Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Unas cestas de castañas y membrillos, unos amigos, grandes momentos.



Cada año con la llegada del colorido otoño las castañas comienzan a caer liberándose de los espinosos erizos donde se ha criado. Coincidiendo con los primeros días de noviembre se lleva a cabo la recolección de ese fruto tan nuestro y a la vez tan poco utilizada en la cocina tradicional cadalseña.



Este año por segunda vez, un grupo de amigos me acompañaron un ventoso y fresco día de otoño, era el día y el momento elegido para recoger las castañas, pero uno nunca sabe lo que le espera y mira tú por dónde este año eran pequeñas, bueno pequeñas no, yo diría que muy pequeñas, cosa que no se aprecia en las fotos, donde la magia de la fotografía consigue ofrecernos un imagen casi irreal.



Pero la ilusión de pasar un rato agradable y ameno nos hizo recorrer el suelo del castaño recogiendo las diminutas castañas y pasando un gran momento que como siempre vino cargado de risas y bromas.







Atrás dejamos el enorme castaño con sus ya hojas amarillentas, para dirigirnos a otro lugar no muy apartado de aquí, donde los membrillos crecen desde hace muchas décadas gracias al buen hacer de un gran personaje de la vida y el campo cadalseño.
 



Y fue aquí, donde estos oportunos e inexpertos recolectores más disfrutaron con esos grandes y jugosos membrillos, algunos de los cuales días más tarde se convertirían en la apreciada carne de membrillo.




Después nuestro destino fue el pinar, no para posar como parece que lo hagan estas dos modelos de anuncio del Corte Inglés de Goya, no.. nuestro propósito era buscar y encontrar níscalos, buscar los buscamos durante largo rato pero encontrarlos ya fue otra cosa, ni uno y eso que este año decían que estaba todo lleno, cosa que por otra parte debía ser cierto, pero….




Como lo de los níscalos no cuajó ni bien ni mal, decidimos volver al calor de la lumbre, del cordero asado y de ese té marroquí que amablemente Radjaa no preparó.
A los postres, que fueron buenos, llegó la charla, las anécdotas y la alegría por este día pasado junto a unos grandes amigos que desde hace años ya forman parte de nuestra vida y de nuestros mejores momentos.




Que cortas pueden ser los ocasiones cuando la verdad y la amistad fluye por todos los lados, pero también he de decir y vosotros lo sabéis, que estos momentos se repiten muy a menudo, tanto que nos proporcionan un estado de felicidad y buenas sensaciones gracias a las cuales nuestras vidas están cargadas de muchas más alegrías y optimismo.




Espero que esta costumbre se institucionalice, y así podamos sentir juntos cada año el otoño cadalseño y el calor de esta amistad, para que todos gocemos durante muchos años de nosotros, de nuestras maneras de ser y pensar y de todo aquello que nos hace diferentes pero que sirve para unir más los lazos del compañerismo y la  hermandad.




Al anochecer el calor del fuego contrastaba con el atardecer de Lancharrasa, mientras el sol comenzaba a caer camino de la noche en el silencio de los tiempos.
Besos y abrazos para todos.

Pedro y Merche
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Ya podíais haber traído alguna castaña a Becerril para haberlas hecho en la estufa. No pensáis en los amigos que no pudieron ir.



FELIZ NAVIDAD A TODOS. Besos

Mercedes

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