La cabra montés de Gredos. Capra Pyrenaica Victoriae

Cabra de Gredos. Capra Pyrenaica Victoriae

Hace días he vuelto a Gredos, la verdad es que más que volver no salgo de esas montañas que tantos momentos de mi juventud encierran. En estas cumbres (también Guadarrama) me hice amante de la montaña, fueron varios los clubes con los que en mis primeros años tuve la suerte de visitar sus cumbres, canales, portillas y lagunas que embellecen la sierra de Gredos, hoy todavía Parque Regional cuando debería ser Parque Nacional. Como no recordar los cursos de alpinismo invernal con el Grupo de Montaña Galayos, con el Club Alpino Maliciosa y ya algo más tarde con el Grupo de Montaña Standard y ese gran personaje y presidente que fue Antonio Maeso, un hombre al que admiraba. En los últimos años sigo unido a la montaña-federación a través de Grupo Mirlo de Montaña de Sotillo, aunque cierto es que voy poco o nada con ellos por culpa de las fechas.
 

    Cumbre del Morezón

    Puerto de Candeleda

Pero hoy no voy a contar historias de montañas ya pasadas, que las tengo y muy grandes y bellas, hoy quería hablaros de una cumbre que de fácil se ha convertido en un ir y venir de gentes ansiosas de conocer el Circo de Gredos desde arriba, pero no, tampoco voy a llevaros hasta esta cumbre del Morezón, auténtico mirador de las cumbres más altas de Gredos, valles y canchales. Hoy os voy a presentar al más grande e importante  personajes de esta sierra, por encima de cualquier montañero o alpinista, me refiero a la Capra Hispánica Victoriae, o lo que es lo mismo y más sencillo la cabra montés de Gredos.

 

    Hembra con su cría.

   Grupo de hembras


Un poco de historia.

En 1905 se censaron en el Circo y zonas aledañas 24 ejemplares, sí, sólo 24 cabras entre machos y hembras, pero su número comenzó a crecer al crearse el Coto Real de Gredos, para uso del rey Alfonso XIII, el cual inauguró las cacerías entre los días 6 y 8 de julio de 1911. Dicen que aquellos días el rey mató cuatro excelentes machos, dos en la portilla del Casquerazo y otros dos en la Hoya Antón.

En el año 1932 es declarado Coto nacional de Caza y ya en 1970 es creada la Reserva nacional de Caza de la Sierra de Gredos.

La especie comenzó a aumentar gracias a las protecciones, pero sin dejar de cazar, aumentando hasta 3500 ejemplares en el año 1992 y llegando en la actualidad hasta los 10.000.

    Machos en el Pto. de Candeleda con la Mira al fondo.

   

Los machos tienen una esbelta figura que se ve realzada por los cuernos, llegando en algunos hasta el metro de longitud, las hembras son bastante más pequeñas que los machos y sus cuernos son una cuarta parte de la longitud del macho. La hembra y el macho son del mismo color, pero no tiene unas marcas negras que poseen los machos.

Normalmente las hembras van en grupo, estos pueden ser de dos hasta de cuarenta ejemplares, los machos suelen ir en grupos sin hembras, encontrando a veces machos viejos que andan en solitario o acompañados de algún macho joven, normalmente esto ocurre cuando el macho viejo deja de ser el más fuerte, es entonces cuando se aparta del resto de los machos y se le unen algunos jóvenes que todavía no son admitidos en el grupo de los machos.

Los machos, que han estado apartados de las hembras, se unen al grupo a finales de noviembre y permanecen durante los meses de diciembre y enero juntos por ser la época de celo, normalmente desde mediados de noviembre hasta mediados de diciembre, aunque esto depende de la climatología. Una vez finalizado el celo, que puede durar hasta enero, los machos se separan de las hembras, quedando estas con las crías y algún macho joven.

 

La gestación dura unos cinco meses y con la llegada de la primavera y los primeros calores, para el mes de mayo, se produce el parto. La cría al nacer mide unos 50 cm. Y puede pesar entre 2 y 4 kg. Al principio se alimentará de la leche materna y a partir de los treinta días ya comienza a morder la hierba.

En todos los grupos existe un ejemplar que hace de centinela, este se sitúa en una posición elevada para vigilar los alrededores del lugar. Ante una amenaza o peligro, este emite un silbido largo y agudo, poniendo en alerta a toda la manada que huye en tropel y siempre juntas en una misma dirección.

En verano, debido al calor, la actividad de los rebaños es más intensa al amanecer y en los atardeceres, las zonas altas suelen más visitadas por ser el lugar donde los pastos, cervuno, están más frescos. En invierno debido a las inclemencias del tiempo suelen buscar refugio en lugares más bajos y templados donde pasan las venticas y nevadas.

    Machos con el Risco del Fraile al fondo.  

 Las fotografías que aparecen en el post han sido realizadas a principios del pasado mes de agosto, época en la que ya los machos se habían retirado de las hembras y las crías con unos dos meses de vida corrían junto a sus madres.

Espero que os guste el post y os recomiendo que para el próximo verano hagáis una salida a Gredos para ver y observar a esta especie tan bella y arraigada en la Sierra de Gredos. Estoy seguro que os sorprenderá y quedaréis enamorados de la esbelta belleza de los machos y la ternura de las hembras y sus jóvenes crías.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso