Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Una comida totalmente cadalseña.

El otro día dando un paseo por Tórtolas un amigo me decía: “Hay que ver todo lo que nos da la naturaleza con lo poco que la cuidamos. Te imaginas cuanto nos daría si fuéramos conscientes de su importancia y la tratáramos mejor?

Yo le contesté: "Claro que me lo imagino pero somos tan enormemente tontos que nos creemos el culo del mundo y realmente lo somos. Fíjate le dije, por este camino han pasado cientos de personas que ya no están y de los cuales ni nos acordamos pero el camino sigue aquí, los pinos siguen aquí y todo sigue igual que siempre, que pena que solo nosotros los culos del mundo somos los que desaparecemos".


Más tarde me preparaba para salir camino de Madrid y como cada domingo comencé a cargar las cosas en el maletero del coche, lo hacía todo mecánicamente hasta que me di cuenta de que con lo que estaba cargando tenía para comer un par de días y todo había salido del campo de Cadalso, eso si trabajado por expertas manos de las que ya no quedan y por la fuerza de la naturaleza que a pesar de todo el mal que le hacemos sigue queriéndonos y dándonos sus frutos.
Y ya en Madrid se me ocurrió hacer una entrada en el blog con lo que había traido y este es el resultado.


De primero una crema de calabaza, fácil de preparar y exquisita al paladar, luego le siguieron estos pimientos que una vez fritos estaban que ni contaros, estaban tan buenos que no se les notaba ni la piel y de sabor y textura como ahora tanto dicen los grandes cocineros que os voy a decir.

También fritas en rodajitas terminaron estas berenjenas que se deshacían en la boca y entre manjar y manjar no podían faltar los tomates con ese sabor tan cadalseño y tan agradable donde al final no queda en el plato ni el juguito y el aceite que quedan en el fondo del plato cuando se acaban y que termina mojadito en el pan.

De postre no faltaron unas manzanas, unas de reineta y otras golden cuyo sabor dulces unas y acidas las otras nos despejan de otros anteriores sabores y nos preparan para estos calostros naturales y de cabra como tiene que ser.

 Y al final no se salvaron ni las otoñales castañas que de una en una terminan dando a la sobremesa ese aire de otra época, tan familiar y acogedor que igual da en Madrid que en Cadalso.


Todos estos alimentos han salido de la huerta y el campo de Cadalso incluyendo los calostros, porque me diréis de donde sale la leche? De las tetas de las cabras, Y que comen las cabras? Pues hierba y pasto de los montes de Cadalso.

Mi agradecimiento a Salus, Mariano, Ángel, Joselito proveedores de la materia y a mi bisabuelo Eusebio Abad que cuidó el castaño que años antes había plantado su padre con cariño y esmero para que más de cien años después cogiéramos estas hermosas castañas.

Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

2 comentarios:

Jose Peke dijo...

me "caguen" la leche..leo esto y me está entrando hambre..¡¡Rosita!!..hazme la cena!!..que este jodio zorro se lo va a comer todo el solito..un saludo Peke.

Anónimo dijo...

tal y como se esta poniendo la vida...mas de uno va a volver a sembrar los huertos de la vega de tortolas,y lo mas curioso es que todo sale del campo.Paquitopirata.

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