UN MUÑANERO NUEVO (NI FIESTAS, NI FERIA TAURINA
CADALSO-20)
Avanzaba lento septiembre de 1965 sin lluvia. Aquel año fue el primero
que montaron una plaza de toros portátil en Cadalso. El empresario fue el
matador de toros retirado Emiliano de la Casa, “Morenito de Talavera”, de Talavera de la Reina (Toledo). Se hizo
gestor taurino para darles la oportunidad de ser toreros a sus hijos: Pepe Luis
y Gabriel de la Casa (Gabriel fue un buen torero. Le recuerdo lidiando en
Madrid una impresionante corrida de Luciano Cobaleda con buena técnica). Toda novedad genera expectación, y así
sucedió en Cadalso con los festejos taurinos de aquel año. Los tres días hubo
muy buenas entradas. El presidente de los tres festejos fue el Alcalde, a la
sazón Isidoro Álvarez (muy dadivoso con los trofeos). Lo cierto es que fue una
Feria de categoría y también debutaron en ella las novilladas con picadores.
Han pasado 55 años y yo tengo fresca en la memoria, sobre todo, la ilusión que
me provocaba ir a los toros con mis padres (casi siempre iban agarrados de la
mano) y la posterior merienda de toda la familia en casa de mis abuelos
paternos y por la noche… ¡Ale, todos a la
verbena!
Fiestas de 2020: Ni verbena, ni gigantes y cabezudos en las vísperas, ni pólvora, ni bailes, ni procesión, ni feriantes, ni toros… Nada de nada en este año del “Virus sin Corona”. Por eso quiero recordar 1965, que sí que los hubo. Además, años después fui incondicional seguidor del maestro “Antoñete”, que toreó en aquellas Fiestas. Menos admirador fui de su compañero de aquella tarde, Victoriano Valencia, aunque fue un fino torero de dinastía. Es padre de Paloma Cuevas, ex mujer del torerazo Enrique Ponce. Mis padres, al acabar el festejo, se fueron agarrados de la mano hacia la casa de los abuelos a merendar, y más tarde marcharon cogidos al baile de La Alegría de la Huerta a bailar pasodobles, mientras yo correteaba con otros niños entre los aligustres de aquella pista circular. Me llamaron para irnos a casa a descansar y ellos siguieron aferrados mano con mano. Lo sé porque yo iba de la mano de mi madre. Mi hermano Nati se quedó en casa de mi abuela materna, en San Antón, por entonces era muy chico para trasnochar. Todo era muy distinto a como lo es hoy, eran otros tiempos. No había botellón, ni móviles, ni virus… Cariño, sí… De eso nunca faltaba en Cadalso.
Ya conté otro año que mi madre, cuando llega el 13 de septiembre, pone en
su puerta un pequeño Altar con el Cristo
de Cadalso. Este año en su nueva casa tiene menos espacio pero ella se
apañó. Nunca la he visto entronizarlo. Imagino que sacará el cuadro con la
imagen del Humillado (que inmortalizó
el cadalseño J. C. Frontelo) y lo
colgará en la pared, luego situará debajo, clavado, el recipiente de cobre que
protege las lamparillas que ella amorosamente enciende. Después meterá el ramo
de flores grandes en un jarrón de cerámica y, por fin, introducirá un montón de
pétalos en unas garrafas de cristal, de las que se fabricaban en nuestras
antiguas fábricas de vidrio y así delimitará el pequeño espacio del conjunto.
No olvida colocar unas piedras de granito de nuestras canteras, ésta pertenece
a la variedad “Blanco Cristal”. Así
lo hace para proteger el conjunto del airazo. Dará por finalizada su labor
persignándose y rezando un padrenuestro por aquellos que ya no están con
nosotros. “¿Hoy ofrece La Muñana a
nuestro niño al Cristo?”, me preguntó. “Sí,
a las 21:00h. Irá muy guapo con su camisita muñanera”, le respondí. “¡Cuánto hubiera disfrutado tu padre!”,
añadió ella mirando al Cristo. Según abría la puerta musitó: “¡Qué airazo hace!” Este año, mama, el
aire no hará vibrar las cadenetas ni las banderas de plástico. Tiemblan en
Cadalso de forma sobrecogedora. Te sientas -por ejemplo- en La Corredera,
frente al sol y, no me creeréis, pero a mí ese ruido me suena a música
celestial. Cuando más se estremecían era a la salida de los toros. Este año no
las han puesto y tampoco habrá toros… Aire, en cambio, siempre hace. ¡Qué raro es este pueblo! ¡Hasta las
cadenetas vibran con arte!
