A veces yo también necesito volver a mi pasado cadalseño
Celito y Nicolás en la Plazoleta.
Cada vez que mis huesos y mis miradas se pasean por las calles de Cadalso, uno que se siente de aquí y disfruta con ello, se llena de bienestar, sin que esto tenga que ser mejor que ser de otro sitio, seguro que cada uno se siente de donde es y disfruta con ello sin necesidad de querer ser de otro lugar. Yo, como nací y soy de Cadalso, siento lo que siento, y por esto os voy a relatar lo que a veces me ocurre cuando mi paseo se llena de calles, casas y personajes. Si has llegado hasta aquí y deseas dejar de leer estás en tu derecho, tampoco es que mis letras te vayan a llenar demasiado, simplemente es algo mío que quiero compartir, pero si no te interesa te entiendo, aunque te entendería más si continuaras.
En estos paseos a los que me refiero, pasa de casi todo, no siempre siento lo mismo, a veces en mi caminar no siento nada y tampoco nada me llena, apenas unos saludos y poco más. Pero es en otras ocasiones, cuando una imagen, una casa, un recóndito lugar o un personaje de la vida cadalseña pueden cambiar todo, aunque tal vez ni yo mismo lo sé, ni tan siquiera sepa explicarlo con esto que estás leyendo.
Como iba diciendo, en esas ocasiones donde mi mente se llena de recuerdos y de personajes, se apodera de mí el pasado, y no en pocas ocasiones noto que algo se apaga en mi corazón, comenzando a experimentar sensaciones extrañas internas o externas que percibo a través de mis sentidos, esto sólo me ocurre cuando voy solo.
Campanario de la iglesia.
Y estando en esta situación la felicidad que debería tener pasa a ser más débil, es como si fuera atacada por historias del ayer, por momentos vividos o imaginados que de alguna manera interfieren en mi forma de ser y vivir la vida. Creo que ya he vivido mucho entre estas calles. He tenido la suerte de sentir mi calle, mi barrio, mi pueblo, mis paisanos, cosa que me ha servido para compartir recuerdos conmigo mismo y me ha gratificado la mayoría de las veces. No es así en otras ocasiones, en esas noto que echo en falta cosas y personas, teniendo la impresión de que mis sentimientos se vienen un poco abajo, mi suerte es que no me suele durar mucho, más o menos el tiempo que tardo en cruzarme con alguien y que tras un saludo me hace volver de nuevo a la realidad.
Estas calles se llenaban hace años de personas que ya no están, bueno sí, están en Cadalso de Arriba, nuestro segundo pueblo. Aquellas calles de ayer son las mismas de hoy, son las mismas que ellos sintieron en su niñez y las que dejaron apenados al saber que tenían que abandonarlas para siempre, aunque esto no lo sabremos nunca.
Plazolilla de Abajo.
Hace años, un atardecer en la Ronda y otro en el Camino del Piquillo, tuve la suerte o simplemente casualidad de encontrarme con dos personas de avanzada edad, hombres los dos, que paseaban intentando sentir su juventud, como queriendo que el lugar donde tantos años habían vivido les devolviera las ganas de vivir o que aquella visión efímera de su calle les ayudara a seguir sintiendo que permanecían aquí a pesar de
todo.
Al poco tiempo, unos meses después, los dos fallecieron y entonces fue cuando me di cuenta que debe ser algo natural buscar el lugar donde puedes encontrar los mejores recuerdos de tu vida, de tus padres y hermanos, de la niñez y juventud.
San Antón.
Aquellos encuentros y lo que me relataron cada uno de estos dos cadalseños, es algo que ya siempre me ha acompañado y que no puedo dejar de sentir. Es por esto que muchas veces en la soledad de un día cualquiera, yo también busco lo mismo y regreso a esos lugares de mi niñez para así tener la posibilidad de sentir, las calles, las casas, los rincones y el recuerdo de las gentes que forman parte de mi pasado, compartiendo conmigo mismo en mi interior todo lo vivido, cosa que me es muy gratificante.
Si has conseguido llegar hasta aquí, es que sientes lo mismo que yo. Así que te animo a recorrer tu barrio y tus recuerdos y tal vez nos encontremos algún atardecer de esos que Cadalso se descubre con sus mejores luces.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso