Almanzor, la cumbre soñada de Gredos. Zorro Corredero.

Almanzor, la cumbre soñada de Gredos. Zorro Corredero.
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Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
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domingo, 23 de agosto de 2020

El Molinillo, otra primavera de Cadalso


Primavera en el Molinillo


Este año la primavera ha sido espectacular en todos los rincones de Cadalso, tal vez por el confinamiento al que hemos estado sometidos por el Covid-19, tal vez por las lluvias que fueron más intensas que otros años, o por el incendio del pasado año. Lo cierto es que nuestros campos se han llenado de flores y plantas hasta arriba y para muestra estas fotos tomadas en el Molinillo, un espacio donde no crecía casi nada salvo retamas y chaparras. Lo importantes es que lo hemos disfrutado y la naturaleza nos ha vuelto a regalar una primavera llena de color y olor. 











 

 

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

viernes, 13 de abril de 2018

Primavera invernal 3. Cadalso de los Vidrios




Y para terminar este día frío de primavera, nada mejor que estas imágenes de Cadalso donde los colores contrastan con la nieve y el caserío, destacando la iglesia. Una pena que el día fuera tan gris, y otra tal vez más grande, no llevar la cámara de fotos como Dios manda, estas están casi regular, pero no son lo mismo. Eso si. reflejan como nada el día de ayer, un día de primavera invernal en Cadalso de los Vidrios.





Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

jueves, 12 de abril de 2018

Primavera invernal 2. La Torrecilla, mirador de montañas.



Al final del barrio de San Antón se encuentra el lugar histórico, mágico y panorámico denominado la Torrecilla. Desde aquí se pueden observar la Peña Muñana. la Sierra de Lancharrasa y el  hoy cubierto de nieve primaveral cerro de Casillas que sirve de fondo a la esbelta Cruz de Santiago, símbolo peregrino del Camino a su paso por Cadalso. Es difícil encontrar en todo Cadalso un lugar donde la vista se pueda recrear con tanta belleza y tan poco esfuerzo. Pero no sólo es posible ver y disfrutar de estas escenas cadalseñas, también a nuestros pies se hunde el valle del Tórtolas y al fondo las cumbres de la Sierra de Guadarrama, todo un espectáculo que se nos ofrece con todo su esplendor. 







Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

Primavera invernal 1. Cadalso de Arriba




Ayer 11 de abril fue un día de primavera, al menos así consta en el calendario, pero la realidad fue otra, viento, frío y el fondo de las montañas que adornan las estampas cadalseñas cubierto de nieve como nunca. La tarde se echó encima, los colores apagados por el día gris no embellecía nada el paisaje, y sólo cuando el sol se vistió de ocaso, algo pareció brillar en el cielo de Cadalso de Arriba. Es lo que fue, otro día será seguramente diferente







Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

lunes, 26 de diciembre de 2016

El Pilar, lugar de Cadalso, refugio de pensamientos



Hoy los protagonistas somos nosotros y nuestros infundados egos, ayer eran otros motivos los que les ayudaban a ser ellos mismos y a sentirse de este pueblo


  Cadalso en la carretera del Pilar


Las imágenes de lo que nos gusta y queremos siempre vuelven a nuestra mente, cada día, cada momento, se nos presentan estados, uno tras otro en cuanto vemos una simple foto. No hace falta desvelar nada, todos conocemos el lugar y el significado de lo que ante nuestros ojos, el fotógrafo nos acerca, es una forma más de amar lo que siempre ha estado a tu lado, lo que te han ido transmitiendo los tuyos, lo que siempre has escuchado y en muchos casos han sentido y vivido, es sencillamente ser cadalseño y sentirlo. Bajar por la carretera del Pilar, beber de su fuente, andar un camino cualquiera, mirar abajo y arriba, ver lo que está ocurriendo y dejarse llevar, es tan fácil que sólo con estar ahí es suficiente para sentirte integrado en este maravilloso y familiar paisaje.
Me ocurre que estando ahí no siento tantas cosas como luego en casa, cuando veo las imágenes, cuando pienso y no puedo contener el asombro de mis pequeños hallazgos, si es que lo son.
Es fácil comprender que todo esto me relaciona con los tiempos, las historias y las vidas de mucho cadalseños, de los "misterios" que han dejado huella en mi y que a cada paso voy descubriendo.

