye en vida mientras te mantiene insomne escuchando los hirientes ruidos de la noche sin saber dónde colocarla. Es algo vago y confuso. Tiene una fase fisiológica, pero tiene también algo que es misterioso, que está dentro, donde dicen que habita el alma. Él me comenta que comprará una casa en Cadalso sin escaleras y con muchos rosales en la confianza de ofrecerte paz y sosiego.




    …Todos los veranos bajabas risueña por la carretera de "El Venero" del brazo de tu marido y llevando de la mano a tu nieto que tiene bucles rubios como los trigales. Cuando nos vemos siempre me dices cosas bonitas y antes que nada ya me has plantado dos besos. El último verano te vi fatigada, sin ilusión y empezabas a tener la mirada lejana. Te acaricié el hombro y esta vez fui yo quien dijo algo buscando un gozo cómplice, pero te lo desdibujó un rictus como de amargura…



    No te llegará la sonrisa a tu mente. No se te poblará de un ejército de amapolas que brotarán del prado verde de tu esperanza. No entablarán ellas feroz y singular batalla contra tus vestiglos, buscando abrirse camino para reconfortar tu ánimo maltrecho. La victoria no te devolverá la alegría infantil. Esa dicha tuya que cada día, jugando al escondite en tu pueblo, encontraba miles de razones para seguir viviendo…

                                          
                            Miguel MORENO GONZÁLEZ

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonito y triste a la vez

Esperanza De La Cruz García

Anónimo dijo...

La depresión es una enfermedad terrible, la desolación personificada. Va acabando contigo poco a poco sin compasión. Gracias Miguel, porque con tu escritito solidario ayudas a que seamos más conscientes de ese espantoso problema.
Cadalseña

Anónimo dijo...

Braaavoóo!!!!����
Diego S.

Anónimo dijo...

"No te llegarà la sonrisa a tu mente" Me conmueve!! Que manera màs precisa y hermosa de describir la depresión.
Una vez màs, me emicionas. Me trae recuerdos de vivencias pasadas también con un familiar.
Gracias Miguel por hacer visible esta dura enfermedad y de hacerlo con tanta sensibilidad.

Susana.

Anónimo dijo...

Que bonito y sencillo relato.Miguel,que manera de empatizar con aquellos que tienen su peor enemigo en la cabeza.
Por eso y muchas cosas más te haces querer entre los cadalseñ@s.
Raquel

Anónimo dijo...

Triste pero hermoso, con la sensibilidad de un gran tipo.
Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

A todos los llamas escrititos pero a mi me parece que son relatos cortos, historias cortas ó historias pequeñas. He leído relatos cortos no muy buenos de escritores famosos que los venden como tales.
Pepe Carretero

Anónimo dijo...

Preciosa poesía pero un poco triste al principio

Ana Díaz Gónzalez

Anónimo dijo...

Mejor conocerlo por terceros, te lo aseguro, Miguel.
Rafael C.

Javier Perals dijo...

Como siempre genial. Gracias por trasmitirnos toda tu sensibilidad. Un abrazo.
Javier.

Miguel Moreno González dijo...

Gracias a todos por vuestros cariñosos y sentidos mensajes que me animan a seguir escribiendo. Este escritito quería recordar la tragedia que supone la depresión que muchos ciudadanos conocen bien, a la vez quería transmitir solidaridad y apoyo a quienes la padecen y sufren y a sus familiares cercanos que también la soportan.
Gracias sinceras.

Anónimo dijo...

Tu escrito es belleza literaria, se convierte en un cálido beso sobre la mejilla de cualquiera que sufra esta terrible enfermedad, anima a los que están cerca y sensibiliza a todos. Y si a esto le unimos esas imágenes de las últimas luces del atardecer y de los rayos filtrándose entre los pinos, puede llegar a ser hasta una terapia. Muchas gracias Miguel y Pedro.

Inés

Pedro Alfonso dijo...

Muchas gracias Inés por tu palabras llenas de cariño hacia nosotros.

Un saludo.

Miguel Moreno González dijo...

¡Caray, Inés! Tu comentario es de una belleza deslumbrante para este dúo del que tú siempre te acuerdas con cariño. Nunca dejes de acordarte, por favor...

Anónimo dijo...

Como siempre me quedo sin palabras ante lo que escribes, ya sea alegre o triste me emocionan tus relatos.
Un abrazo.
Luis A. Ayuso

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