Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 10 de diciembre de 2020

FRÍO EN EL CUERPO Y LUMBRE EN LA ESPERANZA. Por Miguel Moreno.

 FRÍO EN EL CUERPO Y LUMBRE EN LA ESPERANZA


Se me habían olvidado ya los rigores de los fríos de mi infancia, cuando salíamos de mañana camino de la escuela y los carámbanos helados colgaban de los aleros de los tejados de San Antón. En las aulas, como única fuente de calor (junto con algún que otro guantazo), poseíamos una estufa de leña situada en un rincón junto al maestro. Los padres ya hacía tiempo que estaban en el campo de Cadalso ganándose el jornal y si tenían frío lo disimulaban muy bien hacia dentro, como siempre hacen los hombres buenos. Yo nunca los recuerdo ateridos cuando algunas mañanas invernales los veía ante la puerta de Coloniales Sinfo esperando, dignos y humanos, que los más pudientes los contrataran para que fueran a trabajar sus tierras.

 


En las casas no teníamos calefacción, ni agua caliente, ni puertas ni ventanas herméticas que impidieran pasar el quejido helado del aire invernal ni los ruidos inquietantes de las noches solitarias y misteriosas. Aquéllas que parecían salir de un cuento desazonante. Sólo teníamos pensamientos en un futuro cálido y una lumbre entrañable de leña de pino y sarmientos que atizaban mis queridas abuelas buscando apaciguar nuestros anocheceres. Y también sosteníamos mantas pesadas sobre unas sábanas a las que entrabas tan temeroso y encogido como cuando ibas a ponerte una inyección a casa de Enrique, el practicante, en la calle de El Coso. Y así pasaba nuestra infancia, entre el frío del cuerpo y la lumbre de la esperanza.

     Llevo toda la tarde encantado después de pasear con Paloma, como cautivo de unas sensaciones a la vez alegres, a la vez tristes; aletargado a mi suerte, convaleciente de penas y amores, rindiendo cuentas a mis nostalgias, sembrando recuerdos para el futuro y roto por las pérdidas pasadas. Derrotado estoy anímicamente por los días que pasan sin tiempo para saborearlos con el apasionamiento del amor irrepetible y fugaz, renunciando a la lucha por ser el primero y abandonado a mis sueños de ser uno más. ¿Qué importa todo lo demás si aún puedo sentir?, ¿si aún me emociono cuando soy testigo de un detalle enternecedor?, ¿si aún recuerdo a tantos seres maravillosos que me quisieron ayer para quererlos yo hoy?, ¿si esta mañana aún tuve el desamparo incrustado en el corazón y esta tarde ya tengo el sol metido en el alma derritiendo los viejos miedos invernales? Decirme entonces vosotros: ¿Por qué nos acaba el tiempo si únicamente aspiramos a querer?


Miguel Moreno González
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

                       


26 comentarios:

Anónimo dijo...

Eramos mas felices entonces , será porque eramos mas jóvenes y no existían los teléfonos móviles .

Manuel Olarte Olarte

Anónimo dijo...

Antes hacía mucho más frío y las casas tenían muchos agujeros y muchas rendijas por las puertas y ventanas por donde pasaba el aire y el agua y tan contentos...
Y ahora con la Microgenesis explosivas y las DANAS nos meten mucho miedo y eso que estamos preparados con calefacciones, contraventanas y buenos edredones.
Jesús López Moreno

Anónimo dijo...

Joer Miguel... Es preciso tu escrito de hoy. Bueno...y cuando no lo es...
José A. Álvarez G. De Guzmán

Anónimo dijo...

Casa Vega : Recuerdo a la persona que despachaba en el mostrador se llamaba Sinfo y como muchachos le hacíamos que se enfadara pasando corriendo por una puerta y saliendo por la otra, unos de los muchos juegos que teníamos ( no teníamos teléfono movil)

Jesus Sanchez Moreno

Anónimo dijo...

Precioso escrito y que buenas fotos para recordar aquellos tiempos

Mariano

Anónimo dijo...

