Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

domingo, 19 de mayo de 2019

El Pozo de la Nieve, entre Casillas y El Tiemblo



El Pozo de la Nieve. Reserva Natural del Valle de Iruelas




En pleno Valle de Iruelas y en la denominada Pradera del Pozo, entre los picos de Casillas y la Encinilla se encuentra esta construcción que si hoy es solamente un lugar de visita, no fue así en el pasado, cuando las gentes de El Tiemblo se encargaban de llenar el pozo con la nieve caída para luego tener durante la primavera y el verano el elemento que les servía para enfriar los alimentos y bebidas. Funciono hasta primeros del siglo XX y se sabe que su propietario era por entonces Don. Manuel Martín Delgado, el cual cobraba la arroba de nieve a tres reales. Al ser abandonado se fue deteriorando hasta terminar siendo unas pocas piedra, pero en el año 1998 fue totalmente restaurado, aunque posteriormente sufrió un incendio y hubo que volver a restaurar el techo de madera. Si quieres saber más, sólo tienes que ampliar la foto que tienes más abajo. El Pozo y su entorno se ha convertido en los últimos años en un lugar muy  visitado y por lo tanto expuesto al deterioro, es por esto que todos debemos colaborar para su buen estado, procurando no destruir nada, apagar bien la lumbre que encendamos en su interior y recogiendo toda la basura antes de nuestro regreso, sólo así todos podremos disfrutar de este bello y apacible lugar.

Cartel informativo. Pincha para ampliar y leer.


Fachada principal.

El refugio con chimenea anexo al Pozo

Exterior del pozo

Por una escalera se accedía al fondo

Interior del pozo


El edificio del Pozo de la Nieve y el Cerro de la Encinilla al fondo.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante. No lo conocía

María Consuelo Lajara

Pedro Alfonso dijo...

Gracias M. Consuelo, el pozo es un lugar digno de visitar y se tarda muy poco en llegar.

Anónimo dijo...

Pedro pero en verano había nieve en el pozo

Ana Diaz

Pedro Alfonso dijo...

No, para que el pozo tenga nieve habría que llenarle con dicha nieve, así lo hacían antes en invierno para luego tener nieve en primavera-verano.

Anónimo dijo...

Solo he estado un vez y me gusto mucho, un buen lugar para relajarse.

Mariano

Pedro Alfonso dijo...

Lo es Mariano. Algunas noches he pasado dentro y fuera, y ver amanecer desde ahí es una experiencia maravillosa. Hace años que no lo hago.

Anónimo dijo...

No lo vi el miercoles dese arriba foto desde el avion.

Luis Robles Morillas

Anónimo dijo...

Parece que has montado un puesto de refrescos.

Ricardo Fernández del Blanco

Pedro Alfonso dijo...

No sería mala idea, pero sin nieve no se puede enfriar los refrescos y nieva ya tan poco....

Anónimo dijo...

Pues cargas una nevera portátil llena de hielo en la mochila y arreglado.

Ricardo Fernández del Blanco


Pedro Alfonso dijo...

Venga, la próxima vez ya estará la nevera portátil en el pozo y te invito. Te lo mereces......creo.

Anónimo dijo...

Cuando viví en Piedralaves oí hablar de otro similar en su sierra.

Alicia Jiménez Mínguez

Pedro Alfonso dijo...

Si, una vez pasé junto a él, está subiendo a la Serradilla. Sólo son unas paredes de piedra.

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

EL POZO DE LA NIEVE DEL EMPERADOR

Retirado el César Carlos,
a la soledad de Yuste,
le llevaban nieve en carros
atravesando los páramos
para conservar sus dulces.


EL ÁGUILA DEL REY

Fue un águila capturada
por don Felipe Segundo,
el Señor de medio mundo
por su mano gobernada.
Y el águila fue entregada
a su pintor Juan Pantoja,
que la pintó ave coja,
y a partir de aquel instante
la España de alba radiante
se columpió en cuerda floja.


MI BARCO SURTO EN EL PUERTO

Mi barco surto en el puerto,
lo aprovisiono de carga
para travesía larga
de un mar sobre un desierto.
Presente y futuro incierto
sobre la España se cierne,
y como español concierne
ser grumete y marinero
y no holgazán pasajero
que ni crea ni discierne.

Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho

Anónimo dijo...

¡Muy interesante!

Miguel Revuelta de Guzman

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