Las historias del Molinillo, de la Tumba del Rey Moro, son patrimonio de los siglos, las Cuevas del Pilar de ilusiones que nunca llegan, los paisajes fotos de nuestra infancia, y esos personajes que aparecen, imagen viva de nuestros días. Acaso hay un refugio de nuestros pensamientos tan íntimo como el Pilar? Todo lo que aquí se encierra es parte de nuestro patrimonio, todo se sigue guardando a si mismo desde hace siglos sin ayuda de casi nadie, y es ahora, en el tan desarrollado y tecnológico siglo XXI, cuando más nos necesita para salvaguardar su contenido. Hoy todo ocurre tan rápido que es casi imposible saber el destino, casi siempre malo, de lo que nos han dejado nuestros mayores, hoy los protagonistas somos nosotros y nuestros infundados egos, ayer eran otros motivos los que les ayudaban a ser ellos mismos y a sentirse de este pueblo, pero las cosas y las personas cambian, y hoy ni yo ni nadie sabríamos decir qué pensarían nuestros antepasados ante el momento actual que vivimos, seguramente no dirían nada, mirarían para otro lado y seguirían su camino del Pilar como siempre hicieron.
Mientras tanto disfruta de lo nuestro y de lo que todavía queda, y si puedes, hoy o mañana, date una vuelta por el Pilar y siente.



    La Peña desde el camino de Lancha los Huertos.   

    El abandonado Molinillo

    Frutos del rusco


    Mariano podando el tempranal

    Madurando va la eceituna


    La impresionante silueta del buitre leonado

    Unas setas se estiran buscando la luz

    la Tumba del Rey Moro 

    La bellota, fruto de la encina 

    Ramón con sus inseparables perros 

    La entrada a una de las cuevas del Pilar, ilusiones siempre perdidas 


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

miércoles, 7 de enero de 2015

Despidiéndome del otoño cadalseño


    Cuando no es posible desvelar el significado de una situación, lo mejor es no preguntárnoslo.



La tarde se estaba acabando, el sol jugaba a esconderse entre las nubes que descendían como jirones para acabar como fondo de la iglesia. Había llovido unas horas antes y la humedad se palpaba en el ambiente y en el paisaje que ante mis ojos tenía, eran síntomas en los que se podía percibir la cercana llegada del invierno.  




Desde la cumbre de Lancharrasa la mirada descendía observando los colores que el otoño, un año más, regalaba a los castaños, robles y demás árboles que pueblan sus laderas, era una vista cargada de belleza y extrañas sensaciones....por qué dejar que sólo la vista disfrute de esto, por qué no sentir también el olor, el ruido y el frío que te cala hasta lo más dentro. Y así fue como abandoné el calor y me introduje en la naturaleza cercana y conocida que despierta tantas veces mis sentidos.




La presencia cercana de la noche era un engorro, uno anda por ahí aburrido y nada hay que hacer hasta que te fijas en algo y aunque sólo sea para entretenerte te lanzas, bajas y subes, disfrutas,  y cuando menos te esperas encuentras algo que te llena, como estos madroños que plenos de color y sabor se interpusieron en mi camino.
  



En la agradable prueba de sabor y textura, como ahora tanto se escucha, estaba, cuando la Peña Muñana comenzó a perder la luz de un sol que descendía a la vez que sus rayos se apagaban poco a poco, dejando que sólo los picos sintieran el tenue calor del sol otoñal que iba desapareciendo a medida que la sombra ocultaba la Peña.
 



Pero todavía me quedó tiempo para volar hacia un lugar de esos que en Cadalso han hecho historia, me refiero a la tumba del Rey Moro, extraño lugar enclavado en Lancha los Huertos, del que todos han oído hablar pero muchos nunca han llegado a estar y menos a conocer su historia, si es que la tiene, de la cual nada o casi nada se conoce.




La piedra, que asoma apenas un par de metros, junto a la gran lancha que da nombre a la zona, podría pasar totalmente desapercibida, pues para ver algo hay que aprovecharse de un pequeño escalón que en la piedra existe para elevarse y poder observar el hueco labrado en la piedra que forma la tumba. Y aquí entre foto y foto, recuerdo y recuerdo, el tiempo se me echó encima, y la noche también.