Debido a las restricciones por el virus, La Peña Muñana sólo pudo
ofrendar al Cristo de Cadalso a dos recién nacidos muñaneros la tarde del 13 de
septiembre. La Directiva optó por un bisnieto de Juli “Chaparrona” y mi nieto,
Moisés Sánchez Moreno. Para mí es un honor que se hayan acordado de él. Somos
una familia íntegramente muñanera: Servidor fue miembro fundador de la misma y
en ella conocí a Paloma en 1976; su madre e hija nuestra, Berta, fue Mis Muñana
2005; así como muñaneros son su padre Moisés, su tío Miguel, sus tíos-abuelos,
su tía Sara también fue Mis Muñana… Por las venas de este niño, además de
sangre roja, corre la sangre blanquiazul de La Muñana. Muchas gracias, repito,
a la Directiva por haberse acordado de Moisés en este año en el que otros
muchos muñaneros pequeños deberían haber estado. Tristemente no pudo ser por
las especiales circunstancias que estamos viviendo. Richard Pickers nos
obsequió con unas fotos impagables que ya siempre nos recordarán este feliz
acontecimiento. Como nos lo recordarán las camisas de las Peñas de Cadalso
sobre el Balcón Consistorial y los pañuelos y las banderas en el balcón de
Pedro. Otros muchos balcones aparecían engalanados con imágenes y banderas
españolas y cadalseñas.
Noche de Pólvora… Tomamos unas cervezas tranquilos en las terrazas de Cañardo (María Antonia sonreía feliz con
semblante preocupado), en Mariano y
en El Aldeano. Sentados Paloma y
servidor en ésta última, vemos a las doce en punto iluminarse fugazmente el
cielo y estallar unos cohetes hacia el norte. Fue un acto simbólico, una
alegoría de los Fuegos que cada 13 de septiembre llenan de luz, sonido y
exclamaciones nuestro pueblo. Nadie lo esperábamos, fue una sorpresa de las más
bonitas y entrañables. Los niños salieron corriendo por La Corredera gritando
alborozados: “¡¡¡Hay Pólvora. Hay Pólvora!!!” Su ingenuidad les hizo ver
gigantes desprendiendo fuegos de colores donde sólo había una ficción. Al
verlos tan felices se me hizo un nudo en la garganta. Yo igualmente me había
ilusionado. Inmediatamente el lugar quedó sumido en un aura silenciosa, una
penumbra majestuosa. Fue como un recuerdo emocionante que cobró vida por un
instante… Al poco, sobre la una de la madrugada, el pueblo semejaba una de esas
películas del Oeste. Quedó abandonado a su suerte entre sombras, silencio,
ladridos y la desolación de lo que se anhela y nunca se tendrá. ¡Maldito e
ingrato virus que cubre de tristeza lo que antes fue alegría desbordada! En
compañía de Nuria y Miguel regresamos descorazonados a casa.
El Día del Cristo, como es habitual, pasamos a ver a mi madre. No estaba.
La llamé: “Estoy con papa, en el
cementerio. No hay nadie. Ahora voy para casa…” En la calle Del Cuerno me encuentro con Juan
Magdaleno, amigo de la infancia, al que hacía casi medio siglo que no veía. No
lo reconocí, él a mi sí. Recibí una gran alegría y rápido nos pusimos a
recordar aquellos años en los que cándidamente creíamos que jamás nos haríamos
viejos. Juanín era un chico atento,
bueno y muy generoso. Sus juguetes eran de los demás y yo me consideraba un
privilegiado porque él me dejaba jugar con ellos. Juanín me enseñó la grandeza de la generosidad. Recuerdo a su
abuela, a sus padres, a su hermana… en la Calle Nueva, y hasta alguna malicia
juvenil que vivimos en compañía de nuestro gran amigo común, José “Peque”. “Te leo
en El Zorro Corredero. Me gustó ese escritito que hablaba de pájaros en casa de
tu vecina. Qué cosas tienes… ¿De dónde te viene ese escribir melancólico?” (Un Vencejo ejerce de Juez. Cosas de
Pájaros). No nos pudimos dar un abrazo. Su
caminar y su amabilidad siguen siendo imperecederas...
