Invierno en la Sierra de Guadarrama

Invierno en la Sierra de Guadarrama
La Pinareja en invierno.

Museo de Montaña Zorro Corredero

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lunes, 27 de diciembre de 2010

El tirador


 El tirador, un juego cadalseño


El tirador, más que un juego era un entretenimiento con el que se pasaba buenos ratos haciendo puntería a todo lo que se ponía a tiro.
Lo primero era hacerte el tirador, y para ello debías de reunir una serie de piezas necesarias para confeccionarlo y que no era nada difícil ya que de todo había en Cadalso.


Tiradores de los años sesenta.

En el campo buscábamos una rama de la que se pudiera sacar la horquilla en forma de Y, la cual una vez cortada se debía dejar secar para que no se doblara, las mejores eran de encina y de cornicabra, que es una madera muy dura, también se hacían de oliva, más fáciles de conseguir pero se rompían con facilidad. Unas tiras de goma de cámara de rueda, que eran muy elásticas, junto con la zapata que consistía en un trozo de cuero, eran todo lo necesario para tener un tirador.


Horquilla de palo.

Las tiras de goma se ataban con un trozo de bramante a cada extremo de la horquilla, antes con la navaja se hacía una mueca en cada punta del palo para que encajara bien la goma, el otro extremo de las gomas se ataban a la zapata a la que se le habían hecho dos cortes en forma redonda y con mucho cuidado para que nos se rajaran al estirar las gomas.


                        Zapata o badana de tirador.

Las gomas solían ser negras, pero durante un tiempo estuvieron de moda las rojas o “colorás” que se decía estiraban más y el lanzamiento era más lejano. 


Tirador realizado por el tío Luis el zapatero.

Este era el tipo más común de tirador y el que nos solíamos fabricar, luego había otro hecho de alambre gordo que a veces estaba unido a las gomas por un fino alambre y que era más difícil de tener, aunque si tenías unas pesetas te lo podías comprar en la zapatería del tío Luis, en la esquina de la calle de la Iglesia con el Callejón. El precio de estos tiradores era de unas 15 o 20 pesetas y tenían buena fama entre los muchachos por su gran recorrido en el lanzamiento, alcanzando la piedra lanzada distancias importantes, y si encima tenían las gomas “colorás” ya eran lo más, pero claro, entonces no era fácil tener las 20 pesetas, y el día que alguien aparecía con un tirador del tío Luis con las gomas “colorás” era la atracción de todos.

El tío Luis el zapatero en su zapatería de la calle de la Iglesia___1953

Entre los usos más comunes de los tiradores estaba el tiro a los pájaros, lagartijas, nidos de golondrinas y prácticamente todo lo que se ponía a tiro, incluidos los pobres tordos y gorriones que paraban en los cables. Hoy en día algo incomprensible, pero entonces lo común en el comportamiento de los muchachos.

Otro uso, en el que había grandes tiradores, era tirar a las campanas desde el cementerio, se llamaba cementerio a la entrada de la iglesia, y escuchar el sonido al impactar la piedra uno o dos segundos después del lanzamiento siempre que diera en la campana ya que a veces la piedra daba en la pared o se metía dentro del campanario o incluso podía pasar al otro lado de la torre.

                                       Horquilla de alambre hecha por el tío Luis

Otras veces la piedra impactaba en la cabeza de alguno produciéndole una herida que recibía el nombre de “chichirigaña” y que casi siempre se solía ocultar en casa, a no ser que fuera algo más aparatosa y necesitara algún que otro punto, pero ya digo, esto era poco común y sólo se producían en las escasas “canteas” que había de vez en cuando entre barrios o grupos. 


   Tirador de madera realizado a mediados de los sesenta.

El tirador dejó de usarse a mediados de los setenta y hoy solamente es una herramienta del pasado y del recuerdo de una generación de muchachos de ayer y que probablemente no entiendan los de hoy.


Zorro Corredero

Museo Etnológico de Cadalso-Casa Corredera
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


martes, 30 de noviembre de 2010

Las tablillas

Este juego era muy popular en los años 60 y no tengo noticias de que se jugara en otras partes de España, aunque si por la zona donde tal vez fue una invención de los muchachos de Cadalso o de cualquier otro pueblo próximo, muchachos de aquella época en la que los juegos eran muy artesanos y populares, siendo la calle el lugar elegido y mejor adaptado para estos juegos.

Para el juego de las tablillas hacían falta 6 tablillas de madera que se cogían de los polos que vendían Zoilo y la Victoria en sus puestos ubicados en la Sangre junto al bar el Tropezón, hoy desaparecido.

Una vez reunidas las 6 tablillas se pintaban de colores, por un lado rojo o “colorao” y por otro azul y ya estaba terminado el juego, fácil verdad?

Las reglas eran de lo más sencillo, podían jugar un número indefinido de jugadores, normalmente los que había en ese momento y luego según iban llegando se sumaban al juego.

El suelo o los bancos de piedra que entonces existían en muchas puertas eran el lugar elegido, para ello se hacía un corro alrededor y se comenzaba a lanzar las tablillas al aire desde la palma de la mano intentado que al caer cayeran todas lo más juntas posibles en la mano que durante el breve vuelo de las tablillas se giraba hacia abajo, una vez apoyada la mano en el suelo y las tablillas encima se elevaban con un movimiento de la mano hacia arriba y se intentaban coger todas en el aire, si lo conseguías era un punto y volvías a lanzar de nuevo las tablillas pero si se te caía alguna no conseguías el punto y a continuación lanzaba el siguiente jugador.

La otra opción que se daba era que al lanzar las tablillas se quedaran muy descolocadas en la mano por lo que tenías la posibilidad de ir colocándolas en el suelo con cortos y ágiles movimientos de la mano para intentar girar las tablillas para que todas quedaran del mismo lado coincidiendo con el color rojo o azul, si alguna caía en el color contrario perdías y tiraba el siguiente jugador y si conseguías que todas quedaran en al suelo con el mismo color ganabas un punto pero no tenías derecho a lanzar de nuevo, solo cuando te volviera a tocar por turno.

Y así de rodillas en el suelo o sentados en alguna piedra pasaba al juego en las solitarias calles de Cadalso de aquellos años, calles sin apenas coches y sin el movimiento de ahora, tanto era así que a veces el juego se desarrollaba en la acera pero otras hasta en la misma calle molestándonos cada vez que teníamos que movernos para dejar pasar algún coche o alguna caballería que regresaba del campo.

En Cadalso este juego desapareció en los años 80 y en otros pueblos de la zona como Hoyo de Pinares y Gavilanes ambos de Ávila donde también se jugaba me han hablado que se jugó hasta mediados de los 80.

Las tablillas un juego ameno y barato que reunía a amigos y vecinos para pasar un buen rato con poco coste y con mucho compañerismo y donde las relaciones entre toda la panda servían para mucho más que un juego, para unir y fortalecer la amistad, lástima que hoy estos juegos hayan desaparecido a favor de otros donde la soledad y el individualismo hacen que hayan desaparecido otros valores que como personas necesitamos para que la sociedad funcione, pero…….

Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

lunes, 18 de octubre de 2010

La Taba en Cadalso de los Vidrios



   El juego de la taba en Cadalso


Con el juego de la taba comienza una nueva entrada sobre los juegos de nuestra niñez en Cadalso, juegos que siempre se hacían en la calle sin importar el calor o el frío, la lluvia o la nieve. La mayoría de estos juegos eran específicos para niños o niñas, no mezclándose en casi ninguno de ellos.