De regreso la noche se hizo absoluta y las sombras dieron paso a la oscuridad, pero ya sólo era cuestión de seguir el camino hasta su unión con la carretera del Pilar, y desde aquí ascender hacia las luces de Cadalso que resplandecían en el oscuro cielo del otoño.




Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

jueves, 6 de noviembre de 2014

Las castañas de Cadalso, un instante de color, de evocación, y de vida.


    Las castañas, un fruto de Cadalso desde siempre.



El castaño es uno de nuestros árboles más frondosos, es el vestido de la sierra de Lancharrasa y el color que más resalta en el otoño cadalseño. Del castaño se puede disfrutar de muchas formas, en esta época es muy regocijante adentrarse en cualquier castañar y pasear disfrutando de los colores, olores y de ese ruido que nuestras pisadas producen cuando caminamos sobre las hojas recién caídas.




Las hojas y lo erizos que durante todo el tiempo han guardado en su interior las hermosas castañas, son una paleta de colores a medida que el otoño avanza, es una mirada que no debemos perdernos, que nos entretendrá durante segundos, tal vez minutos con la imaginación perdida en la belleza de sus formas, de sus colores y de esa melodía airosa y natural que siempre acompaña a los castañares.




Pero esta vez no hemos venido hasta aquí sólo para recrear nuestra mirada, esta vez vamos a recolectar castañas, vamos a llenar un par de cestas que servirán para transportarlas hasta Cadalso, donde un año más reposarán en una tinajilla, el mejor lugar para conservarlas. Más tarde cuando ya el frío invernal se haya aposentado en nuestras calles y el fuego de las chimeneas consuma la leña de encina y pino, será el turno de la sartén con agujeros, esa que siempre sirvió a los cadalseños-as para realizar uno de los mejores manjares de nuestra gastronomía, los calbotes. Nota: Para los que leéis al Zorro desde otros lugares o países; los calbotes son en Cadalso y toda esta zona, castañas asadas.




Las cestas llenas de castañas reposan junto a los viejos troncos de los castaños, su contenido es mucho más que unos simples frutos, es el nuevo guiño que el viejo castaño nos vuelve a hacer, es renovar una vez más la tradición, esa que tantas veces cumplieron nuestros abuelos, nuestros padres, pero sobre todo es sentir que estamos vivos, nosotros, el castaño y la vieja usanza.



      
En el otoño cadalseño hay tantas cosas que nos llenan, que sería difícil escoger una sola, tampoco debemos caer en esa tentación, por qué elegir una si podemos disfrutar de todas. Esta vez toca la castaña y su mundo, otras será cualquier cosa, pero si somos capaces de enamorarnos de un paisaje, también lo deberíamos hacer de otras cosas más simples y pequeñas que nos rodean, como este erizo nacido en la naturaleza de nuestro pueblo, que recibe ese terminal rayo de sol que lo ilumina hasta hacerlo resaltar sobre la oscuridad del fondo. 




El sol, transeúnte de este día de otoño, se precipita hacia el crepúsculo de la noche venidera, sus últimos rayos administran el valle, lo cargan de esplendor y pintan con gran variedad de colores el paisaje cadalseño. Anuncia esta luz que el día se acaba, que la noche irrumpe y que es el momento de otros para comenzar a vivir, a cazar, a merodear por los lugares que el día privatiza en favor de las personas. De esto saben muy bien, zorros, ginetas, garduñas y jabalíes, esos otros moradores tan cadalseños como nosotros.




Las castañas lucen cercanas y limpias, es casi imposible no grabar el momento y a las protagonistas para siempre. Hace tiempo, años o más bien décadas que las castañas y los atardeceres que las acompañan son un instante importante del recorrido que mi vida me ha impuesto, y no sólo no me importa si no que me agrada, me llena, por qué qué es la vida si no un montón de instantes. 




Atrás quedan un año más las castañas, la compañía, las risas, y la amistad compartida del "instante", pero como ya he dicho este sólo es unos de esos instantes que forman nuestra vida, luego vendrán otros, muchos otros y en todos ellos volveremos a sentir y a vivir.



Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
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