El invierno en Guadarrama siempre ha estado lleno de secretos
Un secreto siempre desprende algo misterioso, a veces anida en los rincones más sorprendentes de nuestra sierra, en los lugares más comunes, esos que no nos impactan por la rutina, por el conocimiento del día a día de años de caminatas y cumbres. Algunos rincones de Peñalara o la Maliciosa, por poner un ejemplo, se esparcen en el sigilo de las noches heladoras del invierno, son espacios que nos sorprenden con un susurro y una visión impactante, a veces por el hielo, otras por una visión y la mayoría de las veces por lo más cotidiano.
El hielo que impregna las plantas, un arco iris que se forma al reflejar el sol sobre la transparencia de unas gotas de agua heladas durante la noche, las simples botas que aferradas a los crampones se clavan en la nieve produciendo un ruido que se disemina en el espacio, todo aquí es común, pero también puede ser sorprendente a la vez y susurrarnos en el silencio para gozo de nuestros sentidos
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La Maliciosa, disfrutando por el sur.
A lo lejos unas torres nos identifican un lugar, una situación, una extraña comparación de la diferencia que encontramos por la distancia, por unos poco kilómetros que nos reparan, un hito depositado en el tiempo sufre la helada invernal, se viste de agua solida y cristalina y continúa inmóvil, lleno de desolación, es la imagen de un fantasma que nos saluda al paso y a veces nos orienta.
Una cara, una imagen nos transforma una roca en algo vivo, imaginativo,
percibimos algo que sólo nosotros somos capaces de captar, algo que vaga
en la imaginación de cada uno, porque lo que para uno es una cabeza de
indio, para otro es un mono abatido que reposa sobre una enorme piedra,
no es realmente maravillo que el espacio inunde nuestro cerebro?
Cada gota helada va formando un carámbano de hielo, es incesante y
lento, pero la noche es larga y al amanecer al agua se ha transformado
por el elevado descenso de la temperatura, el escenario reúne esas
características, no podemos dejar de mirar y sorprendernos con esta obra
de arte, cada día diferente, siempre único. Y miramos a través de
nuestras gafas, lo vemos, lo distinguimos y disfrutamos, porque no hay
nada más bello que la propia naturaleza.
La inquietud, lo desconocido, el enigma, nacen del miedo, pero también
se le añade la soledad, la fuerza natural que nos acompaña y es entonces
cuando aparece al vacío y la desconfianza, menos mal que siempre nos
salva el aliento del amigo, del compañero de cordada, de la herramienta
necesaria.
La nieve inunda de aroma el espacio, el viento la da forma, la convierte en algo irreal y se transforma en un secreto que se deshace al caer la tarde, en realidad nada continúa igual, todo se transforma y la Sierra del Guadarrama, ese lugar a veces inhóspito continua generando secretos en el silencio de la vida.
Zorro Corredero
Fotos. Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
2 comentarios:
Buenas fotos y precioso texto.
Un saludo zorro
Mariano
Gracias una vez más Mariano.
Un saludo
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