Al juego de la taba, hoy desaparecido en Cadalso y probablemente en toda España, se jugaba con un pequeño hueso de cordero llamado astrágalo, y que se encuentra en las patas traseras del animal, en Cadalso la taba siempre era de cordero, un palo que significaba posesión del rey y un cinto (cinturón) llamado zurriago.
Este juego dependiendo de la parte de España donde se jugaba podía ser diferente en la forma y en el número de jugadores. Yo voy a hablar del juego de la taba en Cadalso, ya que es el único que conozco y al que jugué de pequeño.
El número de jugadores podía ser desde un mínimo de dos hasta cualquier número, tres, cuatro, seis, todo dependía del número de gente que se encontrara en ese momento dispuesto a jugar y que solían ser todos ya que de lo contrario eras tachado de cobarde y miedica o algo mucho peor.
La taba tenía cinco posiciones de las que dependía tu suerte en el lance y denominadas según la posición en la que caía la taba como panza, agujero, rey, zurriago y era.


                     Panza. Posición horizontal con la parte abultada de la taba a la vista.

        Agujero. Posición horizontal con la vista contraria a la panza la cual tiene un agujero.

          Zurriago. Posición vertical donde se aprecia una mueca en forma de ese en la taba.

                        Rey: Posición contraria al zurriago con forma de la taba más plana.


Era: Posición difícil pero que a veces ocurría cuando la taba se quedaba en posición vertical en su forma más larga, este posición te obligaba a lanzar de nuevo.

El juego comenzaba echando a suertes quién era el primero en lanzar , normalmente a pies, a continuación el primer jugador lanzaba la taba, sujetándola con los dedos índice y pulgar, hacia arriba para que diera unas vueltas antes de caer en la tierra. Una vez repartidos el rey y el zurriago si al lanzar te salía panza no sufrías castigo alguno, quedabas libre, pero si era el agujero la posición obtenida, el rey mandaba un castigo que por lo general era cobrar y recibir uno o varios golpes dados por la persona que en ese momento poseía el zurriago. A medida que el juego avanzaba tanto rey como zurriago iban pasando por todos los participantes con lo que las revanchas y venganzas estaban a la orden del juego. “Cuando tu tenías el rey me mandaste cuatro zurriagazos en las palmas de las manos, pues ahora que yo le tengo y has sacado agujero te mando tres zurriagazos juntando las yemas de los dedos”


                            El zurriago

El portador del zurriago castigaba según la orden del rey con más o menos saña, y esto repercutía cuando el zurriago pasaba a otro jugador. “Tu me diste muy fuerte, pues yo te doy más fuerte”. El final es obvio, todos cobrábamos de lo lindo y como dolían los castigos impuestos por el rey en ese momento y ejecutados por el zurriago de turno, menos mal que algo bueno tenía que haber y era que en invierno se te calentaban las manos, las piernas, las orejas, los carrillos, el culo, que por algo estos eran los lugares más comunes para recibir el castigo, y a veces solo a veces se podía infringir el castigo en partes mas nobles y dolorosas.


                           Zurriagazo en la palma de la mano.


A veces el juego se prolongaba durante horas, no queriendo llegar al final los más castigados para intentar conseguir el rey, y así castigar por venganza a los que anteriormente le habían infringido los peores castigos.

Estas son más o menos las reglas de este juego tan arraigado en el pasado a nuestros niños y jóvenes, en el cual como en casi todos lo juegos de la época, el objetivo desde el principio al fin era cobrar, castigar y sufrir, pero puedo asegurar que gustaba y se jugaba por todos los barrios del pueblo desde San Antón a la Plazolilla y desde las Sillas a la Corredera, para deleite y sufrimiento de sus participantes.   


Zurriagazo en las orejas. Estos dolían mucho y más en invierno con el frío de la calle.


Y otra cosa, al día siguiente nadie se acordaba de tus castigadores y la amistad y alegría reinaba en la panda y desde luego no nos quejábamos en casa ni por esto ni por nada, y al ser preguntado por este o aquel golpe o cardenal nada salía de nuestra boca, como mucho aquel….” No sé, me habré dado con algo”, Dónde? “Por ahí”


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
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