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Peñalara por Dos Hermanas.

Tubo del Gusano. Pico del Lobo. Sierra de Ayllón.

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jueves, 12 de octubre de 2023

AQUELLAS TARDES CON LUIS CARLOS EN LA CALLE ALCALÁ NÚMERO 21. Por Miguel Moreno.

 AQUELLAS TARDES CON LUIS CARLOS EN LA CALLE ALCALÁ, 21

            A veces iba a preguntarte cosas a tu mesa y a todas sabías responderme. Detrás se observaban por la ventana  las monumentales cuadrigas del edifico que antes ocupaba el Banco Bilbao y ahora la Comunidad de Madrid. Daba gusto escuchar tus enseñanzas, la perfecta modulación, dicción y timbre de tu voz y tu acertada expresión oral en castellano. “Qué bonito y ameno es cuando hay sintonía entre profesor y alumno”, pensaba servidor.

            Algunas atardecidas salíamos juntos del hermoso edificio Vitalicio de la calle Alcalá 21, la cruzábamos para tomar la de Sevilla que nos llevaba a la plaza de José Canalejas, luego cogíamos la calle Príncipe que nos subía a la plaza de Santa Ana, solíamos tomar algo en las tabernas taurinas Alemana y Viña P. Caminábamos hablando de los teatros cercanos, las entrañables librerías, las tiendas de coloniales, las tascas típicas del lugar, los edificios emblemáticos de la zona, las casas de los toreros... Era otoño o invierno en Madrid y entonces no nos dábamos cuenta, pero ya íbamos cimentando esta sincera relación. 

            Anochecía poco a poco, como sin querer, éramos errabundos noctívagos sin prisas. Parecíamos aquellos personajes bohemios y dieciochescos de las novelas de Valle, Baroja, Galdós... pululando por el barrio de Las Letras de aquel Madrid irrepetible. A veces tomábamos la calle de la Cruz y te mostraba la tradicional taberna La Venencia. Te contaba que al terminar las corridas de toros de San Isidro iba a analizarlas allí, junto al periodista de Diario 16 Jorge Laverón, los hermanos burgaleses Luis y Carmelo de Lózar que editaban la revista taurina “El Percal”. En “El Percal”, por mediación de Carmelo, publiqué mis primeros escrititos de toros. Con él sintonicé inmediatamente. Nos enrollábamos tanto que a veces sólo me quedaba tiempo para tomar una ducha, cambiarme de ropa e ir a trabajar. A veces acompañaba al grupo una chica malagueña aficionada taurina que cumplía años en mayo. Le regalábamos su flor favorita, la biznaga malagueña (jazmín) y bajaba la vista sonriendo emocionada... Hoy sé que en aquellos momentos fui feliz andando y comentando estas cosas a tu vera.

            Una tarde primaveral me recomendaste que visitara Berceo y San Millán de la Cogolla (Logroño), donde nació el primer poeta castellano del mester de clerecía, Gonzalo de Berceo (“...me encontré en un prado verde, intacto, bien poblado de muchas flores, un lugar codiciable para el hombre cansado”). El pasado verano fui con Paloma a visitarlos y quedamos sorprendidos por su belleza. Pasamos por los monasterios de Yuso y Suso donde Berceo ejerció como clérigo secular y después como sacerdote. Toda la zona estaba inundada, impregnada, por la paz de la Naturaleza, de su poesía y de su humildad.

Amigo Luis: En ocasiones me vienen estos recuerdos y comprendo que ya son inolvidables. Y lo son gracias a ti, Luis Carlos Ruiz Trijueque. Mi agradecimiento y mi admiración para mi maestro, mi compañero y mi amigo; de esos que decía Miguel Hernández que son del alma y se despedía de ellos poéticamente: “Adiós compañeros, hermanos, amigos, despedirme del sol y de los trigales…”             

            

                Miguel MORENO GONZÁLEZ        

                                                                      

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días Pedro muy Bonito tener todo Bueno con los maestro yo tuve una relación fabulosa y nos queríamos mucho

Aurora Ferrera Ruiz

Anónimo dijo...

Yo os daba el Principe de Asturias ahora mismo.
A. Acuña

Anónimo dijo...

Con buenos maestros bien se aprende y si aparte eres buen alumno. Tú enseñaras bien a los de más

Jesús López Moreno

Anónimo dijo...

👏👏👏... muyyyy bonita historia real, como siempre amigo.
José A. Álvarez G. de Guzmán

Anónimo dijo...

Qué decir del escrito, aparte de que como todos es magnífico, si el protagonista es casi tan cercano a mi como a ti, aunque coincidimos menos tiempo. Pera colmo aparezco en la foto final lo que me enorgullece. Un abrazo.
Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

Preciosos recuerdos y palabras!! Pasaron muchos compañeros por tu larga carrera profesional, yo estuve en tu última etapa. Fue un verdadero placer trabajar y estar a tu lado. Aprendí mucho de ti y contigo.Siempre en mi recuerdo, Miguel:

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