Magistral, Miguel. Tus recuerdos no escapan por las rendijas del alma, tú dejas que salgan para que podamos disfrutarlos todos. Un abrazo.
Luis C. Trijueque

Anónimo dijo...

Me a encantado el relató parece que estaba viviendo mi niñez que recuerdos gracias

Pilar Diaz Recamal

Anónimo dijo...

Inolvidable ¡

Ana Villarin

Anónimo dijo...

Y me acuerdo de la tia Aurora y el mostrador de madera y las cacerolas colgadas en el techo .

Ana Villarin

Anónimo dijo...

Esos eran inviernos, y el agua helada de las fuentes, ahora con los nórdicos y buenas botas,

Maria Rosario Caballero Lopez

Anónimo dijo...

Afortunado eres con esa memoria prodigiosa que recuerda el pasado tan nítidamente y porque puedes disfrutar plenamente de un presente maravilloso.

Miguel Moreno González dijo...

Gracias a todos, aunque ya siento que mi inspiración está cerca del fondo. Sin embargo, con vuestros comentarios, aún resiste antes de hundirse; no sé si definitivamente. Las fotos de Pedro siempre dan vida a estos confusos escrititos. Él, con El Zorro de cómplice, hacen posible que nos sintamos orgullosos y felices de ser cadalseños. Y sin pedir nada a cambio que no sea un ratito de lectura, recuerdos y cariño. Mucho cariño... Gracias una vez más.

Anónimo dijo...

Gracias por tantos recuerdos

Rosa Merchan

Anónimo dijo...

Muy bonito tu relato

Maria Jesus Santillan Garcia

Anónimo dijo...

Cuanta razón llevas cualquier tiempo pasado fue mejor, por qué eramos tan ricos con tan poco que no necesitábamos nada más .Como siempre precioso tu relato siempre con todo lujo de detalles

Africa Foncuberta Lopez

Anónimo dijo...

Un relato muy bonito y emotivo

Benita Jimenez

Anónimo dijo...

Me a gustado mucho,muy emotivo gracias Miguel❤️❤️💋💋

Eulalia Alvarez Navarro

Anónimo dijo...

Me ha encantado, como siempre!! Un abrazo

Montse Hergueta

Anónimo dijo...

Sentimiento y Emoción, qué grandes palabras, con estas solas la vida sería mucho mejor, da igual todo lo demás, lo que tengas o no, que haga frío o calor... y por supuesto, siempre queriendo todo eso que nos hace felices ��.
Luis M. González

Anónimo dijo...

Gracias Miguel por ser permeable a tus sentimientos y hacernos participes de ellos, no solo emocionan sino que hacen que reflexionemos en los nuestros y así poder explicar alguno de ellos con tus palabras ya que por nosotros mismos, al menos yo, no seríamos capaces.
Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

Buenos días Pedrito yo también me acuerdo pro yo cruzaba la calle y estaba en la escuela

Dolores Saez Canoyra

Unknown dijo...

QUE EMOCIONANTE CADA VEZ QUE ESCRIBES TODAS ESTAS. COSAS ME IDENTIFICO MUCHO CON TIGO GRACIAS POR TODO LO QUE ESCRIBES ME GUSTA

Anónimo dijo...

no digas tu K tocas fondo con todas las cosas K pasan y pueden pasar arriba ese animo para K nos hagas recordar lo K ya sabemos cuidate y tu Familia seguro K ya seras abuelo disfruta de cada etapa 👍👍

Antonia Frontelo Morales

Anónimo dijo...

Vamos PEDRO ÁNIMO QUE VIENE LA NIEVE TU JOVI a disfrutarlo un abrazo

Aurora Frrera

Anónimo dijo...

Esto es para leerlo y entonces entiendes la Realidad de las cosas

Aurora Frrera

Anónimo dijo...

Ay Pedro ,tus relatos nos despiertan tantas emociones, tantos recuerdos y añoranzas
Las veces que mi madre me mandaba a por un cuarto de X a donde Sinfo ,y como bien dices el frío los sabañones que salían en los dedos,,,preciosos recuerdos!!!

Valentina Miguel Meilán

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