Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 12 de diciembre de 2013

Los vidrios de Cadalso ( II )


              Los vidrios de Cadalso. El transporte ( II )


Los arrieros o trajinantes que transportaban el vidrio de Cadalso eran normalmente jornaleros del campo y eventualmente pequeños propietarios que gracias a la venta del vidrio obtenían unos buenos ingresos, muy necesarios por otra parte ya que la agricultura les proporcionaba pocos ingresos por la baja productividad.

En la última época de la vida de los hornos de Cadalso, hablamos de finales del XIX a primeros del XX, se utilizó una camioneta para el transporte del vidrio. Los propietarios de este moderno medio de transporte era la familia Sáez que poseía un almacén de vidrios el Postigo de San Martín 3, lugar desde el que se distribuía las piezas a los diversos establecimientos dedicados a la venta.




Mucho antes, en 1592, un arriero llamado Bartolomé Galán se encargaba de llevar piezas de vidrio de Cadalso hasta el Monasterio de El Escorial, entre las piezas se encontraban unos alambiques de vidrio para contener y guardar las aguas que se sacan para su Majestad en este Monasterio, majestad que no era otro que el rey Felipe II.


Pero el gran mercado para la venta de vidrio de Cadalso siempre fue Madrid, lugar donde muchas veces los arrieros cadalseños encontraron serias dificultades para llevar a cabo sus ventas. El privilegio exclusivo de la venta de objetos de vidrio a los ciudadanos de Madrid pertenecía  al Gremio de Mercaderes de Vidrios y Vidriado. Debido a este privilegio los vendedores de vidrios de Cadalso tenían prohibida la venta, a excepción de los días de feria, que si podían hacerlo cerca de las ermitas de San Isidro y del Ángel, lugares donde se instalaban estas ferias. En la misma situación que los vendedores de Cadalso se encontraban los alfareros de Alcorcón y Alcalá de Henares.



A pesar de esta prohibición los arrieros-vendedores de vidrios de Cadalso nunca abandonaron este lucroso mercado de Madrid, y eso que en muchas ocasiones fueron tratados violentamente por los mercaderes del gremio y a veces confiscadas sus mercancías, teniendo que volver a Cadalso con los bolsillos vacíos.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

5 comentarios:

Anónimo dijo...

José Luis Villatoro

Vaya composición guapa............ Me imagino que, esa antigüedad, se fabricó en la fábrica de vidrios de Cadalso.....

Pedro Alfonso dijo...

Acertada imaginación.

Anónimo dijo...

Que pena perder las fábricas de vidrio. Hoy sería Cadalso un lugar de visita obligado para el turismo que llenaría las arcas de muchos.

Por qué Cadalso siempre se deja perder casi todo?

Anónimo dijo...

Solo tú haces sentir la vida en Cadalso de aquellos años con tanto sentimiento.

Me imagino a los cadalseños con sus mulas y el ajetreo de la fábrica.

Inés

Angela CM dijo...

Son unos quinqués muy bonitos, lástima que tuvieran tantas dificultades para pode venderlos en aquellos años.

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