Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
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viernes, 7 de junio de 2013

El Ventorro de Navahondilla en la Cañada Real Leonesa Oriental




    Ruinas del Ventorro en Navahondilla

El Ventorro de Navahondilla es un lugar unido a Cadalso desde hace siglos. En este lugar y sus alrededores han pastado durante muchos años las reses de algunos ganaderos cadalseños. Muchas de las fincas de Navahondilla aún siguen siendo de cadalseños, otras ya fueron vendidas, pero el recuerdo y los momentos que en este lugar durante siglos han vivido los cadalseños es hoy parte de la historia de Cadalso, y es también un legado que nos han dejado aquellas personas que convivieron con el lugar en un tiempo donde las cosas no eran tan fáciles como ahora, por la rudeza del lugar, de la vida y de la propia naturaleza de aquellos tiempos.

 
Pero nada mejor que las palabras del cadalseño Emiliano Rico, vaquero que recorrió estos campos con el ganado durante tantos años, para entender el lugar y como se desarrollaba la vida en los años 50 del pasado siglo XX.

Emiliano falleció el 27 de noviembre de 2012, pero su memoria y la del Ventorro  quedará para siempre como una parte importante de la historia de Cadalso y Navahondilla.

 

    Vaquero con ganado cerca de la cañada en Navahondilla


Vengo de la mili y me meto de vaquero con Vicentillo a cuidar las vacas en el Ventorro. Yo dormía en el pueblo, me iba a las cinco de la mañana con el borrico por la fuente de la Peluquera, subía a la Dehesa y de ahí a la fuente del Lejío y al Ventorro. Luego volvía por el mismo sitio sobre las nueve de la mañana a traer la leche a Vicentillo, la vendía la Angelita en la calle de la Iglesia. Después de comer me volvía a ir, las ordeñaba otra vez y "pa" Cadalso a las nueve más o menos, que llegaba al pueblo de noche. Ordeñaba por la mañana y por la tarde. En invierno las traíamos a casa en la calle de la Iglesia y ahí estaban los meses de frío, metíamos paja que la traían en camión de Torrijos, Maqueda....de por ahí, y también las dábamos heno que lo segábamos en la finca. Las de carne las dejábamos todo el año a base de heno para que criaran los terneros, pasaban todo el año allí pero yo en invierno iba poco, las echaba de comer el tío "Jardugo"



   

Treinta años estuve yendo con el borrico dos veces al día, que cogían cuatro cantaros de leche en las aguaderas. He "trabajao" mucho yo con las vacas.....había veces que el arroyo del Ventorro venía fuera de madre y para poder cruzarlo tenía que bajar a Puente Calicanto y ya subía la "cañá" arriba. Una primavera nos cogió en Majaillas todos los días lloviendo, yo no he visto una primavera así, estaba la hierba así..............."y señala con el garrote a una altura de un metro. Y si paría una de noche había que hacer noche allí que teníamos una casa que vivía uno de Navahondilla que se llamaba Dionisio y le llamaban el tío "Jardugo", ese vivía allí todo el año, también estaba con Vicentillo, y sembraba una vega de "cebá". Un día me acuerdo que le picó una tarántula y casi se muere, le mandaban unos supositorios que se los llevaban de Las Rozas y luego le llevaron a Sotillo que había buenos médicos y ya le curaron. Entonces había muchas tarántulas negras, se metían en un agujero en el suelo y eran mas malas que la quina.

Una noche vinieron los lobos a la "majá" del tío "Jardugo" en el arroyo Manzano "pegao" al Cerro Guisando y le mataron lo menos veinte o veinticinco ovejas, las trajeron hasta la iglesia de Majaillas corriendo y allí las degollaron. Yo vi alguna vez atravesar por allí a los lobos desde la dehesa Navahondilla hasta el cerro Guisando y aullar "parriba" todas las noches. Aquí en Cadalso vinieron una vez a la portalera del tío Juanito "Maelo" y le mataron cinco cabras en la Ronda, y a mi padre le mataron un buche en la calleja, al lado de lo de Leandro Fornis, ahí mismo en las cuevas, estaba la borrica con el buche y le mataron, a la borrica ni la tocaron porque arreó velas y se vino a casa.

Zorro Corredero 
Cadalso, 20 de julio de 2009

 

    Edificio en ruinas del Ventorro

El edificio del Ventorro que tantas personas acogió a su paso por la Cañada Real Leonesa Oriental, de hecho este lugar era una venta en plena cañada para descansar del largo recorrido entre las tierras altas de León y Castilla y la meseta extremeña, lleva ya muchos años abandonado y en ruinas, pero todavía se puede ver el edifico y los corrales anexos donde pernoctaban hombres y ganado en aquellos duros días de trashumancia.
 
El lugar a pesar de los años no ha perdido su tradición ganadera, y todavía hoy es posible ver algunos rebaños y ganado que pasta tranquilamente en los excelentes prados que aún perduran en la zona.

 

Tramo abulense de la Cañada Real Leonesa Oriental

La Cañada desciende entre pinos, tomillos y barrancos hasta Cebreros. Se solía dormir en plena sierra, en el denominado Arroyo de los Perangutos. Este paso no resultaba tan fuerte ni tan abrupto como el paso frontal de la Paramera de Ávila y la Sierra de Gredos con su temidos puertos de Menga y El Pico, eran tres jornadas de sierra y que, si el tiempo era malo, podían ser desatrosas. La Cañada entra en Ávila por el bosque de Navalperal de Pinares, baja el puerto para pasar entre los pueblos de La Cañada y Navalperal y cruza la vía del tren en las proximidades de la estación del primero de ellos. Prosigue desde allí hacia el sur por los términos de San Bartolomé de Pinares, entre tierra de labor y pasto, y Hoyo de Pinares antes de entrar en el de Cebreros, que atraviesa cercana al pueblo. En la vertiente su de la cordillera, Cebreros es recordado por los pastores, sobre todo por ser lugar donde hacían acopio del famoso vino. Desde Cebreros se baja al río Alberche que se pasa por el Puente de Valsordo, de origen romano, y el arroyo o puente de Yedra o Piedra. Por el término de El Tiemblo se llega a la antigua Venta de Tablada en la inmediaciones de la carretera de El Tiemblo a San Martín de Valdeiglesias, para entrar después en el terreno y bosque del Monasterio de los Jerónimos de Guisando. Al lado de la Cañada se halla la Venta de Guisando y las cercas de la finca donde pueden verse los famosos verracos de piedra. El lugar es también histórico a causa del nombramiento, en 1468, por parte del rey Enrique IV, de su hermana Isabel como heredera del trono e Castilla, privando de los derechos a su propia hija Juana.


    Reses en la Cañada Real Leonesa Oriental a su paso por Navahondilla


Sigue la Cañada por el término de Navahondilla -el pueblo se deja a unos 200 metros a la derecha, donde los rebaños trashumantes pueden extenderse ampliamente a ambos lados del cordel. Según Escanciano] visitador extraordinario de la Cañada, al paso de ésta por los pueblos de Cadalso de los Vidrios, Majadillas, Navahondilla, Las Rozas de Puerto Real y Escarabajosa el ganado puede extenderse a pastar un cuarto de legua (1,4 km aproximadamente) a cada lado de dicho camino. Esto sin duda era una medida para que el ganado recuperase fuerzas, ya muy mermadas después del largo trayecto. Después de dejar atrás los abundantes pastos de Navahondilla, la Cañada se interna durante un corto trecho por el término de Las Rozas de Puerto Real en la provincia de Madrid. Por una empinada cuesta asciende al collado y puerto de la Venta del Cojo, dejando ésta a mano derecha. Este lugar fue antiguamente Puerto Real y contadero de merinas. Allí se cobraban el impuesto real del servicio y montazgo. Por el sitio de Los Tochos, vuelve la Cañada a salir del término de Las Rozas y de la provincia de Madrid. Entra de nuevo en Ávila, por el término de Escarabajosa, pasa al de Sotillo de la Adrada donde algunos rebaños hacían noche. Por el lugar de La Ventilla llega a las eras de Higuera de las Dueñas y atraviesa junto al pueblo, después de Fresnedilla, donde la Cañada también toca las casas. Una vez atraveado este término, sale de la provincia de Ávila.
 
Tramo abulense de la Cañada Real Leonesa Oriental
Extraído de Wikipedia

 
     Ganado pastando en los prados de Navahondilla
 
 
Que duda cabe que aquellos años de la trashumancia nunca volverán, que ya no pastarán en sus prados  del Bosque las reses bravas de los ganaderos cadalseños Román Abad y Ricardo Sáez como un día lo hicieron, y que los rebaños apenas subsisten, pero visitar la zona es todavía un placer para los sentidos y para los recuerdos por la belleza del lugar y por toda la importancia que Navahondilla y sus tierras siempre han tenido en la historia de Cadalso.
 
 
 
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado.Paquitopirata.

Pedro Alfonso dijo...

Gracias Paquito.

Un abrazo.
Pedro

Anónimo dijo...

Una buena descripción del Ventorro y de la zona. Me ha gustado mucho todo y los recuerdos de Emiliano son auténticos .

Mariano

Pedro Alfonso dijo...

Muchas gracias Mariano. Realmente el relato de Emiliano es original y genuino.

Un saludo.
Pedro Zorro Corredero

Angela CM dijo...

Una buena descipción de la zona. Es un pena que estas edificaciones como la del Ventorro estén abandonadas y se hayan dejado perder. Ya no es muy normal ver las vacas pastando por el campo, o por lo menos tanto como antes.

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