TIERRA YERMA CON ALMENDROS FLORIDOS
(A mi primo Jesús, que como ellos(as) viene de los esfuerzos sobrehumanos y van a la canción, y van al beso, y van dejando por el aire impreso un olor de herramientas y de manos… -Miguel Hernández-)
Es enero y ya florecen los almendros. “No te fíes, hijo, aún tiene que hacer mucho frío y en Cadalso nevará en febrero”; me decía mi abuela materna mirando el cielo y estrechando mi cabeza sobre su regazo. Los dos primeros almendros reventando de flores me los encontré el 23 de enero en la carretera de Cadalso con dirección a Almorox (El Pilar), unos metros antes de llegar al kilómetro 10 de la M-542.
El arroyo del Moro bajaba con gran caudal gracias a las últimas lluvias y se le oía discurrir con fuerza y alegría. Cerca de su cauce mi abuelo paterno tenía un huerto y en verano me llevaba con él a regarle montados en “Margarita” y “Juanita”. Los regantes compartían turnándose la poca agua que por esas fechas llevaba. Ese vergel desapareció, intuí el lugar que ocupaba por una lancha "resbalosa" que le custodiaba. Yo me entretenía esperando que arribara mi padre a ayudar al abuelo mientras jugaba humildemente con piedras y arena. El abuelo había madrugado mucho esa jornada para llegar a tiempo de ver en la tele del bar la corrida de toros de Pamplona (la mayoría de cadalseños no teníamos tele). Subiendo hacia Cadalso lo recordaba. Diviso unos caballos retozando y chatarra abandonada, al igual que todas las cunetas del entorno están llenas de latas, plásticos, bolsas de basura, ramas… La desidia del ser humano es contumaz. “Si sirves a la Naturaleza, ella te servirá a ti” (Confucio).
A los políticos mediocres se les llena la boca hablando de que todo va a funcionar mejor, que ya están trabajando en lo de la España vaciada para remediarlo. Nunca incentivaron con ayudas, subvenciones, desgravaciones o cualquier otro estímulo la permanencia de los jóvenes en el medio rural. No les procuraron algo que les animaran a quedarse y paliar la dureza del trabajo agrario o ganadero. Esas prestaciones que ahora están tan en boga los de mi generación jamás las tuvieron. Ocultan que fueron ellos mismos -los políticos- quienes vaciaron España para llenarla de retórica estoica (“votadme, porque conmigo los muertos resucitarán, los ciegos verán, los sordos oirán y los cojos andarán. Una vez me votéis, olvidaros de todo, ya me encargo yo de vuestro bienestar sin que tengáis que trabajar…”) Y nos lo creemos. Y les votamos. Desconocen que lo más duro del trabajador del campo es llegar a casa. Así nos va. Como ellos, también huimos de la autocrítica y del sentido común.
Las viñas y los huertos de mi abuelo están hoy abandonados
a su triste sino. Todo yermo. Ningún nieto fuimos capaces de preservar su
legado, de continuar su amoroso trabajo que nos ayudó a ser lo que hoy somos. Esas
tierras siguen esperando las manos que entonces no habían nacido y que creían
que cuando llegaran serían parecidas a las de sus antepasados. Que les
seguirían labrando, acariciando, rozando las hojas con su sudor. Al igual que
lo hacían aquellas otras manos sarmentosas con palmas níveas llenas de callos. Pero
nunca aparecieron. No podían aparecer ante perspectiva tan deprimente
No olvido que en aquel tiempo, si te quedabas en el pueblo y llevabas pantalones remendados por tu madre o abuelas, eras considerado inferior a los que partían a la "tierra prometida madrileña". Y claro, muchos fuimos abandonando tristes Cadalso y sus tierras ante la falta de oportunidades para sólo volver como los veraneantes: los fines de semana y las vacaciones; eso en el mejor de los casos, porque otros volvieron poco o nunca volvieron… Les dolía el pueblo y se acostumbraron a otros paisajes muy a su pesar.
