Mariano y Canelo, miradas compartidas, dueños de sus vidas

A Mariano, que siempre está en mi memoria...y ayer 28 de mayo fue su cumpleaños.

Quedaba muy poco para finalizar el domingo, un domingo cualquiera de los muchos que Cadalso se deja querer, no fue ninguna sorpresa, simplemente un encuentro más, pero eso sí, un encuentro lleno de alegría como suelen ser mis encuentros con Mariano, bueno, y con su inseparable perro Canelo.

Yo me iba de viaje, él se quedaba allí sentado junto a su perro, los dos tenían la misma cara de placer, se les nota que disfrutan el uno junto al otro, yo también cuando les veo juntos.

Hablar bien de Mariano es muy fácil, sólo tienes que mirarle para darte cuanta de la sencillez y bondad que desprende, tanta que lo normal es quererle, no existen distancias para él, porque a pesar de llevar, a veces, días sin verle, son necesarias sólo unas pocas palabras para sentirle cerca, para dejarte trastornado por la inocente diversión que emana de sus palabras y mucho más de su gran corazón. Si, porque a pasar de todo, Mariano es un personaje de gran fortaleza, ameno y divertido, positivo, muy positivo, y dispuesto siempre a luchar contra todo pronostico, algunas veces no muy bueno, pero siempre superado gracias a la fortaleza mental que tiene, y a ese afán de seguir adelante como sea. 

Apoyados entre  si, Mariano y  Canelo  disfrutan de  la  vida, se   relamen  de su cercanía, de  esto  más Canelo, de su entendimiento y del cariño mutuo, y es tan fácil ver esto en sus rostros que  a  mi me da hasta envidia. Siento en su forma de mirarse que se quieren, noto  una total compenetración, y en  sus gestos, cada día más parecidos, que tienen un mismo sueño, el de permanecer siempre juntos.

La aventura del buen Mariano y su ladrador Canelo ocurre cada día, su complicidad les une, seguro que porque así lo desean, o porque el destino así lo ha querido, a veces se muestran  huidizos y ajenos, se les oye gritar a su manera, se les siente cercanos y orgullosos, y es tal su compenetración que comparten suspiros y miedos, sigilos y sueños, amenazas y peligros.

Tan solo habían pasado unos minutos, mi mente dejo de pensar, mi cámara de disparar, pero para entonces ya estaba escrito e ilustrado este momento, un momento  de amores cadalseños, de los reales, de los que dejan huella y llenan corazones y mentes, de los que nunca puedes olvidarte, y es que Canelo se deja querer, pero a Mariano se le quiere hasta en los sueños, y además es que se lo merece.

Un enorme abrazo y suerte.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso