Almanzor. Gredos
El Almanzor con 2.592 m. es la cumbre más alta del macizo de Gredos. Su nombre completo, al menos era antes, ahora todo lo cambian, es Plaza del Moro Almanzor, en homenaje al caudillo árabe, el cual entre otras cosas arrasó Cadalso. La leyenda cuenta que Almanzor escaló su cumbre, hecho nada probado, y algunos dicen que hasta subió con su caballo, algo imposible. Su ascensión es fácil saliendo desde el refugio de la Laguna Grande, tomando la evidente Portilla del Crampón que nos deposita en la parte posterior del Almanzor, desde aquí sólo nos queda andar un corto camino y una corta canal vertical fácil de subir y ya estamos en la cumbre. Esta es la ruta más fácil de subir, pero en invierno con nieve y mucho más si está helada la cosa cambia y puede ser muy peligroso. Gredos maravilloso.
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
4 comentarios:
Buena foto Zorro
Mariano
muy interesante Buenos días Pedro
Aurora Ferrera Ruiz
En Parnaso a mediodía
un manzano se hizo ofrenda.
A la tierra en que vivía
y besaba y bendecía
al suelo al que se encomienda.
Es la fiesta pamplonica
la expresión de lo taurino.
A la lidia reivindica
y a sus calles multiplica
con San Fermín, por destino.
Las Iglesias de Alcorcón
tienen todas sus mendigos,
y extremando precaución
se entabla conversación
y surgen nuevos amigos.
ACEPTO UN TRABAJO DE LO QUE SEA
Pulcro y limpio se aposenta en un banco
con un cartel que sobre un tronco posa,
gente y pisadas, ni el viento y la rosa
paran a leer su letrero blanco.
Con otros malvive en un sotabanco
desde donde otea vida azarosa,
suerte adversa con él va y lo desposa
y zarandea y lo lanza al barranco.
En la cincuentena y fue un adalid
y directivo de una gran empresa
solvente que se ubicaba en Madrid
a la que arrastró la humareda espesa
que descabalga a cualquiera en la lid
y lo asfixia y lo reduce a pavesa.
Se retoman tradiciones,
costumbres y los apegos.
La Europa de las naciones
consolida relaciones
y olvida sus desapegos.
EL CANTO A CENICIENTOS
En la cuña introducida,
de abulenses y Toledo
está el pueblo y su viñedo
sostenimiento de vida.
La cepa fue mantenida
como diosa en los altares
y las uvas en lagares
corría rojo su mosto
por el canalillo angosto
como el agua de los mares.
Con gentes acogedoras
transitando por la calle
hacen ameno este valle
de las coruchas auroras.
Armonía de las horas
transcurren de forma lenta
si el espíritu aposenta
apego por el sosiego
del que harto de trasiego
vida tranquila le tienta.
Quien nos visita se queda
y si se va siempre vuelve
cuando la brisa le envuelve
del arcón de su almoneda.
Paseante en la vereda
viendo la vida que pasa
hace trasvase y trasvasa
olvido de su paisaje
y se siente paisanaje
y cimenta aquí su casa.
Siempre impera aquí la calma
y el horizonte apacible
que se bebe y es bebible
como néctar en el alma.
Aparejo que es la enjalma
de sus pocos animales
otrora en los hierbazales
abundaban los rebaños
pero el paso de los años
los mantiene terminales.
Qué mas decir de su Peña
a la que enaltezco tanto
y con mis versos la canto
y de mi rima se adueña.
Sostengo que es nuestra enseña
y la base del futuro
y aunque yo yerto y oscuro
cuando el suceso acontezca
el poema permanezca
y ser cierto lo que auguro.
¡Tomad, os presto mis ojos
y su enfoque en la llanura
y abridlos en herradura
con que aparta los abrojos!
No reparad en rastrojos
y veréis a don Quijote
que con Rocinante al trote
va por tierras de la Mancha
gritando:¡Castilla es ancha
y se me atufa el bigote!
Y si tornáis la mirada
nuestra capital Madrid
y cabalgando va el Cid
en la alta madrugada,
y en la noche despejada
he visto un cielo de bruma
flotando como la espuma
desde la Peña las luces
polucionando de bruces
a Madrid con que lo abruma.
Y de la Peña bajando
al pasear por el llano
la Dehesa es un rellano
por el cual ir divagando.
Los coruchos paseando
por la estrecha carretera
ven el el cielo una esfera
límpida de aire tan puro
que su clima es un seguro
de naturaleza austera.
Pinares, huertos y encinas
viven en el horizonte
y la quietud en el monte
e higueras en las retinas.
Visitante que caminas
y buscas vida apacible
y de vivir lo indecible,
el pueblo de los coruchos
tiene en alicientes muchos
para hacértelo factible.
Y hablamos aquí un lenguaje
ingenioso y cervantino
junto al amor de su vino
colofón de un buen viraje,
y habrás hecho un maridaje
con la estrella de los vientos
que aseda los movimientos,
de nuestros recios olivos
que muestran sin paliativos
el alma de Cenicientos.
ES TU CALLE SIN SALIDA
Es tu calle sin salida
donde me suelo perder,
y después no sé volver
al llegar la despedida.
A tu cintura ceñida
con ambas manos la tengo,
y presiento que sostengo
de tu respirar el hálito,
que se ha convertido en hábito
con el que yo me mantengo.
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