Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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miércoles, 7 de febrero de 2018

La Plaza de Casillas, la nieve y los secretos.


La Plaza de Casillas



Fue una tarde de esas de invierno de aquellos años 70, todo estaba anegado por el frío y la nieve, y tal era la desolación del lugar que hasta el ánimo se influenció de las inclemencias y de la miseria de las luces. Casi había rescatado mi vehículo de las garras del hielo del Puerto, y alentado por volver a Casillas y más tarde a Cadalso, descendí como huyendo de las sombras de la noche, esas que estos parajes conocen y que te atrapan incluso en la huida. Recuerdo, y no lo olvido, porque nunca más me ha vuelto a pasar, que pasé miedo de no poder regresar al calor de la Plaza de Casillas y los bares que por entonces abrían sus puertas a la vida y los dueños sus corazones, todo con la complicidad del que sabe que no está sólo aquí abajo, protegido por la cercanía de sus gentes, amables, sencillas y de fácil palabra.

 Fue antes de asomar a la barra del bar cuando el hielo se desprendió, había bajado desde arriba adherido a los bajos del coche, que por el simple calentamiento del motor sirvió para que se descolgará, produciendo un ruido que resonó en la casi oscuridad de la inminente noche. Del bar se asomaron dos personas, y ante el asombro, preguntaron, pero había tan poco que contar que todo quedó en un asombro que no lograban comprender, pero es que entonces todo sucedía en el ocaso de la vida, en los misterios de la noche de aquellos años no muy lejanos.
Hoy las luces salvaguardan la Plaza de Casillas, ya nada aquí puede ser refugio de la noche, pero muchos de sus secretos todavía perviven alimentados por el crepúsculo iluminado por la nieve, la misma que muchos de los que por aquí vivieron, pasaron y sintieron todavía retienen en sus memorias, entre ellas la mía, la de un cadalseño enamorado de Casillas que tuvo la suerte de vivir uno de aquellos secretos.
Hoy, muchos años después, puede que cuarenta, todavía tengo grabado el momento, el bar CASA ANITA, las hermanas que lo atendían, Reyes, Blanqui, Mari Carmen.....las dos copas de veterano y los torreznos, berenjenas y anchoas con pimiento que siempre adornaban la barra, creo que debajo de una de aquellas antiguas cristaleras, casi nada, casi todo.


Pedro Alfonso "Zorro Corredero"



Zorro Corredero
Fotos: Juan Lucas Moreno

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Pedro Alfonso muy bonitas fotos buenos días

Agustin Capitan Sanchez

Anónimo dijo...

Pero a kien del ocurre bajar tan tarde mirale si te tienes le mediar ahí te kedas pajarito jaja

Ana Diaz

Anónimo dijo...

Es un placer seguirte. Aunque he ido muy pocas veces, siento un cariño especial por Cadalso, ya que es el pueblo de mi madre. Mas bien de mis abuelos, ya que fueron ellos los que nacieron allí. Cadalso y Madrid han sido parte de muchas conversaciones en mi casa. Y en la actualidad lo sigue siendo con mis dos asturianas, ( son mas madrileñas que yo).
En las fotos, sobre todo en las antiguas, busco parecidos por si alguien me recuerda a algún familiar. Supongo que alguno lo será. Resumiendo, ME ENCANTA.

Belen Revuelta de Guzman

Pedro Alfonso dijo...

Cómo se llamaban tus abuelos, tal vez los he conocido, tal vez. De todos maneras intentaré averiguar algo sobre ellos, si es qué alguien sabe algo. Un saludo y gracias.

Anónimo dijo...

Hey, yo soy esa Mari Carmen. Los cadalseños siempre fueron muy queridos en mi casa. Allí siempre había refugio para el cuerpo en días adversos. Y esas berenjenas... Dios, lo que daría por comerme una ahora. Abrazos

Pedro Alfonso dijo...

Un placer que te pases por el ZC, si,siempre fue tu bar un lugar de acogida y buen trato.

Un saludo

Anónimo dijo...

Preciosa estampa

Rosa Foncuberta López

Matapollos dijo...

Precioso espectácular

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