A Josele, que siempre estará en nuestra Pedriza

 

Al silencio y la pena de las personas que te conocíamos se suma esta vez el eco del silencio de la Pedriza, tu imagen diaria, el vacío que retumba en nuestro interior se acrecienta con la tensión de la respiración contenida, y de los ojos salen lágrimas que prolongan nuestra pena. No es fácil romper los recuerdos porque han dejado un rastro en nuestros corazones, han traspasado los años y siguen muy vivos como para aliviar nuestra pena amigo Goldon.

La vida, esta vida nuestra tan alegre unas veces y tan tristes otras, está abocada a la desgracia, y esta siempre llega en lo más inesperado, en la oscuridad de esa bella noche que se convierte en un sueño desamparado que consigue abandonarnos a la tristeza.

Tendrían  que pasar muchos años para olvidarte amigo Goldon, tantos como nuestra querida Pedriza ostenta, y por lo tanto demasiados para un simple ser humano como yo, cosa que me alivia porque sé que no tendré tiempo de olvidar antes de que mi sonrisa se apague,  y así nuestros recuerdos jamás dejaran de existir y en cada momento tu imagen estará ahí.

Uno pocas veces es dueño de sus sentimientos, esos que habitan  en el refugio de nuestra soledad, que nos aíslan de la existencia y que permanecen cerrados inexplicablemente. Hoy yo deseo que mis sentimientos se abran de par en par, que brillen más que nunca y que se posen para siempre en mi corazón para que nunca dejen de notar tu presencia y tu recuerdo.

Cuando este invierno próximo la nieve se deposite en la cumbre del Yelmo, del Pájaro o del Tolmo, un sueño se apoderará de toda la Pedriza, inundando mi corazón con tu sonrisa y tu existencia, compañeras para siempre.

Un cariñoso abrazo a su esposa, hijos, hermanos Mari Cruz y Miguel y demás familia.

Zorro Corredero