Ellos esperan a que se abra la puerta del hogar del
jubilado. Están tranquilamente sentados cuando aparezco, les incito a la foto y
aceptan, es cuestión de unos segundos y una sonrisa o cara de admiración. Venga
tírala ya, dice uno de ellos, y el resultado es inmediato.
Cada foto es una imagen que queda grabada para siempre, pero
las fotos de estos cadalseños son mucho más, son una caricia a la vida, una
evocación al olvido, una inquietud por lo nuestro.
La antigüedad de sus años y su identidad, les hace ser
guardianes de Cadalso y de esos escenarios invisibles con los que nos
encontramos cada día, son parte de ellos y también de nuestros sueños, y así se
lo deseo por muchos años.
Fotos: Archivo fotográfico Pedro Alfonso
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