"Si
le miro a la cara se queja el campo y le miro a las manos y están llorando. Ya
no huelen a arado ni a trigo blando, ni fecunda los surcos ni anda encorvado. Y
me parece a mí que es poca cosa cambiar bueyes y apero por un tornillo de
rosca. Y me parece a mí más importante oír piafar a un macho que a un cantante.
Y me parece a mí mucho más serio el rumor del trigo en el afrecho que tener
cualquier coche en el infierno. Y que es más grande un trino que un cohete en
vuelo y más tierno un graznido que el mejor verso. Y más hermoso un cardo que
el mejor cuadro y más seria una trilla que una capilla. Y me parece a mí que es
muy pequeño cambiar la inmensidad del cielo por un buen sueldo. Y me parece a
mí que es suicidarse cambiar un puesto en la tierra por una tumba en la calle.
Y me parece a mí que es imponente dejar de oler a establo y a pan caliente por
trabajar en un banco o ser agente. Y que quieres zagal, así es la vida, es más
fuerte el asfalto que la hierba crecida.”
Lo entrecomillado lo escribió y lo cantaba Patxi Andión a mediados
de los 70, cuando yo marché a Madrid. Volví a Cadalso definitivamente al
jubilarme con la creencia de que no residí antes en mi pueblo por indolencia propia.
Hoy siguen floreciendo los almendros y el campo yermo aparece por las mañanas
blanco, como si hubiera nevado en mi corazón…
Miguel
MORENO GONZÁLEZ
13 comentarios:
Buenos días feliz jueves Pedro luego lo leo me. Parece interesante un saludo
Aurora Ferrera Ruiz
Con los años que ya tengo, no sólo en Enero he visto los almendros florecer.
También los he visto en Febrero, y me apuras un poco, digo que en Marzo también.
Un abrazo amigo Pedro.
Vidal Fermosell Jimenez
Los almendros en flor qué bonitos están
Chelo Villarin Recio
Bonito relato cargado de buenas sensaciones y recuerdos. Gracias Miguel y Pedro.
Carmen.
👏👏👏👏👏....Muy bueno Miguel. Nuestros recuerdos, siempre llenarán nuestros corazones. Usted sí que sabe (dicho popular)...🌹🌹🌹🌹🌹😘😘😘😘 José A. Álvarez G. de Guzmán
¡¡Feliz Jueves!! nunca debemos olvidar el trabajo que tuvieron que realizar nuestros antepasados para salir adelante y para que hoy nosotros y los nuestros podamos disfrutar de otras comodidades y menos sacrificios, al menos físicos 😉. Luis M. González Castrejón
Muchas gracias Migue por acordarte de mi y de nuestros antepasados. Con ese amor y cariño que siempre nos tienes.
Un beso y un fuerte abrazo tú primo
Jesús López Moreno
Gracias por el escrito, me recuerda cuando trabajaba en el campo y a esos grandes trabajadores que sacaron a sus hijos gracias a su sudor. Angel Canillo
Aunque siempre viví en la capital, mis estancias veraniegas de tres meses infantiles y juveniles en Rozas donde éramos pocos veraneantes que no éramos autóctonos, convivíamos con los residentes, me hicieron vivir en directo las tareas cotidianas de la gente del campo y las tareas con el ganado, en Rozas en aquel entonces abundante, fundamentalmente vacas y los cerdos de cada familia que les garantizaba gran parte del sustento anual.
Participaba siempre que dejaban y me encantaba y además es que no había otra diversión.
Se que no es lo mismo que currarselo día a día pero a mí me dejó huella y me siento próximo a las personas que desempeñan esas tareas.
Tu escrito, como siempre magistral, me ha trasladado a esos días en los que vivía con mucha placidez. Gracias. Abrazo. Pepe Vázquez
Pedro:
¿Me pregunto y me preguntan
qué pinta una papelera.
Pues a mis versos alteran
y de algún modo amaneran
de pronto en la Corredera?
Precioso escrito y bonito homenaje a los que nos hicieron: los abuelos.
Chusa
Cada vez te vas superando a ti mismo 👌
Miguel y Asun muy buenas personas tus padres Miguel Moreno
Carmen Frontelo Morales
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