En Cañardo, para no perder la tradición, nos tomamos unas cervezas
con gambas al ajillo. En Carabias
hablamos con mi primo Salva y preguntamos a Ignacio por su padre, Pedro, hombre
madridista que derrocha ingenio y buen humor. Allí pasamos un rato delicioso
con Pablo “Mosca”, hijo. A su progenitor le admiro desde siempre, los niños
jamás dejan de recordar a los hombres buenos. Su hijo nos habló con admiración
de Rozas de Puerto Real, con inusitado cariño de su padre y con admiración de
los animales, a los que su familia dedicó toda su vida. Nadie como él nos había
hablado nunca de ello con un verbo castellano tan correcto y emotivo. Vivimos uno
de esos instantes que te ayudan a ser humilde y a elogiar la grandeza de lo
pequeño, del mundo animal y de la Naturaleza. Nos hizo una foto para
enseñársela a su padre. “Se alegrará
mucho cuando la vea y le cuente que estuve con vosotros… A ti no te olvidaré
por tu bigote” Nos despidió con una caricia en su mirada. Supe entonces que
así acaricia a sus animales…
Nos sentamos al sol en Moncho,
Manhattan, Elena… en compañía de Moisés, Berta, mi hermano Justo, Mar,
Justito… ¡Y qué cosas! Ninguno apartábamos la mirada del nuevo muñanero que
descansaba con una placidez que invitaba a no dejar de mirarle. En López nos llamó Pepe Vigi e hicimos con él, su pareja y su
hermana Mari un repaso a los momentos felices vividos. Pepe “Vigi” aprecia a nuestra familia, sobre
todo a mi madre. Se le nota porque nunca lo oculta, y según lo dice sonríe
sincero.
Mi prima hermana, Nieves, junto a su madre y mi tía, Feli, me dice en La Corderita que, dadas las
circunstancias, me dé por besado y abrazado. Pili y Ana corroboran su deseo. Nieves es una cadalseña
y muñanera inasequible al desaliento. Llena de optimismo, entusiasmo y gracia.
Muchísima gracia, como la tenía su padre, “Quinito”.
En la plaza, en Mariano, están mi tía Luisa y mis primos Jesús y Raquel, a todos
ellos les brota Cadalso en los ojos en días como hoy. Me saludan Antonio Acuña y
Fernando García. Antonio me susurra: “Aunque
no haya toros ni Fiestas al uso, tú no dejes de hacer tu crónica anual. Los
cadalseños vivimos nuestras Fiestas desde muy dentro, aunque por fuera no se
note, ni se celebren…”
El día más grande de Cadalso languidece, si bien tengo la impresión de que
aún no llegó. Paloma y servidor vamos a reponer fuerzas a Nete. Nos sentamos uno frente al otro y hablamos largo y tendido. “Cienes” de años llevamos juntos sin
aburrimos y seguimos teniendo cosas que contarnos. Paloma es una apasionada de
los volcanes. Me narra entusiasmada los secretos, las aventuras, las sorpresas
y los peligros que guarda la tierra en su interior… Según la escucho pienso en
la mucha similitud que tienen los volcanes con nosotros, los seres humanos. Me
dijo algo precioso agotando la penúltima cerveza: “El día que te conocí en La Muñana, supe que eras el hombre de mi
vida…” Es muy fácil quererla…
Y como dicen los crupieres antiguos en los salones de juegos: ¡Rien ne va
plus” (¡no va más!). Esperemos que el próximo año 2021 sea fructífero para
dejar cuanto antes a 2020 en el olvido. Dejaremos un año en el olvido… Sin
embargo, nunca hemos de olvidar las enseñanzas que nos ha traído y que se resumen
en una sola: ¡¡¡Cambiemos a mejor!!! Volvamos a las razones del sentimiento que
nunca nos traicionan… Durante los
silenciosos y solitarios días 15, 16, 17 y 18 de septiembre, Cadalso recordó, vuelto
sobre sí mismo, a los que se fueron en silencio y en soledad. El 21 los niños cadalseños
iban al colegio y llevaban mascarilla. Los vi tan pequeños que no pude evitar
conmoverme... El profe les
recomendaba que se taparan incluso la nariz y que guardaran la distancia. Uno,
con expresión inquieta, le inquirió curioso: “¿Por qué tenemos que hacer
esto?” Y Cadalso se emocionó al escucharle…
Miguel
MORENO GONZÁLEZ
12 comentarios:
Aunque no haya habido Fiestas, el escritito sublime, como todos los años. Quedan 353 dias solo. Ánimo.
