Cuando la noche de Cadalso se convierte en sueños
Ayer las calles de Cadalso estaban tranquilas, casi habían desaparecido los coches, me encontraba sentado en el portal, ese espacio de las casas cadalseñas donde la calle está más próxima, y también la gente y la vida. Cerré los ojos mientras me abrazaba a este pueblo, tal vez sin ningún sentido, todo era imaginario, pero a la vez feliz.
Yo solo me respondía a mis preguntas cargadas de sentimientos, nada en este mundo es imposible y nunca dejaré que nada ni nadie me arrebate lo que amo, lo que quiero con pasión y locura, y así dejando pasar el tiempo me entregué a la pasión soplona, comencé a disfrutar de la Corredera, de las gentes que pasaban camino de otro lugar, de los que allí charlaban, de los niños que controlaban un balón con la mirada perdida en esos municipales que les prohíben hacerlo, y sin moverme me planté delante de la iluminada iglesia, contemplé las bolas herrerianas que tanto la engrandecen y muchos desconocen, caminé por la calle de la Iglesia, con sus luces y sus sombras, con sus recuerdos y sus personajes todavía latentes, y como no podía ser de otra manera recordé, y aunque no veía nada ni nadie regresé a la noche de muchos días anteriores, de aquellas de juegos y frío sin coches, de regresos del cine, del instituto y madrugadas de pájaros en Peroles, de historias del pasado que ya no interesan a nadie, y así, mientras seguía abrazado a mis recuerdos que ya nunca recuperaré, encontré
la silueta y la voz de alguien que me llamaba, que entraba en un portal oscuro de la Corredera lleno de estrellas. Fue en ese momento cuando me pregunté.. Por qué es tan difícil que todos veamos y sintamos lo mismo sobre este pueblo al que sin lugar a dudas amamos? Por qué es imposible ponernos de acuerdo? Qué será de él? Entonces sentí que sólo somos una parte minúscula de su historia, que apenas se notará nuestra existencia en unas pocas décadas, que es él el encargado de ponernos a cada uno en nuestro lugar, y si esto es así...por qué intentamos poner nuestros intereses por encima de él, por qué nos sentimos superiores, por que no nos damos cuenta de casi nada, no lo sé, debe ser que él sabe que nuestra permanencia aquí es muy corta y total tampoco le preocupa demasiado, son tantos los que han paseado por sus calles y observado sus noches, que otros vendrán para relevarnos y todo seguirá igual, siendo él el único protagonista, siendo siempre Cadalso.
A continuación me metí en la cama, lo pensé, me dormí, y al día siguiente ya ni me acordaba de todo esto, y de nuevo me volví a sentir el protagonista, el importante, el que todo lo domina, somos tan poca cosa que nos tenemos que crear un mito de nosotros mismos que nadie ve, que a nadie interesa y que con el tiempo se desvanece para siempre.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso