PRIMAVERA DIFERENTE
No poseo la originalidad
necesaria para hablar de la primavera sin caer en el tópico de flores, campos,
estrellas, enamorados... ¿Cómo voy a decir a los demás como es y se siente la
primavera? La primavera, como el dolor, la amistad, o el amor, está en nosotros
mismos; forma parte de nuestros sentimientos más íntimos e intransferibles.
Cada uno la vive y la disfruta aislado en su yo más profundo. Entra por los
sentidos y el corazón, ese artefacto que no engaña pero que tampoco puede ser
engañado, la adecua a nuestra sensibilidad para que cada cual pueda libarla
placenteramente.
Propongo algo: Salgamos todos a contar y
chillar nuestra primavera. Sospecho que nos sorprenderíamos al meditar
posteriormente con lo escuchado. ¡Todas las primaveras sobre la mesa! La bonita
y la fea, la rica y la pobre, la de la esperanza y la desdicha, la del trabajo
y la del paro, la de la caricia y la puñalada, la de mi sinceridad y la de mi
hipocresía... ¡Todas!, variadas, distintas, diferentes. Que no se rompa nuestra
diversidad, que no nos aglutinen mecánicamente por clases. Presiento que somos
algo más y debemos gritarlo alto. Todos, absolutamente todos, nos hemos
sobresaltado ante una caricia y nos hemos compungido ante el dolor. Todos, en
soledad, nos hemos angustiado alguna vez ante la idea de la muerte y nos hemos
emocionado al contemplar el proyecto de futuro que representa un niño. Uno a
uno, individualmente, en nuestro desamparo, nos damos cuenta que lo que más
necesitamos es ternura. ¿A qué viene entonces tanto disimulo? El primer
hipócrita soy yo -¡apúntese el siguiente!-, juego a engañarme creyéndome mejor
y no hago nada por reafirmar mi auténtica personalidad, me quedo aquí con estos
pelos y voy a donar sangre para aparentar bondad.
¿Cómo hablar de primavera si ni siquiera
usamos del abrazo y la sonrisa al mismo nivel que del taco? Plantémonos.
Salgamos a abrazarnos antes de que sea demasiado tarde. Si es que es lo único
que tenemos, ¡coño!, ¿no nos damos cuenta? Luchemos por no llegar tarde al
abrazo ahora que aún estamos a tiempo. Ejerzamos la autocrítica antes de
analizar al prójimo y a lo mejor vemos que sus defectos son los nuestros.
Levantémonos y luchemos por una sonrisa, ¿nos damos cuenta? ¡Una sonrisa! Hay
gente que se mete en las leproserías y reparte sonrisas. ¡Eso es crear
primavera! Comencemos la primavera sonriendo, calcémonos una sonrisa y vayamos
a la calle pensando que cada persona nos reserva una historia de cariño y no un
pisotón. Todos hemos nacido con un corazón, nadie con un metal. Hay una labor
que desarrollar, hagámosla más fácil. No idealicemos ésta ni ninguna otra
primavera sin antes enseñar a comprenderla adecuadamente desde abajo, porque
sino será una retórica sofista y hueca.
Comprendedme, por favor, no sabría escribir de otra primavera
que no fuera ésta sin traicionarme. No puedo narrar una primavera de rosas a
alguien al que no dejan ni el más mínimo resquicio para soñar con la otra, la
utópica, que es la que realmente apasiona.
Este escritito quiero que sea una isla
primaveral desde donde arrojar flechas al mundo con mensajes que alcancen
directamente a los sentimientos y, al mismo tiempo, sirva de terapia a mis
innumerables contradicciones. ¡Ah! no os equivoquéis conmigo; también yo, a
veces, deseo ser importante y trascendental.
Miguel MORENO GONZÁLEZ
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Mensajes:
María Consuelo Lajara Bonita reflexión primaveral
Susana Nicolas Lahoz Qué preciosidad para pasear con mi perra!!!!! Dios!!!!!!
2 comentarios:
Lo bonito y lo precioso habita en vosotras, María Consuelo y Susana. Muchas gracias.
La primavera reventando y yo aquí.. Me voy con ella..
(Una más, !felicidades..!)
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