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jueves, 22 de abril de 2021

RAFAEL DE PAULA Y MORANTE DE LA PUEBLA, por Miguel Moreno.

 

RAFAEL DE PAULA Y MORANTE DE LA PUEBLA


Rafael de Paula y Morante de la Puebla


            Yo creo que el torero actual que le está echando más valor y sinceridad a este tiempo incierto en los principios éticos, en el toreo y en el virus sin corona es… ¡Morante de la Puebla! Se está mojando, dando la cara y diciendo las cosas como las siente, inclusive a los de su propio gremio; alejado -como los artistas auténticos- de lo político y socialmente correcto. ¡Bravo Morante!

            Si en estos tiempos de zozobra hubiera muchos Morantes, otro gallo cantaría al toreo y a ExEspaña. No fui muy partidario de él. Sus excentricidades no me parecían naturales, parecíame que le brotaban de algo preconcebido, no fruto de la naturalidad del artista. Su toreo tenía pellizco intermitente pero no brillaba hasta cegarte. Ese brillo del Paula ante el drama de la pena, de la soledad, del desencanto… Me alegré cuando el de La Puebla compró el despacho de Joselito “El Gallo” en una subasta sevillana y se lo llevó a su finca. Un día le vi sentado en la silla y apoyado en la mesa de José y… no me gustó. Había algo por allí que no encajaba, que no arrebataba. Sin arrebato no hay entusiasmo. Y sin entusiasmo no hay pasión…

           Paula y Morante


En noviembre de 2006 Morante convenció a Rafael de Paula para que le apoderara. Yo imaginé que esa relación sería de corto recorrido. Dos espíritus semejantes acaban repeliéndose, como lo hacen dos cargas eléctricas del mismo signo… Y así, tristemente, sucedió. No obstante, en aquellos escasos siete meses que estuvieron juntos, Rafael adiestró a José Antonio en la naturalidad: A tomar el capote mimándole con las yemas de los dedos y a presentar la muleta de frente, sujetando del centro el estoquillador con los dedos hacia abajo y el pulgar por encima del palo. Como si acariciara con la palma de la mano el rostro de una dama.

            Casi sin hablarle, sólo interpelándole con el silencioso lenguaje de la inspiración (así se comunican los amigos de verdad), el maestro le enseño a torear con sentimiento frente al mar. Y como Morante es listo, rápido ahondó en ello. Sus verónicas comenzaron a ser más de aleteo que de postura; incluso su andar se contagió del de Paula. Y sucedía que al rematar una serie de naturales salía en trance, como cojeando, ahogado, roto… Se desmadejaba, enamorado, en aquellos vaivenes trágicamente bellos. Eso empezó a ocurrirle por influjo de Rafael. Morante rompió a torear con “duende”, con agónico compás; descubrió, además, que la melancolía puede producirla el fracaso, pero también la gloria… Tal transformación nadie la glosó cuando para mí era de una evidencia meridiana. No supieron, o no pudieron verlo, porque hay cosas que a simple vista no se ven.

Rafael de Paula y Miguel en chalet de Rafael en La Jara. Sanlucar. 


            Rafael de Paula, su maestro y el mío, me descubrió el arte: “Te sientes ajeno a todo, instrumentas los pases con musicalidad y poesía (aunque hay toros capaces de acabar con cualquier poesía), pones el alma por encima de la inteligencia.” Una mañana me dijo por teléfono desde Sanlúcar: “Siento, Miguel, que usted sabe verme, que comprende mi toreo.” No lo sé, maestro, yo es que únicamente siento emociones cuando le veo a usted torear -le respondí-. “¡Pues eso!, usted y yo sentimos esto con arte. Yo sitúo el arte por delante de la técnica.” Y se calló. Por él Morante empezó a brillar, a abandonarse, a torear desde la emoción olvidándose del amaneramiento del principio. Morante ya es un torero y un hombre sincero dentro y fuera del ruedo del alma. ¡Cómo el Paula! O eso pienso yo… 

                                                                               Miguel MORENO GONZÁLEZ


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre docto Miguel, siempre docto.����������������
Luis C. Trijueque

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

Por todos los medios tratan
don Pablo y su camarilla,
y a sí mismos se retratan
y en sus proclamas relatan
hinque el toro la rodilla.

Anónimo dijo...

Gracias Miguè que escribes sobre mi persona con magna admiración.

Un amigo mío del barrio de Santiago ha recibido tus comentarios de este blog y mi los ha hecho llegar.

Sigues estando en forma Miguè después de tantos años.

Lo llevas innato en el corazón.

Rafael Soto Moreno

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