Un atardecer cualquiera abandonas la calle de la Iglesia y por las escaleras entras en lo que siempre se llamó el cementerio de la iglesia. Este lugar durante muchos años fue lugar de enterramiento de los fallecidos en Cadalso, luego se abandonó pero el nombre continuó hasta pasado muchos años, tal vez los ochenta, hoy apenas nos referimos a este lugar como cementerio.
Hoy el suelo empedrado y algunos asientos de piedra hacen que el lugar sea un espacio atrayente para relajarse y observar esas bolas herrerianas que lo envuelven, así como la iglesia que a medida que la tarde y el sol cae, va adquiriendo distintas tonalidades de colores que la dan un aire mágico.
Solo unos metros más abajo el bullicio de la calle y la gente sigue la vida pero aquí parece que el tiempo se haya detenido y os puedo asegurar que a pesar de la cercanía el silencio es casi total y la poca gente que por aquí pasa hacen que sea, al menos para mi, un lugar donde recrearse en el tiempo y en los recuerdos de Cadalso.
El gran poeta Gustavo Adolfo Bécquer decía…”la soledad es hermosa cuando se tiene alguien a quien decírselo” y esto precisamente es lo que intento deciros en este momento porque esta soledad hermosa se puede tener en muchos lugares de Cadalso entre los que se encuentra el cementerio de la iglesia.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
1 comentario:
Como me han gustado las fotos Un cadalseño
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