ÁNGEL TERUEL
Ángel Teruel cierra las XIV Coloquios Taurinos patrocinados por la Asociación Taurina Cultural, "Cadalso", que viene desarrollando una magnífica labor en pro de la Tauromaquia en general y en particular de la de nuestro pueblo. Quiero aprovechar para felicitarles y darles mi sincera enhorabuena porque el esfuerzo que hacen es digno de admiración. Estos Coloquios ya ocupan un lugar destacado dentro de la programación taurina que realizan distintas ciudades y villas taurinas. A lo largo de estos años han pasado lo más granado y relevante del toreo; ya sean ganaderos, matadores, subalternos, rejoneadores, aficionados, presidentes, periodistas, sastres... En fin, todo aquel personaje rutilante del toro que tenga algo que decir tiene cabida en estos coloquios. Mi deseo es que sigan por muchos año más y que sepan que cuentan con nuestro apoyo como aficionados de Cadalso y que, a su vez, el Ayuntamiento siga prestando su colaboración desinteresada para realzar estos "Sábados Taurinos". Y a ti, Pedro, darte las gracias porque siempre tienes abiertas las puertas de tu blog para todo lo relacionado con nuestro pueblo, así como para la difusión y promoción del toreo. Créeme que en estos tiempos que corren es digno de admiración; por eso tienes siempre mi agradecimiento y ayuda en todo aquello que pueda servir para el engrandecimiento de la Fiesta de Toros y que, repito, tú apoyas de manera entusiasta y decidida.
A todos les dedico este escritito agradeciendo el aliento que transmiten a la Fiesta. Muchísimas gracias. Y hasta noviembre de 2020.
Miguel Moreno González
ÁNGEL TERUEL, ELEGANCIA
Y CLASE EN EL TOREO
Lo que recuerdo con más lucidez era su innata elegancia
toreando y en la calle. Ángel Teruel Peñalver recreaba un toreo elegante además
de tener esa difícil facilidad para dominar a los toros en la plaza, aunque
fuesen de condición desabrida. Vestía frecuentemente de blanco en el ruedo y
nunca mancillaba su terno mota vulgar alguna que deslucir pudiera su talle y
donaire. Nació en el barrio de Embajadores e imbuido quedó de ese casticismo,
de esa chulería y de ese verbo gracioso "cheli"
capitalino del que sólo los madrileños de pura cepa son preclaros
agraciados. Derrocha categoría y empaque que yo mismo comprobé embelesado una
tarde que coincidí con él en el bar La
Paloma, de la calle Toledo. Fue mirarle y descubrir cómo le afloraban en
torrentera los sentimientos toreros.
Seducía en la calle a los no cautivados en el ruedo. Siempre
perfectamente conjuntado y con andares de sabio castellano. Da gusto verle tocado
graciosamente con su sombrero, acariciado el cuello con su pañuelo de seda y con
esas gafas que ocultan su mirada perspicaz e intuitiva, mientras admiras ese
perfecto remate de corbata y pañuelo a juego sobre la solapa. Detalles que
marcan la diferencia entre las personas agraciadas con el don de la clase y las
que no la poseen. Por aquel entonces todas las publicaciones se disputaban sus
declaraciones. Sonada fue su relación con la multimillonaria yanqui Bárbara
Hutton (una mujer con una calidad humana
superior) que llenaron cientos de páginas de las llamadas revistas del
corazón. Diríase que Teruel fue el primer torero mediático, tal como lo entendemos
ahora. Su garbo lidiador era el reclamo más distinguido que él sabiamente
dosificaba.
Un maestro en el más amplio sentido de la expresión que
se anunció en Cadalso en un festival el 18/09/71 con novillos cadalseños de
Abad Hermanos. Antes de hacer el paseíllo le oí hablar pausado y seductor en la
Puerta de Cuadrillas. Dejaba la distancia justa entre él y su interlocutor.
Arrastraba la última frase de la oración para enlazarla con la siguiente con
gracejo e ironía. Dominaba el entorno como reducía al animal más fiero con esa
arrogancia y clasicismo que a nadie dejaba indiferente. Tenía cultivada personalidad
–sigue conservándola- para dar y tomar, algo tan ayuno hoy en día en los toreros
y en las personas.
Su padre regentó un tiovivo en la calle Ferraz. Sobre
remolinos y vueltas le nació el toreo circular que quiebra la cintura como una
verónica sin fin. Siempre gozó para mí de un aura singular, especial. He de
reconocer que eso era lo que más me atraía de él. Esa especie de misticismo que
yo le intuía envuelto exteriormente en un estilo deslumbrante. Atesoraba el
misterio de los toreros elegidos y la magia del ser humano que vive paseando
por su interior. Cuando Ángel Teruel toreaba bien, esa tarde el ruedo se
llenaba de hadas y duendecillos burlando al morlaco del desamor con un capotillo
de alhelí.
