Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

viernes, 1 de marzo de 2013

Arco iris otoñal en Cadalso



Es mediodía, el sol se encuentra en el punto más alto sobre el horizonte, las nubes que van llegando cubren prácticamente todo el término de Cadalso, sólo hacia el sur la vista es posible y los campos de Toledo con sus pueblos realzan a lo lejos mientras las nubes se rompen.




Pronto todo queda cubierto, la Sierra de Lancharrasa se somete al cambio de tiempo y sucumbe entre las nubes que descienden ladera abajo para desaparecer de nuestros ojos.
La iglesia espera impaciente que las primeras gotas comiencen a caer y se muestra así de grandiosa ante la nebulosidad latente de lo que va a acontecer.



Todo pasa rápido, las nubes comienzan a descargar la lluvia otoñal que tanto agradecen los campos, la neblina producida por millones de gotas ensombrece la vista, son enormes y veloces y casi consiguen ocultar la iglesia que momentos antes lucía hermosa con el fondo de nubes que envolvían la Sierra. Son unos minutos, no más de una hora y las calles se llenan de agua que desciende Cadalso abajo para perderse por el Pilar.
Todo huele a húmedo, es ese olor de siempre, que penetra y nos facilita la respiración con la llegada de oxígeno a nuestros pulmones, ahora huele a campo y todo va sucediendo poco a poco, sin apenas darnos cuenta, sin notar que las nubes se están difuminando a medida que descargan el vapor convertido en agua.





El agua deja de caer, el sol parece querer volver a brillar sobre los campos y casas de Cadalso, la luz vuelve por momentos y el cielo adquiere su color azul mezclado con las nubes que ahora son más claras y menos amenazantes.
Y al volver la vista hacia atrás recibimos una sorpresa, es un arco iris lleno de color que parece querer abrazar a Cadalso, su arco de colores todo lo inunda, y se convierte en brillo celestial cargado de impresionante belleza pasajera, belleza que sólo podemos disfrutar por unos minutos, a veces sólo segundos.


La Peña Muñana, fiel testigo de todos los acontecimientos que desde siempre ocurren en este pueblo, se deja calentar por los rayos otoñales del rey astro mientras las gotas de agua se mezclan en el cielo. La naturaleza, conjunto de todo lo que forma el universo, nos sorprende con este juego de colores del arco iris que se acaba de formar debido a la refracción y reflexión de los rayos de luz en las millones de gotas de agua que hay en la atmósfera.




Será un espacio de tiempo mágico que se mantendrá brevemente ante nuestras miradas, lo suficiente para embobarnos con este fenómeno de la luz natural que siempre nos sorprende, pero que no deja de ser escaso en su contemplación a lo largo de nuestras vidas.
 
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

3 comentarios:

Miguel Moreno González dijo...

Conmovedor relato. La primera foto y la última me obnubilan placenteramente.

Pedro Alfonso dijo...

Gracias Miguel.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Que fotos mas bonitas que nos regalas con la peña y el arco iris.


Mariano

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...