Antonio Acuña
Un año distinto, pero aunque no hayamos podido disfrutar de las verbenas, bullicio y feria taurina, pero en estos días siempre nos quedará ese encuentro con familiares y amigos que en estos días Cadalso, haya fiestas o no, nos encontramos y recordamos esos momentos del pasado y siempre nos quedará en el recuerdo, como bien tú has relatado. Y por supuesto, nuestro CRISTO DEL HUMILLADERO que siempre nos protege y nos cuida.
Luis M. González
Un gran relato como siempre.
Nunca te olvidas de nombrar a la gente que te quiere. Un abrazo.
Jesús López Moreno
"Los niños jamás dejan de recordar a los hombres buenos". Así es. Moises así lo hará.
Gran escrito que derrocha ternura y amor por Cadalso y sus gentes.
Este año fue cuando llovía tanto no estoy segura
Aurora Ferrera Ruiz
Cierto Miguel,unas fiestas sin fiesta. Pero en tu escritito relatas muy bien como las vivimos sobretodo tu y tu familia. El martes de toros me encanta que antiguo es,el altar de la tía Asu precioso y lleno de amor y sentimientos,las fotos familiares super chulas tu muñanero chico guapísimo y este relato es de fiestas auténticas porque lo cuentas como si en realidad se hubieran celebrado. Hay una cosa que dices de mi ,que yo sonreía con cierta preocupación ,era el día de la pólvora teníamos que tomar un par de cañas pero la profesión va por dentro.gracias por hacer de las no fiestas unas GRANDES FIESTAS!!!!🎉❤️
Maria Antonia Hernández
Si Dios quiere volverá la alegría y la fiesta a nuestro querido pueblo .Un abrazo Pedro.
M Isabel Salas Sanchez
En este la melancolía se percibe desde la primera frase, pero no oculta tu amor por los tuyos, por lo tuyo, por tu pueblo, por sus gentes y por sus tradiciones. Benditas fiestas populares de nuestros pueblos.
Emocionado me has dejado. Enhorabuena.
Pepe Vázquez
Muchas gracias a todos. Esperemos que al año que viene todo vuelva a la normalidad, que buena falta nos hace...
Cada escritito tuyo, amigo Miguel, es un regodeo para el Zorro Corredero, es sentir la cercanía de tu letra y de los cadalseños, me ayuda a llenar esos momentos de abulia que nos suceden al día. Si, me gusta que el ZC tenga tus pensamientos y tus expresiones, es algo que me enorgullece.
Muchas gracias
Gracias Pedro. Aparte escrititos anteriores, éste hace el numero 52 ininterrumpido desde hace justo un año; a partir de ahora no sé si podré seguir o tendré que espaciar mis escrititos. Creo que voy tocando fondo con mi "inspiración" y no quiero aburrir ni molestar. Han aparecido puntuales los escrititos todos los jueves. Huella especial dejaron en mí los incluidos en la serie: "Lecturas para un Virus sin Corona". Pero todos me han producido idéntica alegría y felicidad al ver el trato tan bello que tú siempre les das con tus fotos, ilustraciones y comentarios. Yo sé que El Zorro está lleno de amor y sentimiento por Cadalso, los cadalseños, la montaña y la Naturaleza en general. Y todo ello nos lo transmites con prosa exquisita, amor y fotos que son obras imperecederas. Sabremos puntualmente la grandeza de lo que has hecho por Cadalso, cuando pasen los años... Gracias por ello y sé feliz en compañía de todo lo que te entusiasma.
Pués sí.....yo también noté el silencio de los banderines...ellos marcaron la tristeza de este año.... ojalá al año que viene pueda abrazar ese cuerpo tan fino que me llena tanto al sentir que el día 14 se unen nuestros corazones, nuestras energías y la ilusión. Este año quédate con lo más grande. TU NIETO. Nieves.
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