Torero hondo, seguro y refinado alcancé a verle faenas
antológicas en 1976 y 1977 en Sevilla (Miura), Madrid (Miura) y Bilbao
(Victorinos). Brillaba rutilante y pletórico con esos hierros porque los obligaba
como ninguno. No aparentaba hacer esfuerzo cuando encauzaba las embestidas con
aquellos naturales pulcros, largos y de mano baja que remataba detrás de la
cadera dejando al bicho dominado para ligar el siguiente pase. Cerraba las
series con un pase de pecho infinito o gustándose con un gracioso y chulesco
desplante. Aquellos años fue el mandamás de la Tauromaquia andante dando
lecciones magistrales que le encumbraron a lo más alto. Servidor, entonces joven
y engreído aficionado; recuerda el impacto que le causó verle torear y someter
con bellos y poderosos trasteos a aquellos morlacos enrazados y de irreprochable
trapío. Ese mando, esa seguridad y ese poder lo recuerdo como modelo de lidia
total y completa.
Presencié en 1984 en Las Ventas como un burel de
Torrestrella le persiguió y le alcanzó en el glúteo cuando ya había llegado al
burladero entre la consternación de la concurrencia. El astifino toro, con un
derrote sibilino y certero, le empitonó gravemente levantándole cuando ya tenía
el cuerpo dentro. Muy castigado por los toros le quitaron el sitio en diversas ocasiones. Él mismo reconocía que le
afectaban anímicamente las cornadas y que pensaba mucho en ellas. Fue, además
de gran lidiador, artista sensible y, como tal, un tanto indolente y
conformista. Si se cabreaba consigo mismo sacaba su raza imbatible de torero
largo y de amplios recursos que ponía a cavilar a sus compañeros. A veces,
desilusionado y falto de alicientes, le embargaba una desidia melancólica.
El maestro Ángel Teruel tenía arte, valor y técnica; las
tres virtudes necesarias para ser torero de referencia y de época. Pero no
mantenía su estatus porque soportaba los clásicos altibajos de los artistas
bohemios. Hoy vive retirado en su finca cacereña de “Los Ángeles”. Al caer la tarde en la Sierra de Guadalupe le gusta
ausentarse para sopesar el temple de su muleta, mientras escucha al relente traer
el eco lejano de la reflexión de un torero:
“Convertir la dificultad del riesgo en belleza es acariciar la perfección.”
Miguel MORENO GONZÁLEZ
10 comentarios:
Es muy bonito, me gusta el cariño con el que le describes y la afición por el toreo que reflejas. Gracias porque los toros son arte.
Luisa
Muy buen reportaje de Angel Teruel, seguro que la conferencia del sabado estara fenomenal.
Mariano
Yo me acuerdo de Ángel Teruel cuando fue a cadalso en unas fiestas a torear pedro
Dolores Saez Canoyra
Gracias por vuestros amables comentarios. Os copio el apunte que tengo en mi base de datos del festejo que toreó Ángel Teruel en Cadalso. Os reitero mi sincero agradecimiento.
FESTEJOS TAURINOS EN CADALSO DE LOS VIDRIOS:
TEMPORADA: 1971 FECHA: 18-09-1971 EMPRESA: José R. Lafuente CLASE DE FESTEJO: Festival Taurino GANADERÍA: 4 novillos de Abad Hermanos
DIESTROS: ÁNGEL TERUEL PEPE LUIS DE LA CASA ADOLFO ROJAS JOSÉ RAMÓN LAFUENTE
NOTAS: LA GANADERÍA ES CADALSEÑA. EL 4º MATADOR ES A LA VEZ EL EMPRESARIO. LOS TOREROS VISTIERON EL CLÁSICO TRAJE CAMPERO. CASI LLENO.
Siempre describes y transmites a la perfección el buen hacer de los toreros. Realzas su arte con el tuyo narrándolo.
Gracias, Maestro.
Luis Carlos
Da gusto leer como glosas las virtudes de los buenos toreros. Un placer leerlas. Un abrazo.
Pepe
Precioso artículo lleno de senbilidad de buen aficionado.
Gracias Maestro Julián. Quizá recuerde que hace muchos años estuvimos hablando para Radio Cadalso. Creo que iba usted acompañando a un novillero muy joven que toreó en Cadalso. Por eso, al leer su bonito comentario (aunque excesivo para mi persona) me colmé de alegría. Y me emocioné al recordar aquella entrevista en la que usted me hizo pasar un rato inolvidable. ¡Con qué cariño habló del torero y de los chavales! Además alguien que, como usted, se ha puesto delante de cientos de toros diga que mi escritito posee sensibilidad, sin haberme puesto jamás delante de uno... comprenderá que es lo más hermso que me podía decir.
Muchísmas gracias y mucha suerte en la vida.
Muy buen artículo, que refleja cm
d
la gran figura que fué el ganador de tantos premios en America destacando los Escapularios de Oro en las Ferias del Señor de los Milagros de la Plaza de Acho en Lima
Perú.
Elena Westphalen
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