PUEBLO Y TEODORO: UN PERIÓDICO DE
MADRID Y UN AMIGO DE CADALSO
11.01.1957
+15.10.2006
+15.10.2006
Ahora que desaparecen tantos periodistas, escritores o columnistas que
conocía y leía de joven, me viene a la mente aquella época de lector
adolescente e impenitente de tebeos y periódicos. Mi favorito era el diario
vespertino madrileño Pueblo (1940-1984),
que devoraba con delectación. Aparecía con cabecera en rojo y ejercía de órgano
oficial de los Sindicatos Verticales de la autarquía. Mi preferencia vino dada
por una simple y feliz coincidencia. El jefe de mi abuelo Miguel, Capitolo,
vivía encima de la casa de mis abuelos y estaba suscrito a Pueblo. Su mujer, Felipa, acompañada de su perra Linda, semanalmente depositaba en el porche
los diarios viejos dejándolos visibles a la entrada. Más tarde llegaba el carro de la basura recogiéndolos junto
al resto de detritus. En ese intervalo aprovechaba para echarlos un vistazo y
si me faltaba tiempo, guardaba los sobrantes para leerlos tranquilo en casa o
debajo de la acacia grande de la puerta. Esa que en verano daba una sombra arborescente,
y en invierno un hueco entre sus ramas nos servía de canasta para jugar al
baloncesto. Ambas cunetas de la carretera de Rozas estaban llenas de acacias. Pero
llegó el progreso… ¡Y las cortaron!
Como no tenía dinero para comprar nada; mendigaba o sustraía, en plan descuidero, los periódicos que podía
de bares, tiendas e incluso recogía del suelo las hojas que el viento esparcía
por las calles del pueblo. Antes de existir kiosco en Cadalso; Pepe, “El Vigilante”, recibía mediante el
coche de línea, El Gato, los rotativos de los suscriptores cadalseños que solían
hojear los vecinos más pudientes, los afectos al Régimen, los más cultos o los más
inquietos del lugar, como “Monchín”,
personaje inolvidable por su inteligencia y bondad. El hijo de Pepe y amigo mío,
Teodoro Hernández, “Vigi”, los distribuía
diariamente de puerta en puerta y días había que yo le acompañaba a repartir y,
si coincidía que sobraba alguno, Teo
tenía la gentileza de regalármelo. Salía corriendo con él enrollado para leerlo
enseguida en casa. Además, él siempre me prestaba cientos de tebeos que yo leía
infatigable. "¿Migue, ¿no te cansas
de tanto leer?” Sólo cesaba momentáneamente en mi afán, si comenzaba a
dolerme la cabeza. En ese instante descansaba un rato, me refrescaba la cara y
la nuca y tornaba a la lectura. Recuerdo, ya de joven, que no solía tirar los diarios.
Los depositaba en lugares estratégicos o sobre las papeleras del metro para
que, quien no pudiera comprarlos –como yo de chico-, los leyera. Hoy ya no
tiene mucha razón de ser: ¡Todos se leen por Internet!
Años después habilitaron los
Hernández, anexo a su “Bar Vigi”, un pequeño habitáculo -calle Juan Ramón
Jiménez- como kiosco de periódicos, revistas, libros, tebeos… La entrañable y
atenta hermana de Teo, Mari, siempre con la ayuda de su hermano, se encargaba
de vendernos tan preciado manjar lector. Aquello fue un gran cambio a mejor:
¡Ya teníamos kiosco de prensa en Cadalso! ¡Ya éramos un lugar importante! Os
parecerá extraño, pero yo consideraba las localidades que tenían expendeduría
de prensa, de categoría superior. Recuerdo mucho a Teodoro “Vigi”. Gracias a él jamás me faltó qué leer. La mayoría de las
veces estrenaba yo sus tebeos: nuevecitos, brillantes, oliendo a tinta que
manchaban mis dedos al pasar las páginas. “¡Niño!,
lávate esas manos que las tienes negras y vamos a comer…”
Pepe, hermano de Teo, le dijo una mañana a mi hermano chico, Jose, que me
avisara, que mi amigo había muerto. Fui a verle a su casa. Yacía inerte con su barba
y su pelo cano largo, como a él le gustaba llevar. La cama era como otra
cualquiera, parecida a la que él tenía de chaval y que aprovechaba para meter
debajo las cajas de cartón llenas de tebeos. Nos dejaron solos a los dos. No es
grato que te vean llorar ante el amigo de la infancia muerto. Estuve un rato
inmóvil frente a él. De pie, mudo. Con dolor silencioso le recordé nuestras
cosas lectoras y me iban resbalando atropelladas las lágrimas por las mejillas.
Después estallaron a la vez miles de tebeos y periódicos en mi corazón. Siempre
esclavo de mi indecisión… no me decidí a pedir a la familia que echaran en la
caja un tebeo de Hazañas Bélicas que fuera testigo eterno de nuestra amistad. ¡Era
todo tan triste para los niños de pueblo!
A diferencia del monárquico ABC (1903) que traía sus páginas grapadas igual que el católico Ya (1935-1996), que leía en la
peluquería de “Camisilla”, quinto de
mi padre; Pueblo llegaba con las
hojas sueltas. Era un rotativo que parecían dos. Contaba con dos cuadernillos:
En el principal figuraban las noticias de política nacional e internacional y
las entrevistas y soflamas incendiarias de los jerarcas del Régimen. En el
segundo cuadernillo daban cuenta de los deportes, toros, espectáculos, guía de
cines, teatros, museos y anuncios por palabras. Su época más relevante
coincidió con la dirección de Emilio Romero (1952-1974), quien en 1977 pasó a
dirigir El Imparcial. En esos años fue
un vivero de grandes periodistas y escritores. Muchos se han ido... Con alguno bebí y toreé en Los Polacos, garito
distinguido de moda en la calle Velázquez, y en la sede de Pueblo, Calle
Huertas 73. Recuerdo a: Raúl Cancio, J.M. Carrascal, Amilibia, Yale,
Aberasturi, Balbín, Cebrián, Olano, J.Mª. García, Gonzalo Carvajal, Manuel
Molés, Mariví Romero, Alfonso Navalón, Joaquín Vidal, Miguel Ors, Pedro
Escartín, Rafael Barbosa, Manuel Alcántara, Forges, Hermida, Rosa Montero,
Carmen Rigalt, Raúl del Pozo, Tico Medina, Fernando Ónega, Pedro Rodríguez,
Pérez-Reverte, José Antonio Plaza, Vicente Talón, Vicente Romero, Manuel
Marlasca…
Cuando comencé a trabajar en Madrid con 17 años, lo compraba casi todas
las tardes y ponía especial atención en sus páginas taurinas, las más
prestigiosas de aquella prensa española, junto a las de El Alcázar (1936-1987), editado éste por las Hermandades de
Excombatientes. Recuerdo portadas inmortales de Pueblo y cómo les leía las noticias frente a la lumbre a mis abuelos
y a mis padres. “¡Qué bien lee este niño!
¡Hay que llevarle a la radio!”,
comentaban en voz alta emocionados. En aquellos años la radio era un
acontecimiento vital y existían programas para gustos diversos. Menos de sexo y
política, ¡natural! Habituales fueron las emisiones con niños de protagonistas.
Sus padres pensaban que sacarían a sus familias de penalidades. Como Joselito y
Marisol hicieron, luego la sociedad les metió a ellos en apuros. Esa es otra historia…
También adquiría Informaciones (1922-1983), que durante los últimos años del
franquismo se convirtió en referencia obligada de los partidarios del cambio político.
Sin embargo, lo que no sabía la mayoría es que durante la II República siguió una tendencia filonazi. El Socialista (1886-2014), en cambio, era filointelectual. Mundo Obrero (1930) filocomunista y Arriba (1935-1979) filofalangista. Para gustos… El
vespertino Madrid (1939-1971), lo leí poco. Su director, Calvo Serer, cayó
en desgracia ante la Prensa del Movimiento por su línea aperturista y lo cerraron.
Los lunes, hasta 1976, únicamente podíamos comprar La Hoja del Lunes (1930-1986), ya que los demás descansaban. El País (1976), lo compré desde su estreno. Mi compañero de Garza, José Carretero, le consideraba el mejor. Como era enlace
sindical semiclandestino y nos
defendía, pues Manolito Reyes (amigo de “Vigi”)
y yo seguíamos sus doctas enseñanzas.
Asimismo, ese año nació Diario16
(1976-2001), el primer periódico español en color; al principio con tonos
difuminados, luego mejoró bastante. Fue también el pionero en venderse
diariamente y a todas horas. Efímero resultó
El Periódico de Madrid (1978-1979), que siguió a Diario16 en tiempo, colores e
inmediatez. Luego se editaron: La
Tarde (1986), El Mundo (1989), El Independiente
(1989-1991), La Razón (1998), Público
(2007-2012)…
Emilio Romero
y Alfonso Navalón
Emilio Romero
y Alfonso Navalón
Me complacía que salieran periódicos nuevos y los compraba para variar y contrastar. Se juntaban unos pocos periodistas y ¡hale! a sacar un diario… Eso sucedió antes de la globalización, de los bancos que se hicieron con los medios de comunicación y de que muchos de ellos cerraran agobiados por las deudas... Los leí prácticamente todos. Eran otros tiempos. Tiempos en los que uno todavía creía ingenuo en la justicia social, en la libertad y veracidad de la información, en el rigor y honestidad de los mismos… Echo de menos a aquellos rotativos y, sobre todo, como queda dicho, a Pueblo. Han sido reemplazados ahora por la inmediatez de los digitales. Me temo que no es lo mismo: No te manchas las yemas de los dedos, ni hueles a tinta al pasar las páginas. Teodoro tampoco está, ni nadie que me quiera me ruega: “Lávate las manos que vamos a comer…”
Miguel MORENO GONZÁLEZ
Fotos: Blog Cadalso Vive
Fotos: Blog Cadalso Vive
16 comentarios:
Gracias Pedro por dedicarle un pequeño homenaje a mi tío el Vigi.
Gran persona "El Vigi", aun le recuerdo mucho, donde con su inseperable Gin-Tonic y su cigarillo hemos pasado muchas horas, hasta altas horas de la madrugada, charlando y hablando de todos los temas y asuntos que se nos venian a la cabeza, donde imperaba la razon y la cordura de aquellas personas que solo quieren el bien, donde las injusticias no eran bienvenidas. Cuantas veces hemos visto amanecer en Cadalso, cuanto recuerdos, que al final de una amistad, como dice la canción:
Ese vacío que deja el amigo que se va
Es como un pozo sin fondo que no se vuelve a llena
Va por ti vigi,
Gracias Miguel, por Acordarte del Vigi.
Bueno se hizo daño ha si mismo como algunos
Antonia Frontelo Morales
BUENOS DIAS muy interesante feliz día un saludo
Aurora Ferrera Ruiz
Buenos días Pedro, que buenas historias tienes, un saludo.
Luis Ortega
Persona buena como ninguna..siempre estaba ahí para lo que necesitaras....se le echa de menos..
Tania Rozas Martin
En el afán lector, Miguel, también somos compadres. Periódicos, libros, tebeos, todo lo escrito ha llamado siempre mi atención.
Un abrazo. Luis A.
Gracias Miguel por algo tan bonito y real como lo que has escrito. Todo ya es historia que yo también viví y recuerdo, como a Monchin. Pobre, siempre estábamos a su lado los niños.
Luis
Buen recuerdo Perico el tío Braulio el Vigi
Jose Maria Moreno Gonzalez
Gracias Miguel por compartir tu vivencias de aquella maravillosa época de cuando teníamos prensa y el Vigi,era el Vigi. Bonito relato lleno de sentimientos.
María Antonia Hernández
Hay personas que solamente se fijan en ellos, hablan de ellos y pocas veces, o nunca, salen de si mismas, es lo común en estos tiempos. Pero he aquí que dos personas, Miguel y Pedro, sin ensimismarse lo más mínimo, nos van entregando sus pensamientos, sus anhelos, sus fotos, y lo que es más importante, sus sentimientos, siempre grandes, hacia personas que gracias a ellos nunca dejarán de deambular entre nosotros, descubriéndonos sus vidas a veces casi olvidadas.
Muchas gracias, hacéis un dueto perfecto.
Inés
Gracias de corazón a todos, A ti también,Inés. Yo escribo fundamentalmente para mi,para emocionarme con mis recuerdos y para vosotros. Sino, de qué...
Gracias una vez más.
La verdad es que cada vez me asombró más de lo que has vivido, la gente que has conocido y como recuerdas todo con tanta precisión y tanta emotividad, admirable en cualquier caso.
Lo del carnaval de animas no me era desconocido pero no conocía tanto detalle.
Buenas noches y un abrazo.
Pepe Vázquez
Teo una gran persona con un gran corazón
Teo un gran amigó y una gran persona
Angel Calvo Villarin
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Because deep inside these 12 words is a "secret signal" that fuels a man's instinct to love, please and protect you with all his heart...
12 Words Who Fuel A Man's Desire Instinct
This instinct is so hardwired into a man's mind that it will drive him to try better than before to to be the best lover he can be.
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