Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 2 de marzo de 2023

Torremolinos, por Miguel Moreno.

 TORREMOLINOS

Todo era distinto a cuanto había conocido hasta entonces. Con 19 años llegué desde Madrid a Torremolinos en 1975. Me hospedé en La Torre de La Roca, sexta planta, tenía una terraza deslumbrante y espectacular que me mostraba el mar en toda su plenitud. A lo lejos unos veleros blancos te hacían ver la vida de color de rosa. Uno llevaba la cabeza llena de imágenes e ilusiones y, a diferencia de otros lugares, aquí nada te defraudaba. Te encontrabas lo que habías imaginado y... mucho más. Era como otro país desconocido dentro de España. Exageradamente más moderno y libre, que colmaba todas tus apetencias de marcha, playa, juerga, chicas, ilusiones...

Ni en Madrid existía todo aquello que en Torremolinos encontrabas a tiro de piedra. Ejercía una fascinación maravillosa para los que vivíamos en el interior de España; buena prueba de ello era la cantidad de películas que se rodaban allí en esos años. Una de ellas me impactó sobremanera: El Puente, de Juan Antonio Bardem, protagonizada magníficamente por Alfredo Landa. Ese film me descubrió un Alfredo Landa crepuscular, perdedor y melancólico. El guión se sustenta sobre un relato de Daniel Sueiro, “Solo de moto”.

Recuerdo en la Avenida de Montemar la discoteca METRO, se bajaba por unas escaleras una vez franqueada la puerta que te abría un portero elegantemente uniformado. Abajo encontrabas todo impoluto, muy ordenado, con los camareros perfectamente uniformados. En la Avenida Palma de Mallorca estaba la celebérrima PIPER´S, también ubicada en un extenso sótano que parecía el sueño de la Mil y una Noches. La sorpresa era mayúscula y quedabas atrapado dentro de un mundo inédito y distinto. Fue conocida en medio mundo.

Han pasado muchos años desde entonces. Aquello sigue viviendo conmigo entre emociones al recordarlo. Cada año no puedo remediarlo y llegando mediados de julio vuelvo con mi mujer a mis “santos lugares”. Y le hablo de mis recuerdos "torremolinenses" y me mira con cara de admiración, como si de un niño que acabara de descubrir una grata sorpresa se tratara. Los recuerdos me hacen volver a vivir y ella sigue alimentado el camino de mis sueños.



                                                              Miguel MORENO GONZÁLEZ


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muyyyy bonitos recuerdos Miguel...y bonitas fotos... Olé ahí artista.
José A. Álvarez G. de Guzmán

Anónimo dijo...

Tu amor a Torremolinos tiene parte de adicción, seguro, tanto como la de la tauromaquia. Benditas adicciones. Lo que a uno se le mete en las entretelas......
No te dije nada de lo de los premios Racimo de Oro del otro día pero magnífico como siempre, el escrito y la planta del escritor en el atril.
Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

Volver a los recuerdos es revivir tiempos que no van a volver. Los recuerdos no los perdemos, están siempre ahí.
Un abrazo, Miguel.
Luis C. Trijueque

Anónimo dijo...

Cuanto te gusta Torremolinos Miguel , y cuánto disfrutas todos los veranos

Maria Antonia Hernández

Anónimo dijo...

Sí puedes pásate por "Las Estrellas"

Ana Teresa Garcia González

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