FRÍO EN EL CUERPO Y LUMBRE EN LA ESPERANZA
Se me habían
olvidado ya los rigores de los fríos de mi infancia, cuando salíamos de mañana
camino de la escuela y los carámbanos helados colgaban de los aleros de los
tejados de San Antón. En las aulas,
como única fuente de calor (junto con algún que otro guantazo), poseíamos una estufa de leña situada en un rincón junto
al maestro. Los padres ya hacía tiempo que estaban en el campo de Cadalso
ganándose el jornal y si tenían frío lo disimulaban muy bien hacia dentro, como
siempre hacen los hombres buenos. Yo nunca los recuerdo ateridos cuando algunas
mañanas invernales los veía ante la puerta de Coloniales Sinfo esperando, dignos y humanos, que los más pudientes
los contrataran para que fueran a trabajar sus tierras.
En las casas
no teníamos calefacción, ni agua caliente, ni puertas ni ventanas herméticas
que impidieran pasar el quejido helado del aire invernal ni los ruidos
inquietantes de las noches solitarias y misteriosas. Aquéllas que parecían
salir de un cuento desazonante. Sólo teníamos pensamientos en un futuro cálido
y una lumbre entrañable de leña de pino y sarmientos que atizaban mis queridas
abuelas buscando apaciguar nuestros anocheceres. Y también sosteníamos mantas
pesadas sobre unas sábanas a las que entrabas tan temeroso y encogido como
cuando ibas a ponerte una inyección a casa de Enrique, el practicante, en la
calle de El Coso. Y así pasaba nuestra infancia, entre el frío del cuerpo y la
lumbre de la esperanza.
Llevo
toda la tarde encantado después de pasear con Paloma, como cautivo de unas
sensaciones a la vez alegres, a la vez tristes; aletargado a mi suerte,
convaleciente de penas y amores, rindiendo cuentas a mis nostalgias, sembrando
recuerdos para el futuro y roto por las pérdidas pasadas. Derrotado estoy anímicamente
por los días que pasan sin tiempo para saborearlos con el apasionamiento del
amor irrepetible y fugaz, renunciando a la lucha por ser el primero y
abandonado a mis sueños de ser uno más. ¿Qué importa todo lo demás si aún puedo
sentir?, ¿si aún me emociono cuando soy testigo de un detalle enternecedor?, ¿si
aún recuerdo a tantos seres maravillosos que me quisieron ayer para quererlos
yo hoy?, ¿si esta mañana aún tuve el desamparo incrustado en el corazón y esta
tarde ya tengo el sol metido en el alma derritiendo los viejos miedos
invernales? Decirme entonces vosotros: ¿Por qué nos acaba el tiempo si
únicamente aspiramos a querer?
26 comentarios:
Eramos mas felices entonces , será porque eramos mas jóvenes y no existían los teléfonos móviles .
Manuel Olarte Olarte
Antes hacía mucho más frío y las casas tenían muchos agujeros y muchas rendijas por las puertas y ventanas por donde pasaba el aire y el agua y tan contentos...
Y ahora con la Microgenesis explosivas y las DANAS nos meten mucho miedo y eso que estamos preparados con calefacciones, contraventanas y buenos edredones.
Jesús López Moreno
Joer Miguel... Es preciso tu escrito de hoy. Bueno...y cuando no lo es...
José A. Álvarez G. De Guzmán
Casa Vega : Recuerdo a la persona que despachaba en el mostrador se llamaba Sinfo y como muchachos le hacíamos que se enfadara pasando corriendo por una puerta y saliendo por la otra, unos de los muchos juegos que teníamos ( no teníamos teléfono movil)
Jesus Sanchez Moreno
Precioso escrito y que buenas fotos para recordar aquellos tiempos
Mariano
Magistral, Miguel. Tus recuerdos no escapan por las rendijas del alma, tú dejas que salgan para que podamos disfrutarlos todos. Un abrazo.
Luis C. Trijueque
Me a encantado el relató parece que estaba viviendo mi niñez que recuerdos gracias
Pilar Diaz Recamal
Inolvidable ¡
Ana Villarin
Y me acuerdo de la tia Aurora y el mostrador de madera y las cacerolas colgadas en el techo .
Ana Villarin
Esos eran inviernos, y el agua helada de las fuentes, ahora con los nórdicos y buenas botas,
Maria Rosario Caballero Lopez
Afortunado eres con esa memoria prodigiosa que recuerda el pasado tan nítidamente y porque puedes disfrutar plenamente de un presente maravilloso.
Gracias a todos, aunque ya siento que mi inspiración está cerca del fondo. Sin embargo, con vuestros comentarios, aún resiste antes de hundirse; no sé si definitivamente. Las fotos de Pedro siempre dan vida a estos confusos escrititos. Él, con El Zorro de cómplice, hacen posible que nos sintamos orgullosos y felices de ser cadalseños. Y sin pedir nada a cambio que no sea un ratito de lectura, recuerdos y cariño. Mucho cariño... Gracias una vez más.
Gracias por tantos recuerdos
Rosa Merchan
Muy bonito tu relato
Maria Jesus Santillan Garcia
Cuanta razón llevas cualquier tiempo pasado fue mejor, por qué eramos tan ricos con tan poco que no necesitábamos nada más .Como siempre precioso tu relato siempre con todo lujo de detalles
Africa Foncuberta Lopez
Un relato muy bonito y emotivo
Benita Jimenez
Me a gustado mucho,muy emotivo gracias Miguel❤️❤️💋💋
Eulalia Alvarez Navarro
Me ha encantado, como siempre!! Un abrazo
Montse Hergueta
Sentimiento y Emoción, qué grandes palabras, con estas solas la vida sería mucho mejor, da igual todo lo demás, lo que tengas o no, que haga frío o calor... y por supuesto, siempre queriendo todo eso que nos hace felices ��.
Luis M. González
Gracias Miguel por ser permeable a tus sentimientos y hacernos participes de ellos, no solo emocionan sino que hacen que reflexionemos en los nuestros y así poder explicar alguno de ellos con tus palabras ya que por nosotros mismos, al menos yo, no seríamos capaces.
Pepe Vázquez
Buenos días Pedrito yo también me acuerdo pro yo cruzaba la calle y estaba en la escuela
Dolores Saez Canoyra
QUE EMOCIONANTE CADA VEZ QUE ESCRIBES TODAS ESTAS. COSAS ME IDENTIFICO MUCHO CON TIGO GRACIAS POR TODO LO QUE ESCRIBES ME GUSTA
no digas tu K tocas fondo con todas las cosas K pasan y pueden pasar arriba ese animo para K nos hagas recordar lo K ya sabemos cuidate y tu Familia seguro K ya seras abuelo disfruta de cada etapa 👍👍
Antonia Frontelo Morales
Vamos PEDRO ÁNIMO QUE VIENE LA NIEVE TU JOVI a disfrutarlo un abrazo
Aurora Frrera
Esto es para leerlo y entonces entiendes la Realidad de las cosas
Aurora Frrera
Ay Pedro ,tus relatos nos despiertan tantas emociones, tantos recuerdos y añoranzas
Las veces que mi madre me mandaba a por un cuarto de X a donde Sinfo ,y como bien dices el frío los sabañones que salían en los dedos,,,preciosos recuerdos!!!
Valentina Miguel Meilán
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