Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

jueves, 25 de octubre de 2012

Una cesta de manzanas





Llegar al huerto notando esa brisa que durante el otoño corre por Tórtolas es una placer para los sentidos, ver las manzanas reineta que cuelgan del árbol y llevarte una a la boca es sentir ese gusto a lo de siempre, oler a manzana y a campo es acumular años de recuerdos y de vivencias de otros tiempos y otras personas.




Resulta muy fácil dejarse llevar por la ilusión y los secretos de nuestra vida, descubrir su significado y emocionarse con unas simples manzanas que una a una van llenando esta cesta, pero son tantos los momentos aquí vividos con las personas queridas que un día estuvieron, que este simple acto se convierte cada otoño cadalseño en un placer intimo lleno de evocaciones que siempre he guardado en los recuerdos de mi infancia.



Ellos ya no están, pero el fruto de estos árboles que un día lejano plantaron, siguen llenándome de rememoraciones y sensaciones tan llenas de placer y amor que al regresar aquí de nuevo, me produce un acercamiento a mis seres queridos que me ayuda a seguir sintiendo la vida, no lo puedo evitar, tal vez me esté haciendo viejo, tal vez, pero me complace.

 
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

6 comentarios:

Angela dijo...

Pedro Alfonso, al igual que tus manzanashe también me traen recuerdos del pasado, he estado unos días en mi pueblo y me he traido unas buenas pocas. ¡Qué ricas!
Saludos

Anónimo dijo...

Pedro: me trae a los recuerdos aquel tractor, ""con el que tu padre tanto presumía", lleno con las cestas y cajas de manzanas subidas de la viña de Tórtolas,las cuales, como buenos vecinos y amigos, algunas me comí. EMI.

Mari Carmen López dijo...

Qué bonito lo que cuentas y que entrañable. Pero es verdad, hay cosas tan sencillas y tan importantes a la vez. Yo también recuerdo las manzanas, tomates, uvas, higos...del huerto de mi abuelo Severo. Qué ricos y qué distintos a los que podamos comprar ahora. Así es que enhorabuena porque perduren en tu huerto de Tórtolas, porque efectivamente poderlos tocar, oler y comer estará lleno de recuerdos y sensaciones y desde luego debe ser una bendición volver a sentir esos aromas y sabores.

Mari Carmen López dijo...

Y sobre todo que te puedan hacer sentir a los que "ya no están" tan cerca. Besos.

Pedro Alfonso dijo...

Gracias a los tres por saber apreciar la belleza de lo sencillo y por entenderme en este siglo XXI donde todo parece ser incomprensible.

Un abrazo.
Pedro

Anónimo dijo...

Que buena pinta tienen esas manzanas, y ademas de cadalso.

Enhorabuena por conservar lo tuyo y lo de siempre.

Mariano

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