LAS PEÑAS DE CADALSO Y SUS GALAXIAS
A decir verdad en 1.976 comenzaban a cambiar lentamente muchas cosas
en este país. No hacía tan siquiera un año de la muerte de Franco y los que él
creía bien atados nudos se deshacían fácilmente como si alguien los hubiera
untado con una sustancia mágica. Cosas de un futuro que pedía audiencia
inmediata…
En Cadalso también soplaban vientos de
cambio para las humildes bombillas de 60 vatios (en las Fiestas las cambiaban
por otras de 100 vatios) que estaban mal repartidas por sus calles. Y la
alegría de las Fiestas, algo marchita por aquel entonces, imploraba también su
cuota de cambio, su revolución a mejor, su esperanza en la sonrisa, su parte de
gozo colectivo para todos aquellos que el resto del año sólo recibían un
resignado y digno sudor. Al menos, musitaban, conservaremos una opción para
soñar si las cosas van mal. ¿Era aquello mucho pedir…?
Aquel verano del 76 (siempre nos
enamorábamos en verano), unos jóvenes cadalseños viajaron a las fiestas de
Pamplona y Cuéllar y algo de aquellos jolgorios les debió esculpir una alegría
emocionada en su interior que reeditar en el melancólico septiembre cadalseño.
Así, sin más, empezó a engendrarse La
Muñana; pionera, no sólo de las peñas de Cadalso sino de toda la comarca, de
aquella revolución de alegría. La dieron por colores cuadrados el azul y el
blanco y por símbolo -y nombre- nuestra rocosa Peña eligieron. Acababa de nacer
una nueva galaxia que se situó en una hermosa dimensión del espacio emocional.
Y es que emoción a raudales fue lo que se desbordó aquel 14 de Septiembre de
1.976 por todos los corazones de los cadalseños de nacimiento o convicción.
Como aquello no convenía que se extinguiera
("no estamos sobrados de felicidad", oí decir a un cadalseño que no
era poeta) en 1.977 nació la peña Los
Demás, uniforme blanco con desafiante escudo que brotaba de nobles pechos.
Después apareció la exquisita sensibilidad femenina adornada en azul marino y
para que no hubiera duda de su procedencia bautizáronla Las Cadalseñas. Más tarde la arrolladora pujanza juvenil encontró
buen acomodo primero con Los Chicos y
después con Los Colegas que
metafóricamente de rojo dibujaron sus torsos.
Las peñas cadalseñas suspenden a Cadalso
durante todas las jornadas que duran sus Fiestas de esa dimensión emocional
única que cualquiera que nos visite podrá percibir en su propio corazón: Gentes
bailando en sus calles centenarias. Personas expectantes apostadas desde la
plaza de toros y por todo el recorrido para verlas pasar. Les abre paso, ceremoniosa
y ritualmente, la Unión Musical de Cadalso con la Justicia y las Misses detrás.
Cada tarde, alternan el orden y con sus manos anhelantes al aire reclaman agua
y abrazos de los moradores de unos balcones que planean sobre ellas haciendo
crujir y encoger de afecto todos los corazones; al tiempo que una música
celestial provoca un eco en nuestro más allá. Ya lo decía Don Quijote:
"donde hay música no puede haber gente mala". Por eso esas notas nos
golpean con mazazos de ternura, nos arrancan puñados de sonrisas, nos parten
con hachazos de alegrías. ¡Yo qué coño sé lo que esta sensación maravillosa e
irrepetible hace brotar de nuestras almas! Venid a comprobarlo porque los
sentimientos no se escriben, se sienten.
Las peñas de Cadalso nos van haciendo
viejos con arrugas de amor e iluminan la dimensión mágica en la que nos
introducen con una luz que absorben de las estrellas de la constelación
cadalseña. Da vértigo pensar que cuando surgió La Muñana la única luz que tenía Cadalso era la que irradiaba de
las bombillas eléctricas de 60 vatios.
Gracias a las peñas cadalseñas que nos
descubrieron la luminosidad de la felicidad.
Miguel MORENO
GONZÁLEZ
( En el lazareto de Cadalso que siempre es septiembre eterno, sin años, ni siglos y mucho menos milenios )
2 comentarios:
Si, las peñas animan mucho, pero tampoco lo son todos, la fiestas se hacen entre todo el pueblo y por supuesto su Cristo del Humilladero.
Cadalseño
Eso lo sabemos todos pero sin peñas las fiestas serían mucho mas apagadas.
Cadalseña
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